Capítulo 11

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Capítulo 11

Raven. Un año después.

—Ya me voy Gina, Lyra está dormida pero no tarda en despertar, no ha comido hoy así que se levantará con hambre, recuerda que ella no...

—No le gusta la leche fría, por eso hay que calentarla antes de dársela —Termina por mí saliendo de la cocina.

—Exacto, y nada de...

—Nada de meter el tetero al microondas, el plástico puede hacerle daño. Lo sé.

—Sí, y recuerda que...

—Es alérgica a las uvas, mantenla alejada de ellas. ¿Algo que no sepa ya?

Sonrío exhalando fuerte, no puedo evitar ser así cuando se trata de mi hija, y a veces se me olvida que Gina vive bajo el mismo techo que nosotras, y la conoce tanto como yo.

—Si, algo más, tiene una pequeña alergia en las pompas por los pañales, debes...

—Untarle la crema refrescante cada vez que le cambie el pañal. ¿Con quien crees que estás hablando? Ya relájate niña.

—Perdón, sabes que me pongo muy histérica con estas cosas.

—Lo sé, y no tienes nada de que preocuparte, ¿Acaso la he descuidado algún día?

Claro que no, si Gina cuida a Lyra más a sí misma.

—Tienes razón, no hay nadie que cuide a Lyra mejor que tú.

—Entonces sabes que no hay nada de que preocuparse, ahora vete o vas a llegar tarde por tercera vez en el mes —Me ordena pasándome mi bolso y me despido de ella para salir y empezar mi camino hacia la universidad.

Si, a la universidad. Lo he logrado.

Resulta que las cosas han mejorado bastante desde hace un año.

Por ejemplo, parte del dinero de la cuenta lo tomé para terminar mis estudios en casa, el resto sigue intacto, pues Gina y yo no queremos despilfarrarlo, más bien ese dinero solo lo usamos como emergencia o en casos especiales, como navidad, cuando las cosas suben mucho de precio.

Por otro lado, conseguí un trabajo de medio tiempo como mesera en un café, donde trabajo todas las mañanas de lunes a viernes. Mientras estoy en el trabajo Gina se encarga de cuidar a Lyra, y en las tardes trabaja, cuando yo estoy en casa.

Fácilmente las dos podríamos dejar de trabajar y vivir bien por un buen tiempo con el dinero de la cuenta, pero ese dinero llegaría a acabarse algún día, y entonces volveríamos a lo mismo. Por lo tanto, ese dinero solo lo hemos usado para Lyra o para mis estudios, lo demás lo sabemos sobrellevar con el dinero que ganamos de nuestro trabajo.

Con todo esto solo me da tiempo estudiar un día a la semana, pero no me quejo, me alegro de al menos poder hacerlo. Después de graduarme de la escuela conseguí aplicar a media beca para estudiar publicidad en una universidad pública los fines de semana. Claro que la calidad de los estudios no es la misma que si hubiese estudiado todos los días, pero era la única opción que tenía.

Y claro, es muy difícil trabajar, estudiar y cuidar a un bebé, pero por suerte tengo a Gina, que no me ha dejado sola en ningún momento y siempre se ha ofrecido a cuidar a Lyra mientras yo estudio.

Porque claro, tampoco es como que Lyra sea la niña más tranquila del mundo. Ya tiene un año y varios meces y está aprendiendo a caminar, por lo que se la pasa todo el día gateando por toda la casa, e intentando ponerse de pies sujetándose de los muebles. Cosa que me aterra al imaginar que uno de los muebles le caiga encima.

De Benson no he vuelto a saber, es como si hubiese desaparecido. Intenté buscarlo en internet, al menos para saber como le iba, pero él eliminó todas sus redes hace tiempo, y lo único que espero es que esté bien.

Las cosas han cambiado bastante, y a pesar de que solo han pasado casi dos años desde que empezó todo esto, siento que he madurado diez, y es que la vida me ha obligado a hacerlo.

Pero no me quejo, las cosas van muy bien, y aunque aun siento que falta algo, o alguien, en mi vida, por fin he encontrado el camino otra vez.

Tres años después.

—Lyly, vamos, no hagas esto otra vez, mamá debe ir a trabajar —Le ruego a mi hija quien se encuentra sujeta a mi pierna como una garrapata.

Lyly es el apodo que le ha otorgado Gina.

Ella se abraza más a mi pierna.

—No quiero —Dice con voz chillona, a punto de echarse a llorar.

Bueno, este es el pan de cada día desde que empezó la escuela hace unas semanas. Por alguna extraña razón aun no se acostumbra a que la tenga que dejar con unos extraños todos los días.

Me agacho para estar a su altura,

—Mami y nana deben ir a trabajar, y tú debes ir a la escuela, ¿O quien te va a cuidar? No puedes quedarte sola en casa.

Ella hace un puchero y le empieza a temblar el labio inferior. Me parte el alma verla llorar. Su cara se pone toda roja y sus hermosos ojos se humedecen.

—Llévame contigo, porfa —Me ruega haciéndome ojitos.

—Hoy no mi amor, tienes que quedarte aquí —Le señalo dentro del aula, donde hay algunos niños más de su edad —Aquí vas a jugar con los demás, y vas a aprender mucho, y antes de que te des cuenta nana va a estar aquí para recogerte.

—Quiero que me recojas tú mami.

Sonrío y le peino el cabello rubio oscuro, aunque ahora un poco más claro que cuando estaba más pequeña.

—Está bien, voy a venir por ti hoy.

Ella sonríe y de repente desaparece todo rastro de tristeza de su cara —¿Y ve vas a comprar helado?

Claro, hija de Benson tenía que ser.

—Solo si te portas bien y obedeces a la miss, nada de hacer berrinches ¿Ok?

—¡Si! —Dice con energía levantando los dos pulgares y yo la atraigo hacia mí para darle un beso y despedirme.

Voy tarde otra vez, pero no podía irme y dejar a Lyly llorando, debía calmarla primero, aunque su berrinche termine siendo chantaje para que le compre helado, como siempre.

—Te amo —Le digo.

—Te... amo —Ella me da un beso en la mejilla y luego se separa de mí para irse corriendo hasta donde está su asiento, junto a los demás niños.

—Me pregunto cuando dejará de hacer esos berrinches por helado —Comenta su maestra, quien ha estado a nuestro lado todo este tiempo.

—Espero que pronto —Es lo que digo antes de despedirme e irme caminando a mi trabajo.

NA: Lyra: Laira

China; Chaina

Lyly: Lailai

Siento que debía aclarar eso.

Si no votan Andrea les jala las patas en la noche.

Nos vemos el miercoles.

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