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-«¿A qué horas vamos a regresar a casa?» - Mauro le pregunta a Matías.

Quien sonríe por la interrogante que se le fue hecha, para después besar los labios del contrario, que se sonrojo por dicha acción.

-Volvemos dentro de un rato, ¿pero a qué viene la pregunta? - Spallatti respondió de manera rápida, teniendo cierta curiosidad por la insistencia del otro al querer irse.

Aunque el ambiente era demasiado lindo, como para marcharse antes de que el sol se fuera ante la inminente llegada de la noche.

-«Por nada importante, solo quiero regresar.» - Monzón dijo, para después recostar su cabeza sobre uno de los hombros del mayor, que lo termina guiando hacia una banqueta.

Dónde ambos se sumergieron en un profundo silencio, disfrutando de la hermosa compañía y seguridad que se daban entre sí.

-Me gusta estar contigo. - el morocho le confesó al ojiverde, que sonríe por sus palabras.

Acercando milimétricamente sus labios hacia los de Matías, quien corta la distancia que había entre ambos, para poder formar un beso que iba cargado de muchas emociones y sensaciones.

Que habían tomado un papel súper importante durante este último tiempo, transformando sus vidas en más de un sentido.

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La recuperación de Mauro ante todo el daño que Martina le hizo fue un proceso bastante lento y duro.

Porque el ojiverde no quería hablar acerca de lo sucedido. Cómo si tuviera miedo de que su hermana regresará hacerle más daño, todo por revelar lo que había ocurrido entre ambos.

Pero con ayuda de Matías y de los demás, Mauro comprendió que quedarse con ese mal no era algo bueno para él, ya que se iría acumulando dentro de su corazón.

Así que tenía que liberarse de todo eso, para no ser consumido por esa destrucción que Martina había querido generar en su vida.

Para después desaparecer como nada.

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-Mauro, ¿hoy no tienes nada que compartir conmigo? - fue la tercera ocasión, en que el terapeuta del ojiverde le hacía la misma pregunta.

Pregunta que no fue respondida por ningún medio.

Porque Mauro no decidió escribir nada en aquella pizarra que tenía a su disposición, ni mucho menos quiso hacer contacto visual con el mayor, quien no presionaba al morocho para que le dijera algo, si es que no deseaba hacerlo.

-¿Deseas tomar un descanso? - cuestionó nuevamente, pero a diferencia de antes, Mauro asintió rápidamente.

Aunque mantuvo mucho cuidado con lo que hacía, porque su brazo aún seguía estando enyesado, y no deseaba empeorar su condición física por culpa de algún mal movimiento.

-Hoy vino Matías contigo, ¿verdad? - el otro hablo, buscando un tema de conversación para pasar el rato con el ojiverde, que sin hacer mucho esfuerzo escribe un "Si" en la pizarra. -Me imaginó que, con tenerlo a tu lado, te ha ayudado mucho en tu recuperación. - señaló.

Y Mauro, nuevamente, escribió que "Si", aunque en esta ocasión agregó algo y eso fue "Él está siendo demasiado bueno conmigo".

-Me alegra saber eso, porque estar rodeado de personas que te quieren y que se preocupan mucho por ti, es algo maravilloso para tu salud mental. - aseguró y Mauro solo le dió la razón.

|| Mudo: Litcko : FINALIZADO : ✅  ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora