Extra #1

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Este capítulo es para ti, el-pelo_de_Annabeth. Tú lo has pedido y aki te lo traigo.

 

TV HEFESTO LES PRESENTA: “LA TRAMPA QUE NO ERA PARA SEMIDIOSES”


 

La tensión era tan finita como uno de los pelitos que se te caen cuando te peinas y se te quedan trabados en el peine o en el cepillo. Esto se debía a que Poseidón y Zeus habían sido recluidos en la sala de los tronos del Olimpo a petición (más bien orden) de Hestia ya que «Si cada uno regresa a sus dominios, van a crear catástrofes aún peores y más potentes. Y ya no necesitamos más mortales muertos. Además de que me voy a chivar con mamá». Se le podría decir que estaban en arresto domiciliario al igual que Ant-Man en la segunda película.

Zeus estaba impaciente por matar a Perseus Jackson, el ladrón de su rayo maestro; pero no podía hacer de las suyas si su hermana Hestia lo mantenía vigilado desde la hoguera que ardía en medio de todos los tronos, brindándole cierta calidez al lugar. Poseidón por su parte se encontraba ansioso por cómo estaría su hijo, sabiendo que no tendría una muy buena compañía ya que andaba junto a una hija de Atenea y una hija de Heracles.

Los demás dioses olímpicos preferían evitar la sala de los tronos porque, sinceramente, les parecía un fastidio tener que lidiar con los malhumorados señores del cielo y del mar. Eran peor que un viejo matrimonio camino al divorcio. Solo Atenea, Hera, Deméter, Hermes, Hefesto y Ares podían tolerarlos en cierta medida.

Pero cierto día de junio la TV Hefesto apareció en medio de la sala, una pantalla plana dorada de ochenta metros de altura y ciento cuarenta de largo, apto para cuando los dioses adoptaban sus formas gigantescas. Todos los presentes (Hermes, quien había ido a entregarle un mensaje a su hermana la lista; Atenea, quien había ido a intentar hacer que su padre pensara con la mente fría; Deméter, quien había ido a visitar a su familia junto a su hija Perséfone; Dioniso, quien estaba allí aprovechando la chance de poder escaparse del horrendo campamento de mocosos mestizos; Hefesto, quien miraba la pantalla con extrañeza; Hestia, que quería volver a echarle un ojo a sus hermanos por si se caían a palo mientras ella estaba en el Campamento Mestizo, y evidentemente Zeus y Poseidón) miraron la tele. En esta apareció el símbolo distintivo del canal de TV Hefesto mientras recitaba una cuenta atrás. Muchos ya sospechaban de qué se trataba ese asunto: el malhumorado dios de la fragua tratando de enseñarles los trapos sucios de su mujer por enésima vez en todos esos milenios.

Hermes envió un mensaje a Apolo por su móvil, avisándole que se iba a armar una buena y que trajera palomitas. El dios del sol no tardó en hacer acto de presencia. Apareció en un resplandor dorado y se quitó las gafas de sol.

—¿Me he perdido de algo, coleguis?—Se acercó a Hermes mientras miraba la tele gigante.

—Por poco llegas tarde. Solo faltan veinte segundos para que el nuevo trapo sucio de Dita salga por emisión estelar.

—¿El nuevo trapo sucio de quién?—Afrodita apareció en su trono como si nada, sorprendiéndolos a todos porque la estrella del espectáculo no estaba en donde debería estar.

Hefesto miró de ella a la TV y viceversa, sin comprender qué changos estaba pasando aquí.
 

  «Dos, uno, ¡cero!»
 

En la pantalla apareció una imagen de agua propulsada con mucha fuerza como si fuera un río con mucho caudal y se oyeron gritos de niños. Poseidón y Zeus palidecieron al ver quiénes eran los dueños de esas exclamaciones. La siguiente escena era de Percy abrochándole el cinturón a Celeste mientras ambos gritaban, uno por miedo y la otra por emoción.

Chele y los dioses del Olimpo (Percy Jackson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora