Capítulo 57

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Capítulo 57

Raven.

—Déjala tranquila —Le advierte Esteban a María, y yo no puedo estar más confundida.

—Pero si no la estoy molestando, ¿cierto, linda?

—¿Qué quieres decir con eso de aquí todos te conocen? —Inquiero ignorando su pregunta. Desvío la mirada de María a Esteban varias veces, con una gran expresión de confusión adornando mi rostro.

—Oh, ¿no has escuchado nada? —Ella frunce el entrecejo pareciendo desconcertada, pero no sé por qué siento que su expresión no es genuina.

—De haber escuchado algo no te estaría preguntando, ¿No lo crees? —Suelto con más brusquedad de la que planeé.

Mis palabras, por alguna extraña razón, la hacen sonreír. Durante unos segundos solo se dedica a observarme de manera petulante sin borrar la sonrisa, para posteriormente dirigir su vista hacia el hombre sentado a mi lado.

—Tiene carácter —Dice señalándome. Mi atención viaja hasta Esteban en busca de una respuesta a todo esto, porque tengo él presentimiento de que él sabe algo que yo no, al igual que María, pero el susodicho no se digna en devolverme la mirada. María vuelve a posar sus ojos en mí —Me pregunto si... ese carácter fue lo que le consiguió un puesto en esta empresa.

María —El tono de advertencia en la voz de Esteban no pasa de ser percibido, pero a ella parece darle exactamente igual.

—¿A qué te refieres? —Me atrevo a preguntar, todavía sin entender muy bien de qué va todo esto.

—¡Chica!, no tienes que fingir conmigo —Estira su mano para dar un leve golpe en mi hombro, como si fuéramos amigas de toda la vida —Aquí todos sabemos de tu cercana relación con el señor Lárazo, queda muy claro la manera en la que conseguiste trabajar aquí.

Mi boca se abre mientras mi ceño se frunce completamente, confundida con sus palabras e indignada al mismo nivel. ¿Ella está insinuando que...? "No, debo haber entendido mal", trato de decirme, aunque en el fondo sé exactamente a lo que ella se refiere.

Suelto una pequeña risa tensa sin nada de gracia —¿Qué...?

—La verdad es que te envidio un poco, yo también quisiera salir con el hijo del dueño de una empresa como esta —Continua mientras observa su alrededor.

María sigue hablando, pero mis oídos deciden dejar de escucharla cuando me vuelvo hacia Esteban en busca de una respuesta de su parte, pero nuevamente este no me mira, permanece con los ojos cerrados mientras sus dedos índice y pulgar sostienen su tabique.

Genial.

Decido que ya he aguantado suficiente, así que me pongo de pies de forma brusca y empiezo a alejarme de aquella mesa, dejando a María con la palabra en la boca. Mientras atravieso el comedor no puedo pasar por alto como todos posan su mirada en mí y guardan silencio, y me pregunto si siempre ha sido así.

Escucho a Esteban llamarme y pedirme que me detenga, pero lo ignoro aumentando la velocidad de mis pasos sin querer que me alcance, sintiéndome enojada con él, por alguna extraña razón.

Camino enfurecida por los pasillos mientras Esteban sigue persiguiéndome, y para mi mala suerte logra alcanzarme y posicionarse delante de mí, obligándome a detenerme.

—¡¿Qué quieres?! —Alzo un poco la voz, y agradezco que no haya nadie en el pasillo para presenciarlo.

—Solo quiero hablar contigo, tranquila.

Una sonrisa sínica se forma en mis labios mientras cruzo los brazos sobre mi pecho —Ahora sí quieres hablar, ¿No?

—Mira, no le hagas caso a María, ella solo se dedica a esparcir chismes y...

—¿Me vas a decir que lo que dijo sobre que todos piensan que salgo con Nolan es mentira? —Lo interrumpo.

Él desvía la mirada y no contesta, y su silencio es una clara respuesta para mí. Suelto un suspiro y descruzo los brazos, sintiéndome derrotada en una pelea que ni si quiera sabía que se estaba llevando a cabo.

—¿Desde cuándo lo sabías? —Inquiero.

—¿Qué cosa?

—Que todos hablan de mí —Aclaro.

—Raven...

—Quiero saberlo.

Él exhala todo el aire de sus pulmones mientras se pasa las manos por la cara.

—No lo sé, lo escuché hace poco.

Una punzada de dolor se instala en mi pecho.

—¿Qué más dicen de mí?

Él me observa por unos segundos, la duda clara en sus ojos, pero al final da el brazo a torcer.

—Todos saben que la niña de las fotos que hay en internet es tu hija —Confiesa y me tenso de inmediato —Creen lo que dice la prensa, que también es hija de Lárazo, y que fue producto de una aventura contigo.

A pesar de las horribles ganas de vomitar que me dan al escuchar todo esto, me atrevo a preguntar —¿Qué más dicen?

—Que te aprovechaste de tu cercanía con Lázaro para conseguir trabajo aquí, y que usas a tu hija para acercarte de nuevo a él —Continua —Todos los ven llegar e irse juntos, salir a comer juntos, pasas horas con él en su oficina...

Para este punto ya tengo el estómago totalmente revuelo y unas ganas enormes de llorar. No pensé que la gente aquí pensara así de mí todo este tiempo. Nunca cuestioné la razón por la que nadie se atrevía a hablarme, pero tampoco llegué a pensar que sería por esto.

Un remolino de emociones me avasalla por dentro, estoy enojada, pero también decepcionada, y al mismo tiempo avergonzada.

—Lo siento —Dice Esteban.

No me atrevo a mirarlo a la cara, tampoco digo nada cuando lo esquivo y empiezo a alejarme de él con paso rápido. Esta vez no me sigue, lo que agradezco profundamente.

Subo las escaleras casi corriendo y mientras voy subiendo mi furia va aumentando. Llego hasta el piso donde se encuentra la oficina de Nolan y no me detengo a tocar, la abro abruptamente y me adentro en la estancia para luego cerrar de un portazo.

Nolan, quien se encuentra sentado frente a su escritorio, me observa como si tuviera tres cabezas.

—¿Por qué entras así? —Pregunta con serenidad, dejando los documentos que estaba revisando a un lado.

—Estás enterado de lo que la gente en la empresa dice de mí, ¿no es así? —Más que una pregunta es una afirmación, porque me parece imposible que él no lo sepa.

—¿Quién te lo ha dicho? —Su pregunta solo confirma mis sospechas. Él ya lo sabía.

—¿Por qué no me lo dijiste?

—¿Para qué iba a hacerlo? Son solo rumores.

—¡Es de mí de quien hablan!

—De mí también lo hacen.

—¡Pero soy yo la que queda mal! —Exploto —¿Crees que ellos se atreverán a decir algo malo de ti? ¡Eres su jefe! claro que no lo harán. A ti solo te nombran, pero es a mí a quien llaman aprovechada.

Él analiza mis palabras por un par de segundos, pareciendo encontrar algo de razón en ellas.

—Dime quien te ha dicho algo y lo despediré —Me exige poniéndose de pies y acercándose.

—Nolan, todos hablan de mí, ¿vas a despedirlos a todo?

—Lo haré si esto te deja tranquila.

—Pero esa no es la solución.

—¿Entonces cuál es? ¿Qué quieres que haga? Dímelo.

—No lo sé.

Nunca imaginé que estaría en boca de todo el mundo, y algo me dice que esta no será la única vez.

NA: Volví, ¿me olvidaron?

Aquí seguimos, luchando contra el bloqueo.

Voten, se me cuidan y recen para que nos leamos pronto.

RECUÉRDAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora