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-"Che, mira allá viene el mudito." -
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☆ Donde Matías y Mauro son mejores amigos pero el segundo es mudo ☆
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◇ 6 años después ◇
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-¡MATÍAS SE TE HACE TARDE! - eran los gritos de Silvia, que se escuchaban por toda la casa.
Ya llevaba más de diez minutos golpeando de manera constante la puerta del cuarto de Matías, ignorando un cartel pegado, que decía "No molestar", escrito en grande.
Cansada de esperar y gritar sin ningún éxito, decidió entrar, encontrándose con una escena nada agradable, Matías aun seguía dormido, con una de sus piernas colgando en el aire, un hilo de saliva que bajaba de la comisura de su labio inferior, sin olvidar que la frazada se encontraba en el piso.
Indignada por esto decidió despertarlo de una manera poco amable, se acercó sin hacer mucho ruido hasta llegar a la mesita de noche, la cual tenía un vaso grande de agua, lo tomó y decidió vaciar todo el contenido de este sobre Matías, logrando despertarlo de una buena vez.
-¡Aaaah! - grito Spallatti asustado.
-Buenos días, bello durmiente. - habló de forma sarcástica la mayor. -Hasta que al fin te despiertas. - dijo molesta. -¿Acaso se te olvidó que tenes que ir al instituto? - preguntó esperando a que Matías le contestara.
Éste aún adormilado, restregó sus ojos con la palma de sus manos.
-Ya estaba por levantarme. - respondió, de forma poco creíble.
-Siempre es lo mismo con vos. - se quejó ella. -Creo que nunca vas a cambiar. - siguió con sus quejas, pero notó que su hijo no le prestaba la mínima atención, ya que comenzaba a quedarse dormido de nuevo. -¡IGNACIO! - gritó, sacándole un buen brinco.
-Sí, sí, sí. - contestó, sin hacer nada por levantarse.
Silvia respiró hondo tratando de calmarse, aunque esta situación se repetía todos los días, le resultaba agotador lidiar de esta manera con Matías.
-Hacé lo que quieras, si llegas tarde y te llaman la atención, va hacer por tu culpa. - habló la rubia, al no ver ningún tipo de iniciativa de alistarse, por parte de Matías. -Pero es una lastima que Mauro lleve más de media hora esperándote. - comentó con pena, obteniendo por fin una acción positiva de su hijo.
-¡¿Qué?! - cuestiono levantándose. -¿Es en serio que Mauro está abajo?
-Sí. - respondió de inmediato. -Pero creo que le diré que se vaya. - dijo restándole importancia. -Aunque se pondrá muy triste al saber que esperó en vano. - comentó, dispuesta a salir pero antes que pudiera hacerlo, un grito de su hijo la detuvo.
