Freya: la diosa del amor y la belleza. Los muggles griegos erróneamente la llamaban Afrodita y los romanos Venus. Tras los juicios de brujas se casó con un muggle inglés, Charles Myers y durante cinco generaciones su decencedencia consistió en un ún...
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"¿Quieres casarte... conmigo?"
Dos semanas después de la cena con los Myers, Birdie y Draco se encontraban en la casa del sur de Francia de la familia Malfoy donde pasaban sus vacaciones de verano cada año.
Draco se había decidido a soltar la gran pregunta durante sus primeros días ahí, pero aún no sabía cuando. ¿En una cena romántica, en la playa, estando a solas...? Qué se podía considerar un momento perfecto o, más bien, "el" momento.
Entonces lo supo, eran las nueve de la mañana y bajó a la cocina, encontrándose a Birdie en un dulce bikini de flores y bajo una de sus camisas abierta, la cual le iba más de vestido que de camisa en sí. El desayuno hecho: dos cafés sobre la mesa, el suyo sin leche y con media cucharada de azúcar, y tarta de chocolate recién hecha. Birdie aún tenía harina y restos de chocolate en las mejillas cuando se giró a verle con una amplia sonrisa.
— Sé que te gusta que hagamos el desayuno juntos, pero es que estabas tan a gusto durmiendo que no he querido despertarte... y nunca está mal que te mime un poco.
Draco sonrió mirándola con dulzura, se acercó en silencio al cajón superior del mueble del pasillo y pasó la pequeña joya de un pequeño compartimento en el fondo del cajón al bolsillo de su pantalón del pijama. Se acercó a su novia, quien ahora le miraba confusa por el largo silencio del joven. — Birds... ¿Quieres casarte? — preguntó él sin pensarlo ni un segundo más.
La castaña rió levemente, ¿tanto revuelo por eso? — Draco ya lo hemos hablado, claro que quiero. Cuando ambos creamos que es el momento perfecto, claro.
Él se aclaró la garganta — Creo que no me has entendido.
— Te refieres... ¿Con otra persona? — preguntó ella comenzando a asustarse, ¿Draco iba a dejarla?
— Birds... — rió él tomando suavemente sus manos — Mi chica hufflepuff, creo que lo primero que tendría que haber hecho era esto — comenzó a decir agachándose para colocarse sobre una rodilla — Iluminaste mi vida desde el día en que entraste en ella en el comedor. Llegaste cuando ya daba por perdido saber que era ser feliz. Y ahora puedo decir que cada sonrisa, cada lágrima, cada emoción que siento es gracias a ti y a tu hermosa sonrisa.
— Draco... — murmuró ella comenzando a llorar.
— Amo todo de ti, Freya Birdie Myers. Amo tu parte mágica y tu parte muggle, amo como huele tu pelo a vainilla y como siempre tus labios saben a chocolate. Amo como eres la única que sabe hacerme completamente feliz y amo que me inspires a ser mejor persona. Así que, Birdie — dijo sacando un delicado anillo del bolsillo de su pantalón — ¿Quieres casarte... conmigo? — aclaró esta vez.
— Sí. — dijo lo más rápido que pudo, apenas podía ver a Draco porque sus ojos estaban inundados de lágrimas, pero tan pronto como notó el lindo anillo ser deslizado por su dedo anular se lanzó sobre su ahora prometido para abrazarle.
— Yo también amo todo de ti, Draco Malfoy. — dijo antes de juntar sus labios.
Una vez separados, él acarició con cariño la mejilla de Birdie limpiando con delicadeza los restos de harina y chocolate. Se llevó el dedo a la boca y saboreó la mezcla de la tarta.
— También amo como cocinas. — bromeó.
Aquel había sido el momento perfecto: Draco y Birdie en su lugar feliz. Donde no tenían que aparentar ser formales ni perfectos. Solo eran ellos siendo un desastre perfecto que se complementaba milímetro a milímetro.
