Leer bajó su propia responsabilidad+18
Sentiste esa boca suya que tanto te volvía loca entre tus muslos y soltaste un pequeño grito. Por supuesto que se despertó antes que tú, el hombre era madrugador, para salir corriendo a prepararse y asegurarse de que la tienda de bromas siguiera en pie.
Tus articulaciones todavía te dolían por el entrenamiento que te había dado la noche anterior. Él había estado inquieto porque te negabas a follarlo cuando estabas sangrando y tan pronto como terminaste tu ciclo mensual, George estaba "como una abeja atraída por el dulce néctar bebé " .
Ahora, todavía en medio del sueño, gemiste suavemente cuando esa malvada lengua suya atrapó tu sensible clítoris. Su risa vibrando a través de ti.
-¿George?- Susurraste mientras una mano encontraba su camino en ese desorden de cabello enredado. -Bebé, es demasiado pronto es muy temprano joder George-.
Levantó la cabeza y su mirada se encontró con la tuya. Amabas tanto sus ojos y siempre besaste cada peca y lunar que tenía. Para su disgusto, pero lo permitió porque eras tú .
-Vuelve a dormir princesa-, refunfuñó antes de morderte la parte interna del muslo, haciéndote saltar y chillar.-yo necesito un buen desayuno-. Te guiñó un ojo antes de que pudieras decir nada y continuó su asalto a tu coño.
Sabía que no volverías a dormir.
Él había abierto suavemente tus pliegues húmedos y ha estado admirando lo mojada que estabas. Eso siempre pasaba cuando dormías en la misma cama, siempre estabas empapado.
Ya sea por frotar esa polla suya contra tu culo, a pesar de que solo estaba follando, o porque te había lamido y chupado el cuello y los senos mientras dormías.
-Perfecto y todo para mí-, susurró para sí mismo mientras daba una larga y dura lamida, arrancándote otro suave grito. -¡Lo mejor que un hombre puede comer!-
Succionó con fuerza tu clítoris antes de morderlo rápidamente, lo que provocó que le tiraras del cabello pelirrojo y un gruñido se escapara de sus labios.
George lamió y chupó tu coño como un hombre muerto de hambre. Tus pequeños gemidos lo excitaron y tuvo que frotarse contra la cama, su polla dura y palpitante. Tendría que follarte de nuevo.
Empujando su lengua en tu entrada, una de las manos de se deslizó hasta tu pecho y apretó con fuerza mientras la lengua follaba tu coño.
Te dolía la espalda y ahora ambas manos estaban en su cabello, empujando su cabeza más entre tus muslos.
Gritos de su nombre resonó alrededor de la habitación. La parte que era solo para ti y él, nadie más se atrevía a entrar a pesar que vivían junto con fred.
Empujó su lengua dentro de ti un poco más antes de chupar tu clítoris con fuerza otra vez y soltarlo con un jadeo. -Cariño, estás jodidamente empapado-. George sonrió, su barbilla reluciendo.
¡Ni siquiera te hizo correrte todavía!
Antes de que respondieras, él había vuelto a besarse con tu coño, los ruidos que hacía eran pura inmundicia. Lamiendo, chupando y mordisqueando tu clítoris y pliegues.
Se dio cuenta de que estabas cerca cuando tus muslos comenzaron a temblar y decidió terminar esa parte de su desayuno. Pero aún no había terminado contigo.
Estabas jadeando cuando la alta torre de un hombre se inclinó sobre ti y depositó un suave beso en tus labios. El sabor de tu coño te excitó aún más y apretaste sus mechones mientras tus lenguas luchaban por el dominio.
Rápidamente mordiste su labio inferior antes de alejarte, ronroneándole.
-Aún no he terminado preciosa. Abre esa bonita boca-. Hiciste lo que te pidió y George colocó dos de sus gruesos dedos en tu boca.
-Chupa-
Lamiste y chupaste, tarareando alrededor de sus dedos, sin apartar los ojos de los suyos. Esos hermosos ojos, llenos de lujuria y deseo por ti y solo por ti.
George besó tu frente mientras retiraba sus dedos, pellizcando tus pezones y metiendo ambos dedos en tu coño empapado.
-!Georgie-!- Gritaste y sus labios se cerraron sobre los tuyos, su otro brazo te rodeó y te abrazó.
No pudiste evitar llorar y gemir contra sus labios mientras empujaba sus dedos dentro y fuera de ti. Los sonidos te avergonzaban, pero a él le encantaba escucharlos.
Sabiendo que te mojó, los sonidos de tu humedad lo pusieron duro como una roca.
Su pulgar golpeó tu clítoris descuidado mientras su asalto continuaba e hizo todo lo posible para mostrar a ambos senos la misma cantidad de atención.
Apretándolos y abofeteándolos, haciéndote saltar y llorar de placer.
Una de tus manos se aferró con fuerza a su cuello mientras que la otra agarró la sábana, casi rompiéndola. Tus caderas se doblaron para encontrarse con el empuje de su muñeca.
Y sí, esa fue su polla clavándote en la espalda.
George soltó tus labios, permitiéndote tomar bocanadas de aire mientras continuabas gritando su nombre y rogando por más.
-Eso es, grita por mí bebé. Jódete en mis dedos. Mírate, estás tan desesperado por mí- Susurró en tu oído antes de chupar y lamer tu lóbulo.
Sus dedos te cortaron como una tijera y se curvaron, preparándose para que te corrieras y tomaras su polla. A pesar de que dijiste que te encantaba cómo te estiraba, George no quería causarte ningún dolor.
-¡Cerca!- Chillaste cuando su pulgar frotó tu clítoris. Volvió a curvar los dedos y los metió dentro y fuera de tu coño.
-Córrete en mis dedos muñeca-, exigió. -Muéstrame quién te moja tanto. ¡Córrete y te daré mi polla para rebotar sobre ella, bebé!-
Dejaste escapar un último grito fuerte cuando sentiste que tu bobina se rompía. El orgasmo te recorrió, las piernas temblando y el pecho agitado.
George se rió entre dientes mientras intentabas apartar su mano de tu coño, tu cuerpo casi se cae sobre la cama.
Volvió a apretar suavemente tus pechos y besó tu frente mientras retiraba sus dedos empapados.
Otro gemido te dejó mientras lo mirabas chuparlos y lamerlos para limpiarlos. -El mejor desayuno que un hombre podría pedir-.
Él sonrió mientras te volteaba sobre el colchón y te daba un fuerte golpe en el trasero.
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