OCUPO UN ASIENTO DE ALTO VOLTAJE Y MIS PADRES SE LÍAN LA MANTA A LA CABEZA
Percy
El portero había desaparecido del vestíbulo. Su libro yacía boca abajo sobre el mostrador y su silla estaba vacía. El resto del vestíbulo, sin embargo, se encontraba abarrotado de campistas, cazadoras y sátiros heridos. Y no quería ni imaginarme cómo estarían en el piso 600.
Connor y Travis Stoll, de la cabaña de Hermes, se nos acercaron junto a los ascensores.
—¿Es cierto lo de Silena?—Preguntó Connor.
Asentí.
—Ha tenido una muerte heroica.
Travis se removió incómodo.
—Eh, también he oído…
—Nada más. Fin de la historia—Insistí.
—Vale—Masculló Travis—Escucha, suponemos que el ejército del titán tendrá problemas para subir en ascensor. Tendrán que hacerlo por turnos. Y los gigantes no cabrán ni en broma.
—Ahí está nuestra mayor ventaja. ¿Hay alguna manera de inutilizar el ascensor?
—Es mágico. Normalmente, hace falta una tarjeta magnética, pero el portero se ha esfumado y Chele está en el Olimpo, pero no responde a nuestros mensajes. Lo cual significa que nuestras defensas se desmoronan. Ahora cualquiera puede meterse en el ascensor y subir directamente sin necesidad de llaves mágicas.
Me preocupaba mucho el hecho de que Chele no respondiera a su celular, pero debía mostrarme seguro. Un líder no debía mostrarse inseguro o los demás no confiarían en él. Así que le dije:
—Tenemos que mantenerlos alejados de las puertas. Y en todo caso, estrangularemos su avance en el vestíbulo.
—Necesitamos refuerzos—Repuso Travis—Ellos no pararán de enviar fuerzas. Y al final terminarán arrollándonos.
—No tenemos refuerzos—Se quejó Connor.
Miré a la Señorita O’Leary, que me esperaba fuera, pegada a las puertas de cristal, empañándolas con su aliento y llenándolas de babas.
—Eso tal vez no sea del todo cierto.
Salí de nuevo y le acaricié el hocico a mi mascota. Quirón le había vendado la pezuña, pero ella seguía cojeando. Tenía el pelaje salpicado de barro, hojas, porciones de pizza y sangre reseca de monstruo.
—Eh, chica—Dije, procurando sonar animoso—Ya sé que estás cansada, pero tengo que pedirte otro gran favor.
Me acerqué a su oreja y le susurré unas palabras.
«Deprimente» no suele ser un adjetivo muy adecuado para describir el monte Olimpo, pero así era el aspecto que presentaba ahora. No se veía fuego en los braseros ni luz en las ventanas. Las calles estaban desiertas; las puertas de la mayoría de las casas, atrancadas.
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Chele y los dioses del Olimpo (Percy Jackson)
RastgeleDISCLAIMER: Aunque no creo que sea necesario... Pero, bueno. Evidentemente el mundo y muchos de los personajes que se presentan en la historia no son míos sino del tío Rick. WARNING: Tiene spoilers de absolutamente todos los libros en los que aparec...