Capitulo XLV

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El día había amanecido nublado, triste, cómo si también estuviera de luto debido a la muerte del rey Stiles. Su partida había dejado un gran vacío para muchos sobre todo para su querida y amada familia. Derek y Dylan eran los más afectados de todos.

Dylan se echaba la culpa por la muerte de su padre. Por no poder actuar lo suficientemente rápido como para haber escapado de ese golpe. Había llorado todo la noche y lo que llevaba del día. Sin embargo, no había estado solo pues Elliot se mantuvo firme a su lado.

Aunque habia cometido una traición al final había salvado a todos por lo que lo habían perdonado o al menos no era momento para pelear. No obstante, Derek se encontraba peor. Stiles era su alma gemela, su otra mitad y su compañero. Era igual a como cuando lo perdió la primera vez a causa de Jennifer. Ni siquiera la ropa de Stiles era suficiente para mantener vivo a Derek. Él había muerto con Stiles y salvarlo está vez sería muy difícil.

Las manadas de todo el mundo habían asistido para despedir al rey del clan de los 12. Toda la familia se había reunido para ese momento tan difícil. Stiles sería llevado a la cripta de la familia real y descansaría eternamente al lado de sus padres. Fue colocado en un ataúd muy especial de cristal y con varios detalles hechos de oro.

Dejarlo allí, solo por siempre, fue muy difícil. Derek luchó contra todos para que dejarán que se quedará allí, pero su madre se negó. No era sano para él y en ese momento debía pensar en su familia. Sus hijos necesitaban de él, tenía que cuidar de ellos tal y como Stiles lo hubiera querido.

Pero ellos no lograban comprender el dolor de perder a quien más amas, tu otra mitad. Stiles lo había sido todo para él. Había memorizado cada detalle de su cuerpo. Conocía la ubicación de cada uno de sus lunares y el latido de su corazón era la melodía más hermosa que pudo haber escuchado. Solo se lamentaba no haber abierto antes los ojos. Haberse dado cuenta lo mucho que amaba a Stiles antes y no haber pasado tantos años odiándolo.

Pudo haber aprovechado esos años para disfrutar con él, para haberle dado todo lo que se merecía y haber tenido el final feliz que ambos se merecían.

El día paso tan lento y la nube gris no se había marchado del castillo del la familia de Stiles. Nadie quiso comer, nadie podía dormir, seguían sin poder creer que aquello había sucedido.

Sin darse cuenta la noche llegó y todos se marcharon a su habitación para tratar de conciliar el sueño. Derek volvió a su habitación y tomó cada sábana y almohada que Stiles había tocado tratando de imaginar que estaba a su lado en ese momento. Sin darse cuenta, cayó dormido en un sueño tan profundo.

Escuchó la voz de Stiles llamándolo y al abrir los ojos se encontraba recostado en un prado del bosque muy hermoso y con la luz del sol brillando cálidamente. Stiles estaba a su lado sonriéndole y acariciando su rostro.

- Nos veremos de nuevo Derek, nuestro amor es más fuerte que la muerte, solo resiste un poco más.

Derek abrió sus ojos de repente encontrándose solo en su habitación, pero había algo muy extraño. Escuchó ruidos extraños y al salir de su habitación vio a sus hijos, a Izan, Liam y Félix caminando hacia la salida. Estaban como en una especie de trance recitando algo que no podía escuchar claramente.

Todos los demás también se despertaron y trataron de detenerlos, pero todo fue en vano. No había forma de pararlos. Al llegar a la salida del castillo todos se transformaron haciendo brillar los diversos colores de sus ojos y comenzaron a correr más rápido de lo normal.

Todos trataron de seguirles el paso pero era inútil. Los demás los seguían en auto y pasaron por ellos para continuar el camino. Mientras el tiempo pasaba se dieron cuenta que se dirigían a un lugar en especial. Todos estaban volviendo a Beacon Hills.

El reloj marcaba la media noche cuando llegaron a su antiguo hogar. Pero los lobos no se dirigieron a la mansión sino al bosque. Dejaron los autos y volvieron a seguirles el paso aunque fuera difícil. Entonces todo fue claro, se dirigían hacia el antiguo Nemeton. Volvían a dónde todo comenzó.

Al llegar todos estaban reunidos alrededor del tronco mientras seguían recitando algo que no podían entender. Sin embargo, Dylan no estaba allí, pero apareció de pronto y llevaba cargando el cuerpo de Stiles. Derek quiso detenerlo, pero fue detenido por Deaton y los demás druidas.

- No Derek, déjalos, ellos deben saber algo que nosotros no.

El cuerpo fue colocado sobre el Nemeton y Dylan se unió a los demás justo a tiempo. La luna comenzó a tornarse roja como la sangre y la tierra comenzó a agitarse violentamente mientras los demás continuaban con su cántico. Un rayo de luz comenzó a salir de cada uno de ellos correspondiente al color de sus ojos. El cuerpo de Stiles comenzó a llenarse con aquellos rayos y otro enorme que descendió desde la propia luna.

- La diosa.- habló Harsh al ver aquello.

La diosa de la Luna estaba ayudándolos de nuevo. Y de pronto una voz se escuchó.

"Alguien que se sacrifica por alguien a quien ama recibe un regalo especial. Mi regalo para ti es que seas feliz con tu familia, vuelve con ellos pequeño rey, vuelve y haz que sean felices por siempre."

El destello de luz fue tan grande que nadie pudo ver con claridad lo que estaba sucediendo. La luna de sangre pasó y los que se encontraban en transe cayeron al suelo. Al despertar no comprendían que hacían allí o que había sucedido realmente. Pero eso no importaba, pues todos observaban atónitos a la persona que estaba de pie en el Nemeton.

- Te dije que volvería lobo amargado, no te librarás de mi tan fácil, ni ahora ni nunca.

Un príncipe peligroso II: DylanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora