single dad

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no sabía que tipo de suerte tenía, pero afortunadamente alguien le ofreció un asiento. Obviamente aceptó, su cintura dolía. Su bebé había crecido y su espalda al finalizar el día, dolía horrible.

 Haneul parecía inquieta, molesta por algo, se la pasaba gruñendo y mordiendo con enojo el dedo de Jae. Se limpió las manos antes de que su chiquita se desquitara con su mano, el transporte público no era muy higiénico.

---- tranquila fiera..- carcajeó - déjame buscar una galleta y..

---- pápapapápapá - susurraba la pequeña -

cuando Haneul comenzó a hacer burbujas con su saliva, YoonOh supo que era momento de sacar un babero y una toallita. Había traído tres baberos, por si alguno se ensuciaba, y le puso uno de color blanco con un gatito gris en el centro.

una galleta nueva estaba siendo devorada por la chiquita, YoonOh abrochaba el babero y peinó nuevamente a su hija.

Haneul tenía sus manitos llenas de migajas de la galleta, pero eso luego lo limpiaría.

---- ¿esta es tu tercera galleta? ¡eres un barril sin fondo, abejita! - murmuró para no molestar a los demás pasajeros - debería participar en los sorteos que tiene la empresa..de seguro el alguno de los tantos paquetes que compramos debe estar el ganador.

La mini versión de Jung lo miraba con atención, todavía con un pedazo de galleta deshaciendose de a poco en su boca.

algunos pasajeros miraban la escena con ternura y curiosidad, mujeres y adolescentes suspiraban enamoradas por lo atento que era Jung con su hija.

Lástima que YoonOh no pensara en otra persona que no fuese Haneul.

¿algún día volvería a enamorarse?

hmm..no lo cree, su corazón ha sido muy lastimado y aún está reparandolo.

---- Mira estas piernitas..- apretó suavemente los pequeños muslos de Haneul - ¿serás alta? hmm..seguirás siendo igual de preciosa que ahora, eso sí.

YoonOh no entendía a aquellos hombres que solo son cariñosos con sus hijos en casa o en la privacidad. O sea, ¿que debes ocultar? ¿cuánto amas a tu hijo? pff, el ama con todo su corazón a Haneul y no por un par de malas miradas dejaría de acariciar sus cachetitos o peinarla.

JungKook siempre le hacía acordar lo bruto que era antes de tener a Haneul, siempre se le caían las cosas de las manos, apoyaba sin piedad las cosas, era torpe y no media su fuerza, pero ahora aquí está: cuidando con toda la delicadeza a su pedacito de cielo.

Cuando una voz llamó su atención, levantó la mirada. Era esa típica voz que te avisaba el nombre de la siguiente estación.

---- Ahora peque, falta menos. - se puso de pié y acomodó el bolso -

bajaron del tren con cuidado, la gente se alejaba cuando vieron que bajaba con un bebé en brazos y eso facilitó las cosas.

miró la hora en su reloj, todavía faltaban veinte minutos para su turno, asi que irían lento. El día estaba precioso y Haneul era muy curiosa, miraba todo, así que se tomarían el tiempo necesario.