Candys

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George le da un buen uso a esa boca

-Oh, Dios mío, ¿todavía estás comiendo dulces?-Habías entrado en la habitación de los gemelos para encontrar a George tumbado en la cama, con un montón de envoltorios junto a su cadera.

-¿Qué? Son demasiado ricos-Él sonrió y siguió masticando mientras abría una rana de chocolate.

Con un gruñido, arrojaste las bolsas que llevabas sobre el cajón, sacando primero los dulces que le hacías traído a George de el último viaje a hogsmeade. 
¿Cuántos dulces compraste georgie?-Te inclinaste, tratando de meter la mayor cantidad de dulces en el baúl frente a su cama.

-Lo Suficiente para sobrevivir hasta la próxima salida- Se quedó callado por un momento, el único sonido era el ruido que hacías por intentar acomodar todos los dulces .
-Sabes, si tuviera algo mejor para comer, sería una historia diferente-dijo George de manera coqueta

Te volviste para mirarlo, a punto de sugerirle ir a las cocinas, pero no pudiste pronunciar las palabras. Claro, él había coqueteado contigo antes, te había dado esos ojos una o dos veces, pero nunca se había visto tan ... hambriento y exitado.

Antes de que te dieras cuenta, él se levantó y cruzó la habitación, de pie lo suficientemente cerca como para sentir el calor que irradiaba de él. 
-Apuesto a que sabes aún más dulce que ese caramelo- Se inclinó hacia adelante, sus labios peligrosamente cerca de los suyos, flotando por unos momentos, tal vez dándole tiempo para salir y huir de el. Pero no podías moverte y tampoco era como si quisieras hacerlo. Esto es lo que querías desde que lo viste acostado devorando eso dulces.

Él acercó sus labios a los tuyos, suaves y ligeros, acunando tu cabeza en sus fuertes y grandes  manos mientras las tuyas apretaban la tela de su camisa que se encontraba medio abireta. El beso se hizo más profundo, ambos necesitaban más y estaban perdidos en la sensación de calidez y humedad, el sabor del chocolate que irradiaba de George

No te importaba lo inesperado que fuera esto o por qué estaba sucediendo. Simplemente no querías que se detuviera. Tus dedos encontraron su camino debajo de su camisa , rozando su estómago y su fuerte y definido abdomen, disfrutando de la forma en que apretó los puños bajo tu ligero toque.

Jadeando, rompió el beso y te miró fijamente con sus ojos brillantes, ahora oscurecidos por lo que sabías que estaba igual de exitado ¿Sabes igual de dulce en todas partes, princesa?-dijo george con descaro

-No lo sé-Tu voz era más hermosa y que nunca para el
 -¿Por qué no lo averiguas?-

Su sonrisa se disparó directamente a tu centro. Bajó sus labios a los tuyos de nuevo, con más fuerza esta vez, más necesidad, brazos fuertes rodeándote, sosteniéndote contra él mientras tus piernas amenazaban con ceder. Los dedos se entrelazaron en tu cabello, agarrando e inclinando tu cabeza hacia atrás, permitiendo que el espacio que necesitaba para llevar su boca a tu cuello.

Las yemas de sus  dedos presionaron tu trasero para acercarlo aún más a el. 

-Joder. Cama, ahora. Por favor -Fue todo lo que pudiste decir estabas demasiado emocionada como para poder armar una oración coherente

Se rió entre dientes en tu cuello, el calor y las vibraciones casi te hacían cosquillas. 
-Sí, señora-Antes de que pudieras pensar, él te estaba tirando hacia atrás contigo, haciéndote girar y empujándote sobre tu espalda, los envoltorios de los dulces se arrugaban mientras te acomodabas en la cama. Te dio esa sonrisa traviesa y juvenil antes de unirse a ti, sus manos se deslizaron sobre ti con cada movimiento de su lento gatear.

ONE SHOTS GEORGE WEASLEYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora