|| Mudo: Litcko : FINALIZADO : ✅ ||

🌻 [27] 🌻

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Matías tenía un problema que lo estaba ahogando en un diminuto vaso de agua, o bueno, más bien que un simple vaso era un extenso lago que había empezado por un pequeño e insignificante charco de agua turbia, que lentamente se fue expandiendo y expandiendo, hasta el punto de generar algo tan grande y desconocido para el mismo morocho.

Quién sabía que tenía todas las oportunidades y los medios para que todo su tormento se detuviera de una buena vez y eso era hablar de manera directa con Mauro, sin vacilaciones, ni miedos de por medio, para así dejar que todo el amor que sentía saliera después de estar mucho tiempo oculto.

Aunque cada vez que lo intentaba se arrepentía como todo un cagón de mierda, que no era capaz de asimilar todos los sentimientos que poseía, para ver de frente a esa persona que hacía que todo en él se volviera un desastre, que le era imposible de manejar.

Pero aún así intentó hacerlo una vez más, por lo que espero el día siguiente con mucha paciencia, luego de haber descansado lo suficiente como para dar ese gran e importante paso, como lo era confesarse a quien era el amor de su vida.

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Así que se despertó de la cama con todos los ánimos del mundo, como si estuviera a punto de recibir el mejor premio que alguien pudiera obtener, se dió una ducha de agua bien helada para poder despertarse de manera completa, se puso sus mejores ropas, o mejor dicho su mejor uniforme, porque pensaba decirle todo a Monzón al nomás llegar al instituto.

Desayuno hasta terminar satisfecho, para después subir rápidamente al baño y cepillarse muy bien los dientes y darse ánimos a sí mismo mientras se veía al espejo. Saliendo varios minutos antes de lo que estaba acostumbrado para el instituto, con la actitud y los ánimos por el mismísimo cielo, por lo que no iba a permitir que nada, ni nadie le fuera a arruinar todo lo que iba a hacer.

Absolutamente nadie, pero nadie...

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