Aún sin una de las espadas el plan no podía detenerse. Solo les quedaba una sola oportunidad para ponerle fin a todo de una vez por todas y no la desaprovecharian. Izan sería quien diera el golpe final y es por eso que la misión más importante sería ayudarlo a llegar hasta el líder de la oscuridad.
Todos los aliados estaban listos, los arqueros de los elfos estaban listos e incluso las armas que habían construido estaban listas. Los últimos siglos no se habían perdido en vano para los elfos. Habían desarrollado un armamento que hubieran deseado no haber usado nunca, pero las situaciones lo ameritaban.
Por alguna razón, el bosque se había sumido en un silencio sepulcral y una niebla densa cubría todo. El único sonido que podían escuchar era el propio latido de sus corazones o al menos así era cuando el suelo comenzó a temblar de pronto.
A lo lejos pudieron ver todo el ejército oscuro que venía camino a enfrentarlos. Los seres humanos estaban tranquilos en sus ciudades sin saber que en ese momento el destino final del planeta entero estaba por decidirse.
Ambos ejércitos se detuvieron uno frente al otro esperando que el otro diera el primer movimiento y se equivocaran al hacerlo. Así fue por un breve tiempo hasta que finalmente la guerra empezó.
-¡FUEGO! -se escuchó la potente voz del rey Estes anunciando el inicio de la guerra.
Mientras los demás aliados se movilizaban por tierra la lluvia de flechas y los cañones de los elfos cayeron como una lluvia intensa sobre el enemigo reduciendo su número. Claramente no se quedarían sin hacer nada y respondieron el ataque.
Más flechas volaron por el cielo hiriendo a varios, pero Stiles, Gabe y Dylan se ocupaban de sanarlos tan rápido como podían. Finalmente, ambos equipos chocaron el uno contra el otro.
El enfrentamiento era demasiado duro, pero la fuerza de la luz era imparable. Las criaturas oscuras caían y parecía que podrían ganar hasta que al ver a lejanía pudieron ver que el ejército oscuro era mucho más grande de lo que habían imaginado.
- Su majestad, el ejército oscuro es más grande de lo que pensamos.
- Nuestro número de guerreros no es suficiente rey Stiles.
Stiles vio a Derek y luego a Estes tratando de encontrar una solución, pero solo lograba ver la misma preocupación en sus rostros. Debían pensar en otro plan, pero también debían refugiarse.
- Retirense.
- Pero, alteza.
- Ya me oyeron, todos de vuelta a la fortaleza.
Y así lo hicieron. Todo sus ejército volvió a la gran fortaleza para poder refugiarse mientras los arqueros los cubrían. Tendrían que pensar en algo muy rápido pues el ejército los rodearía sin dejarles una salida.
- No sé que planeas Stiles, pero debemos hacer algo pronto antes que...- Derek le hablaba a Stiles cuando el sonido de un cuerno de guerra llamó su atención.
- Rindanse ante la oscuridad absoluta sino quieren morir en este momento.- habló una vez que parecía venir desde el cielo.- No hay forma de que ganen está vez, la luz cederá ante la oscuridad como lo debió hacer desde un inicio.
La voz era aterradora que había hecho temblar a varios. Sin embargo, Stiles no podía demostrar debilidad en ese momento.
- Que te hace creer que era más fuerte que nosotros. Si fuera así no crees que deberías estar diciéndonos esto en persona y no esconderte de la forma tan cobarde como lo haces ahora.
- Siempre tan impertinente príncipe Stiles, solo observa mi ejército y compáralo con el tuyo. Notarás la diferencia obvia. Ni siquiera teniendo a la reencarnación de los amantes de la diosa lunar podrás detenerme.
- No necesito de todo este ejército para detenerte.
- ¿Me estás retando acaso?
- Tómalo como tú quieras.
- Bien, si así lo deseas así será querido Stiles. Tu y yo, la oscuridad y la luz, en un solo combate. El ganador tendrá al mundo y el perdedor... Creo que no es necesario que lo diga. Decide que harás querido príncipe.
- No vas a aceptar esto Stiles, no tomes una decisión tan abrupta. Podemos vencerlo, solo déjame idear un plan y te prometo que....
- No, Derek, esto es algo que debo hacer. En parte todo esto es mi culpa y voy a arreglarlo.
Derek no comprendía las palabras de Stiles ¿Cómo podía ser el culpable?
- Acepto el duelo, que esperas para salir de tu escondite tío Steve.
Una sombra comenzó a aparecer justo enfrente del gran ejército oscuro. De pronto una figura humana fue apareciendo dejando ver un rostro que dejó atónitos a todos. Steve Campbell estaba frente a ellos aunque se encontraba algo desfigurado debido a la oscuridad que ahora habitaba en su interior.
- Veo que están sorprendidos de verme nuevamente sobre todo luego de nuestro último encuentro, pero debo darle gracias a Stiles pues sin él quizás no estuviera aquí hoy con ustedes.
- ¿De que habla Stiles? - preguntó
- La última vez que nos enfrentamos a Steve y usé mi poder para salvarnos fue tan grande que pude salvar a Steve de la muerte. Recuerdas que su cuerpo despareció pues siempre tuve la duda sobre que había pasado realmente con él. Desde hace unos meses he estado soñando con él y ahora comprendo que sucedió realmente. Después de salvarte ese día buscaste a las únicas personas que te obedecían sin dudarlo no es así Steve. Los obligaste a hacer un sacrificio profano y por eso has terminado de esta forma. Hiciste que la madre de Elliot se sacrificara por ti.
- Tienes razón, hice que se sacrificara por una noble causa, pero descuida aún sigue conmigo.
Steve se quitó la túnica que llevaba puesta dejando ver en su pecho el rostro de lo que parecía ser una mujer.
- Sabes, desconocía el impacto que está maldición podía tener y pues ahora lo veo. Ahora entiendo porque Izan protegía tanto ese secreto con esa familia francesa. La consecuencia de obligar a alguien a sacrificarse es vivir juntos por la eternidad. Un solo cuerpo y dos almas. Es difícil mantener el control, pero gracias a qué mi querida esposa es tan dócil puedo tener el control todo lo que quiera.
El corazón de Dylan comenzaba a recuperar algo de felicidad. Comprendía los motivos de Elliot, aún así, eso no cambiaba el hecho de que los había traicionado.
- Pero basta de charlas querido sobrino, es hora de decidir quién ganará está vez.
Steve le ordenó a sus criaturas que se retirarán de inmediato dejando un espacio para que Stiles y él pudieran decidir el futuro del mundo entero.
Stiles se despidió de cada uno de sus hijos y su querido Derek prometiendo que volvería con ellos. Izan le entregó la última espada que les quedaba y se acercó para decirle algo.
- Promete que vas a volver con vida Stiles.
- Te lo prometo.
El lobo de Izan estaba intranquilo justo como la vez que perdió a su hermana. Algo andaba mal y no podía hacer nada para cambiar lo que sucedería.
Finalmente Stiles bajo de un salto hasta donde estaba Steve dispuesto a darlo todo en ese momento.
- Bien, las reglas son simples. Tú y yo hasta la muerte. Nadie de tu reino puede interferir y nadie del mío tampoco. De lo contrario la guerra comienza. Lo ves, simple.- declaró Steve.
Sin embargo, antes de realizar cualquier movimiento alguien interfirió en la pelea.
- Dylan, este no es momento de tus...
- No papá, no dejaré que hagas esto solo. Somos los dos o ninguno.
- Bien, si así lo quiere su majestad. Elliot, ven acá.
Elliot apareció de la nada con la espada que se había robado impresionando a todos sobre todo a Dylan.
- Que gané el mejor.
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Un príncipe peligroso II: Dylan
RandomDylan creció en Beacon Hills como un chico cualquiera, sin embargo, debido a la posición de su padre como líder del clan de los doce deberán volver a las tierras del clan para detener una posible amenaza. Sabía que el cambio no sería fácil sobre tod...