Un príncipe peligroso II: Dylan

Capitulo XL

Las explosiones habían causado un serio daño en la fortaleza. Los heridos eran muchos y aunque Stiles y Gabe hacían todo lo posible por ayudar a todos ni siquiera había logrado sanar a la mitad. Estes sin duda podría usar su poder para dejar todo en orden de nuevo, pero su cuerpo aún no se recuperaba del todo al igual que el de Izan, pero Dylan no mostraba señales de mejorar.

Desde que Harsh lo había encontrado cerca del muro algo había cambiado en él. Uno de los guardias que vigilaba la sala de creación había logrado sobrevivir al ataque y, luego de unas horas en la enfermería, logró confesar lo que había sucedido realmente. Todo el mundo estaba enterado sobre la traición de Elliot Campbell.  Los miembros del clan no estaban nada contentos pues le habían abierto las puertas a pesar de la traición de su padre y el chico les había pagado de la misma forma.  Quizás si era cierto que la manzana no cae lejos del árbol.

Mientras el clan y el resto de líderes decidían un nuevo plan los más jóvenes habían decidido tratar de hablar con Dylan pues Stiles sabía que lo que más necesitaba su hijo en ese momento era el apoyo y cariño de sus seres queridos aunque eso no solucionaría el problema. El rey sabía que el corazón de su hijo no era el único lastimado en ese momento, su lobo también estaba muy afectado. 

Era similar a él de joven cuando se enteró que Derek debía casarse con Jennifer. Se sintió traicionado y herido en aquel entonces, pero el más afectado en todo fue su lobo. Recordaba que se sentía sin energías como si una gran tristeza lo cubriera. Lo mismo había sucedido con Derek y lo único que pudo mantenerlo con vida fue tener el aroma de Stiles cerca. Sin embargo, no podía enviar una prenda del traidor con los chicos sobre todo si Derek podía enterarse de lo que su querido Stiles planeaba hacer. Así que, no tendría de otra más que esperar hasta que la tonta reunión terminara para poder hablar con su hijo. Debería confiar el los chicos por ahora.

Uno a uno fueron entrando para poder hablar con Dylan y no asfixiarlo con tantas preguntas. Luego de unos momentos salían y entraba otro obteniendo el mismo resultado. Dylan se veía débil, pero estaba bien según sus palabras. Habían tratado sacar a la luz el tema de Elliot, pero Dylan siempre terminaba por cambiar el tema. Ni siquiera los trillizos habían logrado sacarle algo. Sabían que no era bueno que su amigo guardara todo eso para él solo y la única que quedaba, la última esperanza, era Kaila. Dylan siempre le contaba todo a Kaila desde pequeños, eran mejores amigos y si ella no podía hacer algo nadie podría pues ni siquiera Félix con su habilidad mental había logrado entrar en su mente. 

- Hola amigo.- le saludó Kaila.

- Hola.- respondió con desánimo. - Supongo que vienes a lo mismo no es así.

- Bueno, no sé a que te refieres, solo venía a saludarte y saber como estabas.

- Sabes estoy cansado de escuchar lo mismo una y otra vez. No creas que no sé que mi padre fue quien los envío a averiguar sino he decido quitarme la vida o algo por el estilo, pero te diré algo Kaila, estoy bien de acuerdo solo necesito pensar todo esto, necesito un momento a solas, el cual no he logrado tener pues ninguno de ustedes me deja tranquilo. Así que te agradeceré que puedas retirarte un momento, por favor.- dijo usando un tono algo agresivo. Su paciencia se estaba agotando.

- De acuerdo, pero si quiere hablar sobre Elliot yo....

Kaila supo que lo había arruinado en grande pues sintió el gran cambio el aroma de Dylan. Incluso su piel se erizó al sentir como una presencia convertía al aire en más pesado.

- No te lo diré de nuevo.- Dylan se giró a verla y notó que sus ojos ya no eran los mismos. 

Eran más oscuros como el azul de las profundidades del océano. Su voz había cambiado a una aterradora y su lobo le suplicaba salir de allí de inmediato pues estaba frente a un ser superior a ella, estaba frente a un superalfa.