Freya: la diosa del amor y la belleza. Los muggles griegos erróneamente la llamaban Afrodita y los romanos Venus. Tras los juicios de brujas se casó con un muggle inglés, Charles Myers y durante cinco generaciones su decencedencia consistió en un ún...
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Cuando Freya Birdie Myers vio por primera vez el andén 9¾, se enamoró inmediatamente del mundo mágico. El callejón diagón le había parecido maravilloso, pero esa estación tenía algo especial, estaba lleno de amor e ilusión.
Su asombro se acercaba al de sus padres, unos muggles, quienes no sabían nada a cerca del mundo mágico; al menos su madre, pues cuando su padre era niño había escuchado las viejas historias que le contaba su abuelo sobre una antigua hechizera en la familia, su tatarabuela. Claro que no terminó de creerle hasta que vio al director de la escuela de magia y hechizería en su salón.
Una vez entró al tren, buscó un compartimento para ella, no conocía a nadie y era demasiado tímida como para hablar a alguien. Pensó que no haría amigos, hasta que la puerta de su compartimento se abrió.
— ¿Estás sola?
Birdie alzó la mirada encontrándose con unos profundos ojos grises. Simplemente asintió con timidez.
— Oh. ¿Puedo sentarme? No encuentro a mis amigos y, bueno, pareces algo triste. ¿Aún no has visto a tus amigos?
— No tengo...— murmuró.
— ¡Ahora sí! Aunque creo que dependerá de en que casa quedes o eso dice mi padre. Yo quedaré en slytherin.— el rubio sonrió ampliamente, pero al ver como la castaña frunció la nariz con confusión entró en pánico "¿y si es otra sangre sucia como la chica anterior?" pensó.
— ¿Casas?
— ¿Tus padres son magos?— preguntó temeroso, la niña le había parecido muy linda y tal vez algo tierna, no le gustaría tener que tratarla como su padre le había exigido.
— Bueno... no, pero mi padre me ha contado algo sobre su tatarabuela y...— comenzó a contar con una sonrisa.
— Debo irme.— le interrumpió antes de salir rápidamente del compartimento dejando a una muy confundida y triste Birdie.
Como no tenía con quién hablar comenzó a dibujar caritas en la ventana, antes de que una segunda futura slytherin entrase al compartimento.
— ¿Puedo esconderme aquí? ¿Sí? ¡Gracias!
Birdie miró con atención a la morena que acababa de sentarse frente a ella, aparentaba ser de su edad pero claramente no estaba tan nerviosa como ella.
— Soy Birdie. ¿Cómo te llamas?— sonrió tiernamente.
— Scarlett Zabini.— respondió con una sonrisa.— Dime una sola cosa, ¿cuál es tu helado favorito?— preguntó con seriedad.
La castaña arrugó levemente la nariz confusa.— El de menta con chocolate.
— ¡El mío igual! Seremos las mejores amigas.— exclamó la morena abrazandola.
— Entonces tú puedes llamarme Freya.
Después, la castaña le contó sobre las historias de su familia y su supuesta trastarabuela Freya, una hechizera como ellas lo eran. Finalmente, Birdie hizo una amiga, y aunque en ese momento no lo supo sería una amistad que duraría por siempre independientemente de sus casas, los prejucios... todo.
