|| Mudo: Litcko : FINALIZADO : ✅ ||

🌻 [18] 🌻

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-¿Qué te pasa Matías? - Silvia le cuestionó a su hijo en medio de la cena.

-Nada, ¿por? - el morocho respondió seco, picando con el tenedor sin muchas ganas, ni apetito, la comida que tenía en el plato.

-Vamos, decime que sucede. - ella le exigió más preocupada que antes por su extraño comportamiento. -¿Qué es lo que te pasa ahora? - preguntó. -Desde que volviste del instituto has estado demasiado callado, y eso que en la mañana saliste con el mejor humor del mundo. - comentó, sin apartarle la mirada de encima al contrario, quien sólo pudo bufar por sus palabras. -¿Vamos decime que te pasa? ¿Acaso te volvieron a suspender o algo así? - cuestionó.

-Ya quisiera que fuera eso. - el morocho dijo, dejando por fin el tenedor de lado y observando a su madre a la cara, agradeciendo desde lo profundo de su ser que su viejo aún no hubiera llegado del trabajo, porque no sabía cómo manejar todo lo que sentía enfrente de alguien más que no fuera su madre. -Tengo que hacer un trabajo de investigación para levantar un poco una jodida asignatura. - le informó molesto.

-Pero eso no tiene nada malo Matías, es más me parece una excelente idea. - la rubia dijo de inmediato, ante lo que había escuchado, creyendo que ese era todo el problema que acongojaba a su hijo.

-Como vos no vas a tener que pasar tiempo con un pelotudo, te parece una buena idea. - el menor se quejó entre dientes.

-¿De qué "pelotudo" hablas? - ella le consultó un tanto confundida, haciendo un par de comillas al hablar.

-Del pendejo de Mauro. - Matías habló, pronunciando de mala gana el nombre del contrario.

-Pensé que Mauro y vos se llevaban bastante bien, que hasta mejores amigos eran. - Silvia comentó, confundiendo a Monzón con Lombardo.

-Ese Mauro no Mamá. - él la corrigió de inmediato. -Sino que un pelotudo que le encanta molestar a Mauro, que también se llama como él, pero que es un completo animal. - agregó con obviedad. -Es el mismo tipo con que me pelee en el instituto. - indicó, para que ella no se confundiera más. -Y la directora cree que si pasamos tiempo juntos, será la mejor solución a nuestra mala relación. - murmuró ya más alterado que antes. -¡Algo sumamente estúpido! - exclamó golpeando la mesa con fuerza.

-Eu, tranquilo. - la rubia le ordenó con serenidad. -La mesa no tiene la culpa de lo que te pasa. - le informo, no restándole importancia a la inconformidad que su hijo estaba teniendo. -¿Pero eso no es todo, verdad? - inquirió, siendo impulsada por su instinto de madre para hacer esa pregunta. -Hay algo más que te está jodiendo como lo que me dijiste o inclusive más. - comentó, observando con detalle cada una de las expresiones del otro, quien sintió como su barbilla tembló a más no poder.