Capítulo 41

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Capítulo 41

Benson.

Cuando llego al colegio de Lyra tengo que dejar mi auto afuera porque el estacionamiento de este está completamente abarrotado, y me pregunto cuántas personas habrá aquí. Por lo visto, son muchas. Solo espero que las gafas de sol y la gorra de beisbol me hagan pasar de ser percibido.

Salgo del auto y me dirijo hacia el edificio. Dentro se encuentran demasiadas personas, hombres en su mayoría, y me encargo de crearme paso para llegar hasta el recibidor, donde la chica detrás de este -la secretaria, supongo- me dedica una pequeña sonrisa antes de preguntar:

—¿Viene por la actividad?

—Sí.

—Invitación, nombre y grado del alumno o alumna que viene a ver —Me pide mientras escribe algo en la computadora que tiene en frente.

—¿Qué? —No puedo evitar preguntar al no entender a qué se refiere. ¿debo tener invitación para entrar? Joder, ni si quiera sé en qué grado está Lyra.

—Invitación, nombre y grado del... —Empieza a repetir, tal vez pensando que mi confusión se debe a que no la escuché en primer lugar.

—Sí, ya te oí —La interrumpo.

—¿Y bien?

—Vengo a ver a Lyra... Frank —Agrego el apellido de Raven, suponiendo que es el que lleva Lyra. ¿Cuál otro sino?

—¿En qué grado está? —Insiste sin dejar de teclear.

—Eh, no estoy muy seguro... ella tiene seis, digo, siete años y...

—Todos son iguales, ¿es tan difícil para los padres saber cosas básicas de sus hijos? —Murmura en voz bastante baja, y estoy seguro de que su intención era hablar para si misma, pero terminé escuchando también, aunque no digo nada al respecto. Ella aparta por fin la mirada de la pantalla para verme —¿Tiene al menos la invitación? Ahí debe venir el grado.

—No.

Lyra no me habló de que debía tener invitación. Que mierda.

—En ese caso no puedo dejarlo pasar, lo siento.

¿Por qué tantos malditos requisitos solo para dejarme ver una actividad hecha por niños? Joder.

—¿No puede hacer una excepción? —Le ruego, pero ella niega de inmediato —Mire, le prometí a alguien que estaría hoy aquí, tiene que dejarme pasar.

—Lo siento señor, no puedo hacer eso.

Doy unos pasos hacia atrás exasperado, sin saber qué más hacer o decir para que me deje entrar. Me paso las manos por la cara y luego por el cabello, despeinándolo en el camino, pero no me importa.

Y justo cuando estaba a punto de volver a acercarme para seguir insistiendo, escucho a alguien hablar, sin darme oportunidad.

—Él viene conmigo —Dice Nolan señalándome. Le entrega un pedazo de papel -el cual supongo es la dichosa invitación- antes de volver a hablar —Lyra Frank, segundo grado, sección B.

La chica asiente y procede a escribir todo eso en la computadora, luego le pide los datos de Nolan y él no duda dárselos. Y mientras todo esto pasa permanezco en silencio en mi lugar, sin decir ni hacer nada.

Dentro de mí siento una pequeña espina de celos. Celos porque Nolan está aquí, y viene a ver a la que se supone es mi hija. Celos porque él la conoce, sabe cosas de ella que yo no sé. Celos porque parece tan acostumbrado a esta situación, a actuar como el padre de Lyra.

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