Capítulo XXXIII

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Izan terminó de contar su historia con una enorme sonrisa en su rostro. Siempre terminaba de esa forma cada vez que recordaba el momento en el que su corazón escogió a Peter como su pareja. Si bien el lobo tenía sus momentos hacía inmensamente feliz a Izan.

- Ahora entiendo porque Peter actúa de esa forma contigo. Estuvo a punto de perderte y ambos pasaron por tanto para estar juntos.

- Así es, pero Peter no es el único que está perdidamente enamorado. Parece que mando en la relación, pero créeme tengo mis momentos de debilidad hacia Peter Hale. - ambos rieron. - Sin embargo, quiero que entiendas una cosa Dylan. También me sentí confundido con lo que sentía por Peter y por Ernest y como ves los tres estábamos resultando lastimados por mi inseguridad. No quiero que te suceda lo mismo Dylan porque amar a dos le rompe a tres el corazón. Solo por si no te ha quedado claro y no eres capaz de decidir solo debes escuchar a tu corazón. Puede que a veces sea algo torpe escogiendo, pero créeme tiene sus momentos en los que escoge mucho mejor que nadie.

Dylan vio hacia el frente y observó a Elliot quien seguía dormido en la parte de enfrente. Izan tenía razón al decirle que tenía que elegir aunque fuera difícil pues de otro modo terminaría por lastimar a Elliot y Harsh. Tendría que escuchar a su corazón tal y como Izan le dijo.

Luego de unos minutos el auto se detuvo y finalmente el beta que los acompañaba les dirigió la palabra.

- Hemos llegado príncipe Dylan.

Estaban frente a la entrada de un enorme bosque. Tendrían que continuar a pie hasta llegar a donde creían que se encontraría el Nemeton. Dylan se acercó para poder despertar a a Elliot.

- Elliot. - le habló suavemente. - Elliot, despierta, hemos llegado.

El chico abrió sus ojos lentamente y observó a Dylan momentáneamente

- Sabes, daría lo que fuera por despertar cada mañana y tener esta increíble vista de ti.

Dylan no sabía que decir en esos momentos, pero su cuerpo sí sabía como responder ante las palabras de Elliot. Sus látidos comenzaron a aumentar como si hubiera corrido un maratón y sus mejillas se tornaron rojas de inmediato.

- Sabes, no es necesario qué me digas algo cuando tu corazón me lo dice todo. - Elliot se movió rápidamente y le dejó un beso en la mejilla. - Será mejor que nos vayamos o Izan nos dejará aquí.

El chico tomó sus cosas y se levantó del asiento. Tomó a Dylan de la mano y caminaron juntos siguiendo a Izan. En todo el camino Elliot no paraba de alabar a Dylan, de abrazarlo, hacerlo reír y de robarle besos en las mejillas de vez en cuando. Sin embargo, al avanzar por el valle Dylan comenzó a sentirse cansado de pronto al igual que Izan.

- Elliot. - dijo Dylan mientras sus piernas flaqueaban.

- Dylan. - respondió preocupado mientras se acercaba a él.

- Tranquilo. - le dijo Izan. - Es normal y de hecho me alegra que haya pasado. Esto solo sucede cuando alguien que ha recibido un regalo del Nemeton se acerca al árbol original. Así que quédate tranquilo Elliot. Solo trata de permanecer cerca de él.

- ¿Te encuentras bien? - le preguntó a Dylan.

- Sí, solo necesito descansar un rato y estaré mejor. - Dylan quiso seguir, pero no pudo más.

- No, no lo estás, sabes que yo te llevaré.

- Elliot no....

- No nada Dylan, te llevaré en todo el camino aunque no quieras. Así que, es por las buenas o por las malas.

- De acuerdo. - terminó por aceptar.

Dylan se subió en la espalda de Elliot y volvieron a seguir su camino. Izan aún tenía fuerza, pero al final tuvo que dejar que el beta lo cargará de la misma manera. Seguro Peter mataría a ese pobre chico si se enterara de lo que había hecho.

Tanto Dylan como Izan continuaban debilitandose lo que comenzaba a preocupar a Elliot. Izan comenzó a llamarlo pues había algo muy importante que decirle.

- Elliot, necesito que escuches muy bien lo que te diré. Ya estamos muy cerca del lugar de reposo del árbol. Más adelante está la entrada a una red de cuevas, pero ni Dylan ni yo podremos ayudarte. En cuanto lleguemos al punto nosotros... - Izan no pudo terminar porque en ese instante cayó inconsciente al igual que Dylan.

Frente a ellos apareció la entrada a la red de cuevas que Izan mencionó y en ese instante ambos volvieron a abrir los ojos, pero esta vez estaban brillando. Sus cuerpos comenzaron a cubrirse del mismo brillo de sus ojos y se elevaron adentrándose en las cuevas. Elliot quiso ir detrás de ellos, pero el beta lo detuvo.

- No des un paso más. Hay una razón por la que el rey Stiles me envió con ustedes. Durante toda mi vida me dedicado a estudiar a los elfos de la Luna. Conozco todo sobre ellos y créeme esta red de cuevas es un hechizo muy antiguo pero poderoso. Fue diseñado para proteger al árbol y solo dejará entrar a quienes recibieron un regalo de él. Por lo poco que he descubierto este lugar solo dejará pasar a quien tenga un corazón con buenas intenciones y sin maldad alguna.

Elliot sabía muy en el fondo que lo que había hecho no dejaría que entrara en esa cueva.

- ¿Qué pasará para aquel que no cumpla con eso?

- Morirá.

Tragó profundo al oír aquello. No quería morir, al menos no aún sin cumplir con lo que había prometido.

- Yo entraré primero de acuerdo. - dijo el beta.

Y así lo hizo, dio el primer paso adentro de aquel resinto y para su suerte no pasó nada. Elliot se sintió tranquilo al ver que no había pasado nada, pero de pronto una enorme piedra afilada fue disparada desde el fondo de la cueva y atraveso el pecho del beta. La sangre salpicó sobre el rostro de Elliot.

"No eres digno." se escuchó una voz mientras el beta caía muerto al suelo.

El lobo no sabía que decisión tomar. Podría marcharse del lugar y decir que la misión fue un fracaso, pero no podía abandonar a Dylan allí, no podía dejar a la persona que amaba atrás.

- No me importa el riesgo, si tengo la oportunidad de salvarte, aunque pueda morir, la tomaré.

Elliot se armó de valor y dio el primer paso. Espero que algo pasara, pero solo escucho de nuevo a la voz.

"Puedes continuar."

Un príncipe peligroso II: DylanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora