Capítulo 39.

2.7K 451 780
                                    

Mayo, 1743. Fireboll

El travieso Louis corre alegremente a través de la cubierta superior, dando fuertes zancadas contra los tablones de madera mientras persigue al más pequeño, ambos niños sonrientes y animados, disfrutando de la soledad del barco mientras los demás cumplen sus deberes en la isla, tratando de negociar a los esclavos que recogieron en sus viajes. El capitán Roger los observa atentamente desde la toldilla con una ligera sonrisa en los labios, pensando que conservar a los niños ha sido la mejor decisión que tuvo en su vida. No se le hacía agradable la idea de tener hijos en el pasado, pero después de ver a Louis y reconocer su valor, definitivamente agradece no haberlo matado aquél día cuando la tormenta se cernía sobre ellos.

Ese día descubrió que tenía un corazón, y Louis se había convertido en su motor.

—¡Capitán! —Fredicksen hace su camino hacia la toldilla, obteniendo toda la atención de Roger, quien se gira para quedar frente al hombre.

—¿Qué sucede? —Mantiene la calma esperando el informe de su compañero.

—Hay problemas. No quieren comprar esclavos en ninguna parte. Dicen que el precio no es apto para las condiciones de los prisioneros. —Fredicksen se apoya de la barandilla, y apenas hace contacto visual con el capitán.

—Argg, malditos exigentes. —Se queja Roger mientras escupe un gargajo sobre la madera. Fredicksen hace una mueca de desagrado, y mira en dirección a los niños que corren en la cubierta.

Ambos permanecen en silencio por unos segundos, entonces Fredicksen decide hablar, sorprendiendo al capitán con un cambio de tema radical.

—Anoche salí del barco. Estuve en un bar haciéndome pasar por uno de ellos. Nadie sospechó de mí. —Roger lo mira de reojo, levantando una ceja con diversión.

—¿Conseguiste algo? —Inquiere con curiosidad. Fredicksen asiente, sonriendo un poco con timidez, lo que aumenta la curiosidad del capitán. Ese pillo.

—Una mujer. Ella tenía un velo negro sobre la cabeza, parecía una viuda negra. Se acercó a mí en la barra, y pude ver lágrimas cayendo de sus ojos esmeralda a pesar de la poca iluminación del bar. Me suplicó que estuviera con ella. —Susurra las últimas palabras como si fuese motivo de secreto.

Roger abre los ojos con indignación, y luego suelta una estruendosa carcajada que se escucha en todos los rincones del barco, con el pensamiento de que todo ha sido un vil invento del hombre para mejorar su ánimo, lo cual funcionó. Fredicksen frunce el ceño, claramente ofendido por su reacción.

—A ninguna mujer de este país podría interesarle un pirata como tú. —Se burla, haciendo que la irritación en el rostro de su compañero aumente significativamente

—Esta mujer me sacó del bar y fuimos a un hotel cercano. Me hizo pagar la habitación porque no quería ser vista por los trabajadores, y por supuesto, tuvimos sexo consensuado después. — Continúa su relato tratando de explicarse. Roger deja de reír para poner una expresión seria, cansado de oír tantas tonterías—. Me dijo que estaba desesperada por quedar embarazada. Yo no le tomé importancia, sólo quería tener sexo con esa hermosa mujer de la alta sociedad para cumplir mi fantasía, así que eso hicimos, dos veces. Ella se quedó dormida enseguida, y entonces aproveché ese momento para registrar sus cosas y ver si tenía algo de valor que pudiera robar antes de huir de la escena.

Fredicksen registra su bolsillo derecho y saca una cadena de oro brillante, los ojos del capitán se expanden con asombro, llenos de ambición.

—¿Es oro real? —Pregunta antes de tomar la cadena en sus manos para inspeccionarla. Fredicksen asiente con la cabeza, pero no sonríe, manteniendo una expresión neutra.

ᴘɪʀᴀᴛᴀ 🏴‍☠️ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora