|| Mudo: Litcko : FINALIZADO : ✅ ||

[🌻] 46 [🌻]

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🌻 ¿Cuánto tengo que esperar para que vuelvas? 🌻

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— ¿Mauro? — una nueva voz se hace presente en medio de la gran oscuridad, trayendo un poco de luz a todo el caos que estaba rodeando a Mauro y viviendo al mismo tiempo. — ¿Pero qué haces aquí? ¿Por qué estás solo? — pregunta, "atravesando" al ojiverde del presente, para acercarse al pequeño Mauro, quien tiembla por ver al contrario ahí. — Che, no pasa nada. — dice con una sonrisa, para que el otro se sienta más seguro y confíe en él. — Mauro, tenemos que irnos. — informa, limpiando las lágrimas que aún caían del rostro ajeno.

— Matías... — Monzón pronuncia confundido por ver a un Spallatti de doce años ahí, rodeado por una luz muy intensa, que se estaba llevando consigo toda la oscuridad que había.

— Vamos Mauro, no puedes quedarte aquí. — Spallatti comenta, para hacer que el otro se ponga de pie y lo abracé rápidamente, ya que la voz de Martina aún se escuchaba por todos lados.

— ¡Maldito! ¡Maldito! ¡Bastardo! ¡Asesino! ¡Asesino! — Martina grito entre medio de las sombras, haciendo que Monzón temblará con fuerza entre los brazos de su amigo.

— No la escuches, que ella solo quiere verte infeliz y hacerte daño. — Matias responde, para empezar a avanzar con el ojiverde, que no se despega de él por ningún momento.

— ¡Te vas a morir! ¡Te vas a morir!

— ¡No! ¡Él no se va a morir! ¡Él va a vivir! ¡Él va a vivir una larga vida feliz! ¡Y yo me voy a encargar de que así sea! — Matías grita con una gran intensidad de por medio, dándole esa seguridad que Mauro tanto necesitaba sentir.

— ¡Mentiroso! ¡Vos no podés hacer nada por él! ¡El no merece que lo ayuden! ¡Él no merece ser feliz!

— ¿Y quién te crees para decir eso? — Matías pregunta molesto, haciendo que el brillo que lo rodeaba al ojiverde y a él fuera mucho más fuerte. — Si vos no querés ayudarlo, entonces no te metas. — demanda. — Pero Mauro necesita ser feliz, Mauro va a hacer feliz. Porque nada de lo que pasó fue su culpa, así que deja de querer envenenar su mente. — reclama. — Porque... ¡Te las vas a ver conmigo! — exclamó, para que la voz de Martina se dejará de escuchar para siempre.

Llevándose consigo la oscuridad que estaba por todos lados, menos la que aún seguía estando con el verdadero Monzón, que ve perplejo lo que había pasado.

Y de cómo "Matias" había hecho desaparecer a Martina y las inseguridades que esta le estaba generando.

— Mauro. — alguien llama al ojiverde, estando por detrás de este, quien voltea a ver hacia esa dirección de inmediato. — Vámonos de aquí. — dice, extendiendo una de sus manos hacia el otro, que solo ve hacia al frente.

— No puedo dejarlos solos... No puedo dejarnos solos. — Monzón responde.

Para ponerse de pie y ver con indecisión a la versión actual de Matías, que aún le seguía extiendo la mano.

— Nosotros vamos a estar bien. — Spallatti responde tranquilo, pero el ojiverde no se sentía así.

— ¿Por qué estás aquí? ¿Por qué viniste a buscarme otra vez? — pregunta un poco inseguro.