ADVERTENCIA+18 LEER BAJO SU PROPIA RESPONSABILIDAD
Se encontraban en la madigera viendo películas en el proyector muggle que habían conseguido Harry y Hermione.
La película casi había terminado, pero aún no estabas listo para dejar el cálido abrazo de George. Estabas sentada en su regazo, sus grandes y fuertes brazos a tu alrededor, tu cabeza apoyada en su hombro donde te acurrucaste para calentarte.
Al menos, eso es lo que le dijiste a él ya ti mismo, que tenías que abrazarlo porque tenías frío y los otros chicos se llevaron todas las mantas. En realidad, te encantaba la sensación del hombre del que estabas enamorado abrazándote. Te permitía fingir, al menos por un momento, que a él también le gustabas y que no eras una patética perdedora enamorado de tu mejor amigo del que media escuela estaba enamorada.
No es que a George pareciera importarle. Al hombre le encantaban los abrazos tal vez incluso más que a ti, siempre abrazándote por detrás, sentándote en su regazo, rodeándote con el brazo cuando estaban sentados juntos. Los otros siempre se burlaban de ustedes dos, preguntando si finalmente se habían juntado, y George siempre se sonrojaba y ocultaba su rostro y decía que no era así, enviando una punzada de dolor a su corazón.
No fue así, y nunca lo sería. Solo le gustaba abrazarse contigo, sin motivos ocultos ni sentimientos ocultos. Eras su mejor amigo y confiaba en ti más que en nadie, y eso fue todo.
Cuando te hiciste amigo de él, te habías dado cuenta de cuánto evitaba el contacto físico. No le gustaba ser tocado por los demás, ni siquiera por sus amigos, pero luego viniste tú; incluso si no estaba enamorado de ti, sabías que se preocupaba profundamente por ti. Eras la única persona a la que dejaba tocarlo, de quien buscaba afecto físico además de Fred auque no era de la misma forma . Hizo que tu corazón se disparara, cuánto sabías que le gustabas y confiaba en ti, incluso si no era románticamente.
Ahora, acurrucado junto a él mientras la película alcanzaba el final, apenas podías mantener los ojos abiertos. Estar abrazado por él siempre te hacía esto, especialmente cuando podías sentir su suave respiración adormeciéndote. Era tan grande y cálido, como tu propio osito de peluche personal, tu osito georgie, lo llamaste en broma una vez, y por mucho que siempre quisiste apreciar que te abrazaran, siempre te dejaba inconsciente cuando era así, cálido y abrazados y acurrucados juntos.
Podías escuchar la película terminando ahora, pero te acurrucaste más cerca de él, sintiendo la forma en que apretó sus brazos alrededor de ti con más fuerza, protección y amor. Tarareó un pequeño sonido de satisfacción y él respondió tocando su frente con sus labios, sin besarla allí.
-Aww, mira a la feliz pareja tan lindos mis niños-, se burló Fred, haciendo reír a algunos de los demás.
-Cállate, la despertarás-, murmuró George, ignorando sus burlas, y mantuviste los ojos cerrados, fingiendo estar dormido.
-¡Está tan enamorado, míralo!-Gimny se rió de ver de tal forma a su hermano que por lo general era el gemelo reservado y George se tensó. Juraste que casi podías escuchar los latidos de su corazón acelerándose en su pecho.
-Cállate-, refunfuñó George, levantando una mano para que descansara suavemente sobre tu cabeza. Te preguntabas si estaba tratando de taparte la oreja para que no pudieras escuchar lo que decían los chicos, pensando que solo estaba tratando de evitar que te despertaran.
La película continuó, y George mantuvo su mano en su lugar sobre tu cabeza, un par de veces moviendo sus dedos un poco, acariciando tu cabello hacia atrás de tu cara. Hiciste otro pequeño ruido, suspirando y acurrucándote más cerca, y esta vez George respondió tarareando, tan silencioso que solo tú podías escucharlo.