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Birdie's pov:
Todo había vuelto a la normalidad o, al menos, era lo más normal que se podía esperar después de una guerra. Para empezar, había recuperado a mi familia; al principio estaban desorientados, cuando les expliqué todo su confusión pasó a ser preocupación y, hasta cierto punto, orgullo. Pasé semanas repitiéndoles una y otra vez los acontecimientos de los últimos meses. El padre de Draco junto a muchos otros mortífagos estaban en juicio, luchando por su vida con pocas posibilidades de ganar. El verano lentamente llegaba a su fin y consigo un nuevo curso empezaba en Hogwarts, lo cual era en cierto modo sinónimo de una nueva etapa: menos prejuicios, más libertad y compañerismo.
Draco y yo nos pasamos el verano enredados en los brazos del otro, más de una noche me quedé a dormir en su casa y más de un día pasó las horas en la mía, llegando a hacerse íntimo amigo de mi hermano. Era como si tuviésemos miedo de que el otro se fuese a esfumar si nos alejábamos dos horas. Cuando no estábamos perdiéndonos en los inmensos jardines de Hyde Park, lo hacíamos entre las estanterías de su biblioteca o en las transitadas calles de Londres, conociéndonos lejos de la escuela y el mundo mágico. Cualquier lugar donde no éramos un desertor y una heroína ni un slytherin y una hufflepuff, en el que simplemente éramos Draco y Birdie, se convertía en nuestro. Ese amor inmaduro que había surgido pocos meses atrás fue madurando conforme nos conocíamos más. Él pudo ver mi lado muggle, esa parte de mi vida que había sido desconocida para él, rápidamente comprendió y se involucró de lleno en algo tan ajeno para él como lo era para mi el mundo de nobleza en el que él habría crecido.
El último día de verano me negaba a dejar todo eso atrás: la privacidad, nuestras citas semanales, mi familia, mis amigos... Todo lo que habíamos creado durante esos meses corría peligro de desestabilizarse: los comentarios, las miradas, el último curso antes de ser lanzados al mundo real.
"Hyde Park en 30 minutos, ya sabes donde. Te quiere -D"
Sí, seguíamos usando la moneda que me había regalado antes de nuestra separación. Ya no era símbolo de ese sufrimiento, sino algo que compartíamos, algo que aunque pasasen los años siempre sería nuestro.
- Estás preciosa, como siempre. - dijo Draco caminando hacia mi entre los árboles.
Sonreí involuntariamente viendo como Draco me analizaba con la mirada, tenía una de esas miradas intensas que hacían que sintieses escalofríos en cuestión de segundos. - Gracias amor. Tú... bueno, no estás mal. - le molesté - Aunque si llevases un trozo de tarta en esa cesta tal vez mi opinión cambiase. - mencioné dirigiendo una mirada a la cesta de picnic que llevaba en la mano izquierda.
Negó con una sonrisa antes de depositar un cálido beso sobre mis labios, tomó mi mano con la que tenía libre y nos dirigimos hacia nuestro pequeño rincón, una zona de jardines que poca gente frecuentaba. No solo era un lugar precioso, además, era el lugar donde habíamos tenido nuestra primera cita oficial. Una vez allí me senté instintivamente en la hierba, tal vez solo era mi imaginación pero ya notaba como ese pequeño lugar del suelo se acomodaba perfectamente a mi, como si todas las horas que habíamos pasado ahí lo hubiesen hecho nuestro.
- ¿Ya has hablado con Scarlett para ir mañana a la estación? - preguntó sacando un trozo de tarta de la cesta.
Tomé la tarta rápidamente entre mis manos: tarta de chocolate, mi favorita. - ¿Crees que he podido hablar con ella? - reí - Va a pasar todo el día con Hannah. Además, preferiría no hablar de mañana...
- No pasará nada, Birds. - murmuró retirándome un mechón rebelde que pasaba fugazmente por mi rostro. - Estaremos bien, aquí, en Hogwarts y en cualquier lugar... si estamos juntos ¿Qué problema hay? Además, serás Birdie Malfoy algún día, ¿te dan miedo unos cuantos alumnos cotillas?
Me eché a reír negando - Ya hemos hablado sobre el tema, Draco. Mantén el anillo en un cajón o mejor, en una joyería, fuera de tu alcance. - Sabía que Draco solo bromeaba, aunque a veces no sabía descifrar si había cierto grado de verdad en sus palabras.
- Entonces... ¿Qué voy a hacer con esto? - preguntó mientras se incorporaba para apoyarse sobre una rodilla.
No necesitaba un espejo para saber que en ese momento estaba pálida, es decir, amaba a Draco pero solo éramos unos críos. Quería estudiar, tener un futuro... Sin embargo, me resultaba imposible descartar por completo la idea.
- Freya Birdie Myers. - comenzó a decir sacando algo de su bolsillo, ¿esto estaba pasando de verdad? - Deberías ver la cara que has puesto. - dijo sin poder retener más la risa, finalmente mostró entre sus dedos el pequeño paquete de una rana de chocolate.
- Estás muerto. - murmuré antes de abalanzarme sobre él haciéndole caer de espaldas entre risas. - ¡Casi haces que me de un paro cardiaco!
- Anda ven aquí. - dijo con una sincera sonrisa tomándome de la cintura aún sobre él, teniendo así un mejor acceso a mis labios.
Y así pasamos el resto de la última tarde de verano, entre risas, bromas y besos. Por mucho miedo que pudiese tener, sabía que todo estaría bien. Porque sé que enamorarse es fácil, lo difícil es que sea la persona correcta; y por más dudas que tenga el mundo sobre nosotros, sé que Draco es mi persona correcta.
(N/A: No puedo creer que Freya ya haya llegado a su fin. Estoy inmensamente agradecida por vuestra paciencia y con todos vuestros comentarios. GRACIAS <3. Pienso subir algunos extras, ¿Qué os gustaría ver?)
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Freya | Draco Malfoy
FanfictionFreya: la diosa del amor y la belleza. Los muggles griegos erróneamente la llamaban Afrodita y los romanos Venus. Tras los juicios de brujas se casó con un muggle inglés, Charles Myers y durante cinco generaciones su decencedencia consistió en un ún...