Capítulo 15

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Y ASÍ EMPEZÓ NUESTRA ENAMISTAD

AH. SÍ... TAMBIÉN UNAS PALOMAS ASESINAS CASI SE COMEN AL CAMPAMENTO ENTERO


Chele

Estaba cabreada con Percy.

Con Percy, con la rubia, con Clarisse, con Tántalo, con el Señor D... Creo que con los únicos que no estaba encabronada eran Will Solace, Charles Beckendorf, Lou Ellen, Zack Hamilton y Tyson.

Calma, Chele... Ponte a contar... 1... 2... 3... 4...







































































Durante estos días había estado visitando la cabaña de Poseidón por las noches tanto por culpa de las pesadillas como de los truenos y relámpagos. Percy se había dejado la ventana abierta para que yo solo tuviera que entrar, cerrarla y meterme en su cama. Por algún extraño motivo, cuando estaba en ese lugar, desaparecían los sueños en los que Thalía se removía en agonía mientras gemía y gruñía del dolor. Podía dormir tranquila mientras aspiraba el olor a brisa marina, sal, arena y galletas de chocolate con chispas de color azul.

También había congeniado muy bien con el pequeño cíclope. Me recordaba mucho a mi primo lejano, el canadiense, Miller. Ambos eran altos, rechonchitos y tenían cara de bebé. Solo que Tyson no se atragantaba con la comida cada dos segundos.

Solo Beckendorf, Percy y yo le hablábamos al pobre Tyson. La gran mayoría de los campistas lo rehuían o les repugnaba su presencia (como era el caso de la rubia). Eso me enojaba mucho, así que me había ofrecido a ser la instructora del cíclope para todas las materias.

Durante el tiempo que pasé en el campamento, me había vuelto una experta en cada materia. Solía impartirle a los novatos las lecciones de esgrima, tiro con arco, carreras de obstáculos, escaladas y demás aparte de las de historia, mitología y griego antiguo que ya llevaba a cabo. Ahora no lo hacía mucho debido a los patrullajes de frontera, pero me esforzaba por mantener el horario académico. Le había agarrado el gusto a esto de impartir clases como una maestra, aunque me estaba sobresaturando de responsabilidades y de trabajo.

Así que, bueno, Beckendorf y yo le estábamos enseñando a Tyson a moldear el metal; ya que, al ser un cíclope, la mecánica y toda esa talla se le daba de las mil maravillas, como si lo llevara en la sangre. Entonces escuché no muy lejos cómo un grupo de campistas se estaban burlando de Percy por ser «el pobre idiota que tenía a un monstruo horrible por hermano». Me detuve y caminé en su dirección para defender a mi mejor amigo cuando escuché algo que me decepcionó y me enojó en iguales proporciones:

-¡No es mi hermano de verdad! Es más bien un hermanastro del lado monstruoso de la familia, como un hermanastro de segundo grado... o algo así.

-¡Perseus Jackson!-Lo llamé furiosa mientras caminaba hacia él y vi cómo daba un respingo del susto-Retira lo que has dicho ahora mismo. Tyson es tu hermano y por mucho que intentes negarlo no va a cambiar ese hecho.

-¡Pero...!

-¡¡Que me hagas caso, maldito malagradecido!! ¡¡Retira lo que has dicho ahora mismo!!-Interrumpí su réplica, pisoteando el suelo y resquebrajándolo un poco.

Chele y los dioses del Olimpo (Percy Jackson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora