Capítulo 5

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Capítulo 5.

Benson.

Llevo tres días intentando comunicarme con Raven, tres días en los que ella no ve mis mensajes y recibe mis llamadas y empiezo a preocuparme.

Intento llamarla por quincuagésima vez, pero suena y suena y nadie atiende la llamada. Esto empieza a frustrarme.

—Hey Ben, ¿todavía no te contesta tu chica? —Me interroga uno de mis compañeros de cuarto cuando sale del baño.

—No —Suelto en un bufido.

—Tranquilo bro, tal vez solo quiere un poco de espacio, así de complicadas son las chicas —Intenta tranquilizarme.

Pero Raven no es como las otras chicas. Quisiera decirle, pero no lo hago.

Ella no es así, no desaparecería de la nada, no ignoraría mis mensajes, si ella tiene algún problema siempre lo habla conmigo, no se calla las cosas, lo dice, y por eso su silencio me perturba.

Estoy a punto de intentar llamarla otra vez cuando mi teléfono empieza a vibrar anunciando una llamada.

Mi corazón se acelera al pensar que podría ser Raven, pero me decepciono cuando leo el nombre de mi madre en la pantalla.

—Hola mamá.

—Benson, que bueno que contestas, hay algo importante que quiero decirte —Su tono nervioso me asusta, y por un momento se me pasa por la cabeza que algo le pasó a Raven, poniéndome los pelos de punta.

—¿Qué pasó?

—Tú... novia, y la sirvienta esa se robaron todas mis joyas y escaparon juntas.

Ante sus palabras quedo mudo, no podemos estar hablando de las mismas personas.

—¿Qué? ¿Estás segura de eso? ¿Tienes pruebas? No puedes inculpar a alguien de esa forma.

—Fueron ellas, se escaparon hace tres días, pensé que era un error, que ellas solo habían salido a dar una vuelta, que habían cambiado mis joyas de lugar, pero es demasiado obvio hijo.

No, me niego a creer que Raven haya hecho algo así, ella sería incapaz de tocar las cosas de los demás, ella... ella no se iría.

Esto tiene que ser un error, un maldito error.

—Voy a ir para allá —Le aviso a mi madre poniéndome de pies.

—No tienes que hacerlo, tu hermano ya está viniendo para acá, él se va a encargar de todo, tú solo concéntrate en tus estudios.

—Pero Raven...

—No entiendo porque te preocupas por esa chica, ha dejado claro que no le interesas, se ha ido y ni si quiera te llamó, ¿O lo hizo? —Me quedo en silencio y eso es suficiente respuesta para ella —Pero si tanto te importa, no te preocupes, no voy a poner una denuncia en su contra, al fin y al cabo, solo eran joyas y ellas ya no están aquí.

—Ella no pudo haber hecho eso, ella no escaparía mamá.

Que creamos conocer a una persona no significa que lo hagamos cariño, te advertí que no le importabas, te dije que era solo una interesada y no me creíste, pero he aquí las pruebas, solo tuviste que irte por un mes para que ella desapareciera, no le...

Cuelgo la llamada dejándola con la palabra en la bosa, cada una de sus palabras me duelen, pero me niego a creerlas, yo conozco a Raven como a nadie, no pudo haberme dejado.

Porque lo que más me duele no es creer que fue capaz de robarle a mi madre, sino que fue capaz de irse sin decirme nada, rompiendo nuestra promesa.

Desesperado intento llamarla de nuevo, una, dos, tres, cuatro, cinco veces y nada. Entro a sus redes y todas ellas han sido eliminadas. Mierda, ¿Cómo no lo noté?

Tiro el teléfono al otro lado de la habitación sin importarme que se rompa, me paso las manos por la cara intentando buscar respuestas, pero lo único que se me ocurre es buscarla, porque solo voy a creer todo esto cuando ella me lo diga en la cara.

Raven.

Un día después.

He tenido que llegar al punto de bloquear el número de Benson, al parecer no bastó con eliminar mis redes e ignorarlo, pero lo entiendo, seguro está confundido, sin saber la razón del porque de la nada he decidido ignorarlo.

Esto está siendo más duro de lo que pensé. Los síntomas del embarazo han empeorado, ahora cualquier olor me da nauseas, vomito todo lo que como, si es que puedo llegar a comerlo, los dolores de espalda son insoportables, me mareo de la nada y estuve a punto de caerme en el baño.

Gina dice que es normal, pero esto no me pasaba cuando estaba en la mansión, los síntomas eran leves, pero ella dice que todo puede ser producto del estrés que he estado sufriendo estos días.

Creo que he entrado en depresión. Lo único que he hecho en estos últimos días ha sido estar acostada llorando, intentar comer algo y no terminar vomitando, bañarme y volver a lanzarme a la cama para llorar aun más.

En eso se resume mi vida últimamente.

Escucho como Gina toca la puerta antes de entrar, me encuentra acurrucada en mi cama.

—¿Hoy tampoco vas a levantarte? —Cuestiona, pero no contesto, a lo que ella se acerca hasta quedar frente a la cama —Si sigues así vas a enfermarte y eso podría afectar al bebé, incluso ya lo hace, el que te la pases deprimida le hace daño.

—No tengo ánimos para levantarme.

—Tampoco has comido nada hoy, salí a la tienda y te traje algunas cosas, deberías ir y comer un poco.

Gracias Gina, pero no tengo hambre ahora.

Ella exhala con fuerza antes de tirar la manta a un lado, dejándome descubierta.

—Ahora mismo vas a levantarte, vas a comer algo y luego vamos a salir a caminar un rato —Demanda y estoy a punto de negarme, pero ella agrega —Y no es una invitación que puedes rechazar, así que levántate de esa cama si no quieres que te saque yo.

Ok, está enojada. Y con razón.

A regañadientes me pongo de pies y ella me conduce hasta la cocina, donde se pone a cocinar algo para las dos. Me obligo a comer, más que por mí lo hago por mi bebé, porque lo que dice Gina es verdad, todo esto puede estar afectándolo y no es un riesgo que quiero sufrir.

Perdon gente, casi se me olvida publicar hoy jaja

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