|| Mudo: Litcko : FINALIZADO : ✅ ||

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De las personas con las que Monzon pudo haber topado en el baño llorando, definitivamente, pero definitivamente, Mauro Lombardo era la peor de todas ellas.

¿Y lo peor de todo? Era que estaba solo y sin ninguna gana o motivo de hacerle frente al contrario, si es que este quería joderlo un rato o burlarse de él, como era de costumbre.

-¿Qué pasa Monzón? ¿Qué tienes? - Lombardo pregunta con falsa preocupación, a lo que el ojiverde se encoge desde donde estaba sentado. -Vamos, dale habla conmigo que solo quiero ayudarte. - comenta en medio de una risa. -¿El ratón te volvió a comer la lengua o que? - consulta, escuchando claramente como el contrario lloraba más fuerte que antes, porque todos los problemas que tenía eran a causa de no poder hablar.

Todo lo malo que le había pasado y que le iba a pasar era a causa de su maldita mudez.

Y lo peor de todo, no podía hacer nada para cambiar eso.

Nada.

-Che, mudito, ¿Dónde están tus amigos? - Lombardo sigue molestando a Mauro bajo la atenta mirada del acompañante que traía con él, tomando a este por el cabello con fuerza, haciendo que este soltara un jadeo lastimero y se tense por lo que estaba pasando. -Parece que por fin te dejaron solo, porque no sos mas que un...

-Muy bien, ya fue suficiente para mi. - el acompañante de Lombardo habla, jalando una oreja a aquel con cierta fuerza, en busca de que suelte al ojiverde.

-Auh, auh, auh, dale flaco, soltame la puta madre. – Lombardo se queja, pero no hace nada para que el otro lo deje en paz. -Deja mi oreja, cordobés de mierda. - gruñe molesto, pero la mirada seria de aquel le hace callar de inmediato.

-¿En qué quedamos Mauro? - Paulo pregunta cruzado de brazos, haciendo que el antes mencionado le desvíe la mirada. -Pensé que ya no ibas hacer así con el. - comenta, señalando a Monzon quien se encuentra demasiado confundido con todo lo que pasaba, ya que nunca, pero nunca había visto actuar de esa manera a Lombardo.

-¿De qué lado estás? ¿Del mío o del lado del jodido mudo ese? - Lombrado inquiere aun con molestia, pero Londra solo le acaricia la cabeza.

-Del tuyo, yo siempre estaré a tu lado sin importar lo que pase, pero sabes perfectamente que nada de lo que haces está bien. - Londra señala, obteniendo un bufido por parte del morocho. -Disculpalo, que anda un poco malhumorado. - se disculpa con el ojiverde, extendiendo a la misma vez una de sus manos para que el otro se ponga de pie. -Dale, venite con nosotros. - pide, a lo que Monzón lo ve de manera desconfiada, ya que todo aquel que fuera amigo de Lombardo, iba hacer igual que él.