Capítulo 75 (parte 1)

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Capítulo 75

Benson.

Tenía dudas sobre si el tipo que hablaba con Raven en la entrada era el mismo con el que había tenido la cita hace días, pero en cuanto lo escuché preguntarle si se había enfermado después de eso, no me quedaron dudas.

Por eso no pude evitar el impulso de quitarme la camisa e ir a donde ellos estaban, fue algo estúpido, lo sé, pero quería que malinterpretara la situación, y solo para asegurarme de que captara la señal, le dejé en claro que soy el padre de Lyra.

Quizás haya sido demasiado, no sé si ese hombre sea capaz de guardar el secreto o termine vendiendo la noticia a alguna revista mediocre, pero no pude controlarme, las palabras simplemente salieron de mi boca con naturalidad, quizás en un intento de hacerle saber que no era un simple conocido de Raven, por si la desnudez de mi pecho no fue suficiente señal.

No tengo miedo de él, tengo la esperanza de que, cuando le confiese a Raven lo que siento (más bien lo que nunca dejé de sentir) ella va a elegirme a mí, pero aún así no puedo evitar sentirme celoso al saber que, mientras tanto, debo compartir su atención con él o con cualquier otro hombre que intente cortejarla.

Porque puedo estar muriendo ahogado en los celos, pero nunca le prohibiría ver o hablar con otra persona, mucho menos cuando no somos más que amigos.

Maldita sea, debo encontrar el momento para hablar con ella lo antes posible.

Iba a hacerlo anoche, cuando desperté al sentir sus dedos jugar con mi cabello sentí unas ganas terribles de confesárselo ahí mismo, pero sabía que no era el momento, por lo que mordí la lengua y me dediqué a disfrutar de sus caricias.

Luego iba a hacerlo en la cocina, cuando la tenía tan cerca de mí que la fragancia de su champú era el único olor que podía captar, pero entonces las palabras no aparecieron, mi mente se bloqueó y lo único que pude hacer fue acercarme e intentar besarla, y sé que ella me hubiese correspondido el beso de no ser por el maldito timbre.

Y ahora, al verla cruzada de brazos dedicándome una mala mirada sé que no es el momento.

Solo espero que ese momento llegue pronto, no sé cuanto tiempo más podré soportar estar indiferente a ella cuando lo único que quiero hacer es estampar mis labios contra los suyos.

Ojalá pueda controlarme, aunque lo dudo.

Raven.

—¿Qué fue eso, Benson? —Le pregunto una vez estamos solos nuevamente —¿Y qué rayos haces sin camisa?

Él se mira el abdomen como si acabara de recordar que está desnudo de la cintura para arriba. Por mi parte yo he estado consciente de eso en todo momento. Es difícil no notarlo.

—La tela estaba rozando mi quemadura, así que me la quité para que no me moleste —Explica con tranquilidad.

Es entonces cuando noto que ahora hay una pequeña marca enrojecida allí donde cayó la sopa. Exasperada, suelto una profunda exhalación antes de empezar a caminar hacia mi habitación.

—Ven, creo que tengo una crema para las quemaduras en mi baño.

Él empieza a seguirme sin rechistar y una vez en el baño le pido que se siente sobre el váter mientras busco la crema.

—No debiste salir a buscarme, estaba a punto de pedirle a Esteban que se fuera —Digo encontrando por fin lo que buscaba y acercándome a él con la intención de ponérsela yo misma. Tengo que ponerme en cuclillas para poder alcanzar el lugar sin que mi espalda sufra en el proceso.

—Bueno, estabas tardando mucho, ¿tanto te molesta que los haya interrumpido? —Se acomoda mejor en su lugar, permitiéndome localizar la zona afectada.

—No me molesta, ya te dije que iba pedirle que se vaya —Abro el frasco, pongo un poco de loción en mis dedos y empiezo a esparcirlo por su piel.

—¿Qué hacía él aquí, en primer lugar? ¿No se supone que solo son compañeros de trabajo?

Levanto mi mirada hacia él un momento, repentinamente enojada.

—Vino porque se enteró que estaba enferma y quiso saber cómo estaba —Aclaro y ejerzo un poco más fuerza de la necesaria al frotar su abdomen. Él parece ni si quiera notarlo.

—Pudo esperar a que volvieras al trabajo, no entiendo el desespero.

Sopeso la idea de confesarle que Nolan le pidió que viniera, pero decido no hacerlo, por lo que me limito a decir:

—Compró algunos medicamentos para mí, vino a entregármelos.

—Yo te los hubiera comprado si me lo pedias, él no tenía por qué hacerlo.

—Yo no se lo pedí.

—¿Entonces por qué lo hizo? —La furia es evidente en su tono de voz, pero no me dejo intimidar por eso.

—Se llama ser amable, Benson, por si no lo sabías.

—¿Estás segura de que solo está siendo amable?

—¿Y eso por qué te molesta?

—Yo... es que... —Intenta hablar, pero las palabras se atascan en su garganta, por lo que veo. Termina por soltar un suspiro y niega con la cabeza para sí mismo.

—¿Tú qué, Benson? —Insisto con la esperanza de que admita que está celoso, pero él es demasiado orgulloso como para decirlo en voz alta y yo soy demasiado tonta como para esperar que lo hiciera.

Esta definitivamente es la conversación más absurda que he tenido en mi vida. Dejo la crema a un lado y empiezo a levantarme para alejarme de él, pero antes de que pueda ponerme totalmente de pie me sujeta del antebrazo y hala de mí con fuerza, haciendo que caiga sentada en sus piernas.

Ni si quiera me permite reaccionar, en menos de cinco segundos tengo sus labios contra los míos presionándose con fuerza y no me aparto, ¿cómo podría hacerlo si es algo que he estado esperando toda la mañana?

Sus labios chupan los míos con desesperación hasta que por fin entreabro la boca, dándole paso a que su lengua se reúna con la mía. Mis manos se deslizan por todo su pecho hasta llegar a su cuello y me sujeto de él con firmeza en un intento de profundizar aún más nuestro beso, si es que se puede.

Por su parte, sus manos empiezan a vagar por todo mi cuerpo sin querer privarse en un solo lugar, haciendo que mi vientre cosquillee con miles de sensaciones.

Este beso no es igual al que compartimos hace días, de algún modo es diferente; muchísimo más intenso, placentero y feroz, si es que es posible.

Él parece querer devorarme, y no es el único, pero ambos nos vemos en la obligación de separarnos en busca de aire, aunque la distancia no perdura por mucho tiempo, ya que, en cuanto nuestros pulmones tienen el oxígeno necesario, nuestros labios se vuelven a fundir con más hambre que antes.

Una de sus manos sujeta mi cadera con firmeza cuando empiezo a balancearme sobre él en busca de que la fricción aumente el placer, y lo logro. Lo que en un principio se sentía solo como un leve cosquilleo empieza a verse como un orgasmo formándose dentro de mí, y el bulto en sus pantalones me deja saber que él siente lo mismo.

Cuando volvemos a separarnos él toma el dobladillo de mi camiseta y tira de ella para sacarla de mi cuerpo, dejándome solo con el sostén en la parte de arriba. Su mano libre se apresura a acariciar uno de mis pechos por encima de la tela, logrando que un leve gemido brote de mi garganta, y antes de que otro sonido igual vuelva a salir de mí vuelvo a unir nuestros labios.

Él me obliga a rodear su cintura con mis piernas antes de ponerse de pies, y sin dejar de besarme sale del baño y nos conduce con torpeza hacia la cama. Me deposita sin cuidado sobre esta y de inmediato lo tengo sobre mí, entre mis piernas, mi falda enrollándose en mi cintura.

Sus labios abandonan los míos para empezar un viaje por mi mandíbula, clavícula y cuello, hasta llegar a mi oreja.

—Llevo toda la mañana deseando hacerte esto —Susurra con la voz ronca. Su aliento caliente choca con mi piel haciéndome estremecer.

NA: Recuerden votar antes de ir al siguiente capítulo (se subirá 15 minutos después de este). 

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