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Matías miraba al frente con ciertas ansias.

Aparentando que le estaba poniendo atención a sus padres, quienes habían decidido hablar seriamente con él antes de la cena.

Porque su comportamiento rayaba la línea de lo incorrecto, y tenía que recibir un castigo por ello. Habiendo tenido la oportunidad de defenderse, pero eso no lo iba a salvar de la enorme reprimenda que sus viejos le estaban dando.

La cual era bastante seria, porque le estaban retando por todo lo malo que había hecho, porque dejó que sus impulsos tomarán el control de su cabeza, nublado enormemente todos sus sentidos.

-Matias. - Silvia llama severamente a su hijo, al darse cuenta de que esté no estaba prestando la atención que quería realmente. -¡Ignacio! - exclamó golpeando ligeramente la mesa, sacándole un gran brinco a su hijo, y de paso a su esposo, quienes no esperaban esa acción de su parte.

-Aquí estoy, aquí estoy. - el menor respondió con desánimo, al ver que las cosas aún no acaban del todo.

-Te estamos hablando Ignacio, así que pon atención a lo que te estamos diciendo, si no querés que te vaya peor. - la rubia amenaza al morocho, quien asiente casi de inmediato ante sus amenazantes palabras. -¿O qué es más importante para que no nos prestes atención? - se queja.

Pero Matías solo guarda en silencio, porque fuera la que fuera su respuesta, está iba hacer que las cosas terminan siendo peores para él.

-Matias, por favor, entiende que las cosas que te estamos diciendo son para tu bien, y que por eso es importante que nos prestes atención. - Darío habla un poco más calmado que su mujer, pero eso no significa que no esté molesto con su primogénito, quien solo asiente con la mirada baja.

-Perdón, ya no lo pienso hacer más, pero... No puedo dejar de pensar en Mauro, no puedo parar de pensar en la enorme cagada que me manda con él. - Matías asegura lleno de pena. -Es que... ¿Cómo llegué a hacer tan pelotudo? - cuestiona, pero ninguno de sus padres tenía la respuesta.

-Sabemos que esta situación te tiene bastante mal, pero todo se generó porque no sabes manejar tus impulsos. - Silvia señala severa. -¿O me dirás qué todo lo que le dijiste a Mauro estuvo bien? ¿O lo que salió de tus labios fue algo natural? - cuestionó, pero jamás obtuvo una respuesta por parte de su hijo.

-Matias. - Darío llama la atención de su hijo para volver a hablarle. -Para arreglar las cosas con Mauro, primero tenés que entender que tus bruscos impulsos no son normales, y que algo hace que explotes irremediablemente cuando la presión te termina dominando. - argumenta.

Haciendo que Matías piense seriamente en ese punto.

-Pero no te preocupes, que con las charlas con la terapeuta y con nuestra ayuda, vamos a encontrar si hay algún "problema" que te está afectando sin saberlo. - Darío comenta comprensivo, porque tampoco podía tirar al fuego al contrario.

No cuando él sabía que era un buen pibe y que jamás iba a lastimar a nadie con una mala intención de por medio.

-Gracias, muchas gracias por ser bueno conmigo y no mandarme a la mierda por todo lo que he hecho. - Matias agradece las buenas intenciones, consejos y retos por parte de sus padres, porque muy en el fondo sabía que cada una de esas cosas eran para su bien.

|| Mudo: Litcko : FINALIZADO : ✅  ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora