ᴘɪʀᴀᴛᴀ 🏴‍☠️

Prefacio.

Mayo, 1743

El rechinar de las vigas de madera de roble en conjunto con el continúo choque de olas que causa un fuerte balanceo en la embarcación, arrastrando con ella el peso de toda la carga, es lo único que Louis puede escuchar escondido entre toda la mercancía acumulada, en la bodega del RED LEG. Se lleva varios golpes al tropezar con una gran soga tirada a lo largo en el piso del navío, pero al no tener ninguna escapatoria decide tomar esa misma soga y utilizarla en su defensa contra futuros ataques del enemigo.

—¡Salid de vuestro escondite, canalla! —Escucha la voz de Timothée, por lo que se esconde detrás de los cofres que guardan el oro, sintiendo la adrenalina dispararse por todo su cuerpo al oír el crujir de los escalones—. Puedo oler tu miedo desde aquí, pillastre cobarde.

—¿A quién llamas cobarde? —Grita a la vez que sale de su escondite para enfrentarse con Timothée, quien sonríe con malicia al verlo finalmente. Él mostrando su brillante armadura, un sable afilado pero corto y corvo que siempre lleva a todas partes.

Louis sonríe con la misma malicia y corre hacia su encuentro, cargando la soga para defenderse.

Podría parecer que no es un arma útil, sin embargo, Louis ha aprendido a defenderse con cualquier objeto que encuentre a su alrededor al momento de ser enfrentado, y ha funcionado bien hasta ahora, por lo que no se siente indefenso ante su rival.

—Oh, no llevas armadura. —Timothée se regocija al notar la falta de armamento de Louis.

—¿Quién lo dice? Con esta soga podría acabar con tu miserable vida, pirata asqueroso. —Ambos quedan frente a frente, mirándose fijamente para intimidar a su oponente. Una lucha de miradas muy común en dichos enfrentamientos.

Se puede sentir la tensión que hay entre ambos, y definitivamente Louis está muy convencido de que volverá a salir victorioso esta vez. Confía mucho en su entrenamiento, y tampoco se dejará vencer tan fácil. Está pensando en mil formas de usar la soga en su defensa, cuando la voz de Timmy resuena en las paredes, atravesando sus oídos.

—Te haré pasear por la plancha... O mejor te rebanaré el cuello y daré de comer a los tiburones.

Louis suelta una carcajada antes de correr hacia él y desarmarlo con un fuerte rodillazo en el estómago, viendo caer el sable al suelo, para luego poner la soga alrededor de su cuello y apretar el agarre.

—Todavía no logras vencerme. —Sonríe victorioso mientras lo escucha quejarse y lloriquear.

—Argh, suéltame ya, Louis. Es trampa si me pateas el estómago de verdad. Eso duele en serio.

Louis suelta otra carcajada, soltando el agarre de la soga, dejándola caer al piso mientras Timothée lo mira con el ceño fruncido y un mohín en sus labios, acariciando su cuello.

—Tienes que aprender a luchar, Timmy, no hay otra opción para nosotros. —Lo reprende con dureza al notar la debilidad de su oponente.

Siempre juegan entre ellos de esta manera, a Timmy le gusta tomar el papel del enemigo, imitando el acento español de los colonizadores. Es muy gracioso escucharlo hablar de esa forma, una burla muy discreta entre ellos.

Ambos niños escuchan el fuerte ruido de las anclas al chocar con el agua y se alegran, pues saben lo que significa eso. Le llaman el sonido de la gloria, otras veces, la hora del festejo.

—¡Hemos encallado! —Suelta el menor con emoción, recogiendo su sable para luego guardarlo en sus pantalones. Louis asiente con la cabeza y los dos corren hacia las escaleras que llevan hacia la cubierta del barco para que los mayores noten su presencia. Han estado jugando por muchas horas, tal vez los han estado buscando, aunque casi nunca los necesitan en la cubierta. Vamos, ¿A quién quieren engañar? Nunca los necesitan.