ᴘɪʀᴀᴛᴀ 🏴‍☠️

Capítulo 23.

Después de tomar su ducha Harry se pone frente al espejo del baño y se queda observando su propio reflejo por segunda vez, pasando una de sus pequeñas manos por encima de su torso desnudo, siguiendo el mismo recorrido que hizo el capitán anteriormente, acariciando su piel con la misma suavidad.

Nunca había sentido algo así en su vida, sin duda fue algo muy placentero y reconfortante. Incluso la sensación causó que su virilidad se endureciera, fue muy vergonzoso notar cómo se levantaba en sus calzoncillos, creciendo unos centímetros más de lo normal... Esta vez no había sido causado por los nervios o el terror, ni siquiera por cosquillas. Había sido diferente, algo placentero que lo hizo sentir bastante bien, aumentando su flujo sanguíneo de los pies a la cabeza, haciéndole sentir mariposas en el estómago... Y también en su entrepierna, cosa que nunca había sentido tan intensamente.

La primera vez que Louis lo besó había sentido algo parecido, y su miembro también se endureció, pero fue más debido a las palabras dichas por el mayor, seduciéndolo con palabras precisas y voz pausada. Harry sintió que le robaba la respiración con cada palabra que decía, se sintió sofocado y su corazón se aceleró como nunca, enviándole corriente por todo el cuerpo.

Sabe que está muy mal disfrutar la sensación de ser tocado por otras manos, o de ser seducido vulgarmente, también está mal querer sentirse deseado por alguien más, pero Harry simplemente no puede evitarlo, le gusta recibir afecto, le gusta escuchar palabras bonitas, y le gusta que lo llenen de cumplidos. No debería caer tan fácilmente por una persona que apenas conoce, y que además es un vil pirata, pero cada segundo que pasa con el capitán es una oportunidad para recibir toda la atención que no recibió en su vida.

¿Cómo no caería fácilmente? Harry está completamente perdido en los encantos innatos del capitán, y con cada palabra bonita cae más profundo sin tomar precauciones, y sin tomar en cuenta el peligro que eso podría significar para él. No piensa en el peligro cuando está a su lado, sólo disfruta ser mimado y ser sostenido en sus fuertes brazos, le gusta esa sensación de ser abrazado mientras duerme. Louis lo llena de seguridad, el sólo hecho de estar con él y ser su protegido le genera mucha confianza.

Louis por su parte espera con impaciencia a que el príncipe salga del baño para tomar una ducha y calmar su testosterona, caminando alrededor de la habitación jugando con los anillos en sus dedos. Se encuentra muy excitado después de tener al muchacho en paños menores contra su cuerpo, con sus pequeños glúteos rozando su entrepierna, permitiéndole cumplir su deseo de apreciar su preciosa figura.

No puede evitar pensar en la clase de expresión que pondría estando en una posición más arriesgada, o cómo se vería su lindo rostro ruborizado debajo de él, a su absoluta disposición, con sus piernas abiertas enredadas en su cintura mientras araña su espalda, aferrándose a las sábanas mientras él lo lleva lentamente al orgasmo. Joder, desea tanto verlo perder el control y la compostura, oírlo gemir y suplicar por más placer con esos labios carnosos hinchados después de morderlos entre besos apasionados. Desea volverlo loco y devorar cada centímetro de su lindo cuerpo, demostrándole que es una verdadera obra de arte creado únicamente para ser disfrutado.

Tal vez no le dirá eso, definitivamente no lo hará, sin embargo es lo que piensa.

Tiene que tranquilizarse y dejar de imaginarlo en distintas posiciones sobre su cama. No debe verlo como un objeto sexual, el príncipe dista mucho de serlo, aunque el capitán nunca ha visto a sus pasivos como algo más que eso. Harry sin embargo es diferente, lo sabe desde el primer momento en que lo vió oler las frutas en su camarote. Desde ese instante supo que era diferente, un raro pero hermoso espécimen de la naturaleza. No es un objeto, pero definitivamente es un tesoro invaluable, no como los tesoros que ha coleccionado en sus múltiples viajes, éste es único en todos los sentidos y tiene un maldito corazón de cristal que Louis nunca quisiera romper, mucho menos vender.