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Ahora YoonOh estaba repasando todo lo que debía llevar, poniendo lo que faltaba en el bolso. Documentos, cambio de ropa por si las dudas, pañales, toallitas, alcohol en gel, una lata con la fórmula de leche de Haneul. Calentó agua y la puso en un termo para que se mantenga, tambien preparó otro pero con agua fría y, si la bebé quería, podía templarla para que tomara su leche. Las galletitas a las que se había vuelto adicta estaban en un tupper. 


se giró para ver a su hija, quien mordisqueaba un juguete y allí se acordó de algo importante: la mantita de apego. Corrió por ella a la cuna de la pequeña y la encontró a punto de caerse por los barrotes.

volvió y Haneul miraba con un puchero hacia el suelo, su juguete se había caído.

---- ¿vamos, preciosa? - levantó el juguete y lo dejó en la mesa - vamos, vamos..

Haneul movió sus manitos en dirección a la mesa, sin prestarle atención a su progenitor. Se quejó con notable molestia y  con su pié se empeñó a tocar la pierna de Yoonoh.

---- tienes otros en el bolso..- rascó su nuca con una sonrisa en sus labios - 

la pequeña Jung salió de su casa con mala cara, su ceño fruncido levemente y un pequeño puchero en sus rosados labios. El joven padre terminó de guardar las llaves y se puso en marcha a la estación de buses.

 Soyeon le había regalado un cangurito y eso facilitaba las cosas, podía ir con Haneul en aquella mochilita y sus brazos estarían menos ocupados.

---- cambia esa carita, bebé..- Jaehyun acarició la mejilla de Haneul - ¿vas a estar de mal humor todo el resto del día? - su hija no emitió sonido alguno, solo miró las calles con curiosidad.

el cielo estaba despejado, el sol alumbraba todo y las flores decoraban con vibrantes colores las macetas donde estaban depositadas. Algunos pájaros estaban acomodados  en los cables de luz y electricidad, personas pasaban vestidas de gris o negro, tal vez con camisas blancas, mujeres con tacos y estudiantes. La cantidad de personas aumentó cuando se acercaron más al centro donde debían esperar el bus. 

estudiantes, que parecía ser amigas, sonrieron cuando vieron a Haneul. Esta las miró atentamente con sus ojitos grandes, con el chupete en su boca,  y se escondió en el pecho de su papá. YoonOh sonrió levemente en dirección a las chicas y acarició el corto cabello de su bebé.

No lo decía porque era su hija, pero evidentemente, era la bebé más hermosa y encantadora de todo Seúl. 

el autobus no tardó en llegar y todos los que esperaban, subieron en fila. Yoonoh pagó el boleto correspondiente y buscó asiento. Lo bueno de ir a esa hora, era que podía tener varios asientos para elegir. Y, conociendo a su niña, buscaba los cercanos a las ventanas. 

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