LEER BAJO SU PROPIA RESPONSABILIDAD+18
Cómo lo prometí aquí está el segundo del día ❤️🦁
Podías ver la frustración en su rostro. Se construyó lentamente, su ceño se volvió más fruncido y su ceño se hizo más profundo. Dio unos golpecitos con el pie en el suelo y tú trataste de ocultar tu sonrisa mientras te inclinabas lentamente, tus pantalones cortos ya cortos subían más arriba por tus piernas.
Limpieza a fondo de fin de semana, dijiste. Era irónico que en realidad nunca estaban en el apartamento más que que para dormir, pero si ibas a empezar a vivir con los gemelos, ibas a hacer un poco de limpieza…. Al menos, esa fue tu excusa. Lo que en realidad estabas haciendo era asegurarte de que George mantuviera sus ojos en ti mientras hacías todos los movimientos sexuales convenientemente posibles. Y se notaba que estaba empezando a afectarle.
Ya había intentado acercarse a ti una vez, pero lo ahuyentaste con la aspiradora y una sonrisa maliciosa.
Limpiaste detrás del librero y podías sentir sus ojos sobre ti. En realidad, estaba comenzando a ser un poco embarazoso, la tensión sexual que emanaba de él era casi palpable.
-¿Ya terminaste?- preguntó, la molestia clara en su voz.
-No.-Moviste las caderas y ni siquiera te molestaste en acercarte al libro que había caído atrás del librero.
Un gemido audible.
-Oh, pobre bebé. Solo necesito limpiar la cocina y luego… Tu mano se detuvo inexplicablemente a mitad de la limpieza y miraste por encima del hombro, sabiendo de inmediato cuál era la causa. -¡Georgie! ¡Ya basta! -
-¿Y entonces que?- Lentamente se levantó del sofá, y la mirada en sus ojos hizo que una sensación de terror se apoderara de ti. Eso era todo, finalmente lo empujaste demasiado lejos y no tenías idea de lo que iba a hacer.
-¡V-vamos George, solo estaba…!- Jadeaste de sorpresa cuando te empujó contra la pared y te retorciste contra el mientras él presionaba contra ti. -Yo-yo solo estaba bromeando-.
-Lo sé.-Gruñó, su dedo tirando de tus pantalones cortos hacia un lado. -… Sin ropa interior, ¿eh? Ya me lo imaginaba.-
Apenas tuviste tiempo de reaccionar antes de que hubo un destello azul y sentiste la sensación de su gruesa polla empujándote hasta el fondo. Tu mano te tapó la boca, incapaz de evitar gritar cuando george comenzó a empujar dentro de ti, con fuerza y con muy poca advertencia.
-¡Georgie no podemos…! ¡Fred está ... todavía en casa ...! - Jadeabas entre embestidas. Georgie ignoró tus protestas y agarró tus dos muñecas y tiró de ellas hacia atrás, empujando más profundamente dentro de ti, haciéndote chillar de placer. Sabía exactamente lo que te movía y no estaba dispuesto a detenerse.
Te golpeó una y otra vez y no pudiste hacer nada para contener tus gemidos a medida que se volvían cada vez más fuertes. Tu corazón casi se detiene cuando escuchas que se abre la puerta del cuarto de Fred.
-¿George? ¿Está todo bien?-Fred gritó y tú te mordiste el labio, tratando de no hacer ningún sonido mientras George continuaba follándote. Ni siquiera la posibilidad de ser atrapado por Fred podría detenerlo en este punto.
-¡Es solo la radio Fred!- George llamó, golpeando ese punto dulce dentro de ti, haciéndote gritar. -No te preocupes por eso, ¿de acuerdo?-
Hubo una pausa. -¡Bueno, si tú lo dices!-
Esperaste el clic de la puerta al cerrarse antes de volver a mirar a George. -¿¡Q ... qué demonios estás pensando ... !?-
-Estoy pensando en lo jodidamente apretada que estás-. Giró sus caderas y tú gimoteaste, tus piernas empezaron a temblar. Cada vez que empujaba hacia ti, tu mente se quedaba completamente en blanco. Había algo en George que siempre sabía llegar a hacerte sentir muy caliente. Su polla era tan cálida y gruesa, y podías sentirla contraerse e hincharse dentro de ti a medida que la respiración de George se hacía más pesada. El sudor rodó por su frente y agarró tus muñecas casi dolorosamente fuerte.
-Mírate, lloriqueando como una putita-. Él sonrió. -Quieres que Fred baje aquí, ¿no? Te gustaría que también te follara, ¿verdad? ¿Que llene tu pequeño agujero apretado y lo joda duro ...? -
-¡N-no ...!-Sacudiste la cabeza, aunque eran iguales George era la persona que amabas y te exitaba solamente el podía joderte como lo estaba haciendo.
George casi se rió. -No, mi hermano nunca podría hacer algo así ... Yo, por otro lado …- Soltó tus muñecas y te tiró al suelo con fuerza, agarrándote del pelo. -Voy a follarte tan fuerte que ni siquiera recordarás tu propio nombre-
Con su mano ahora libre, te tapó la boca para amortiguar tus gritos cercanos y pudo sentir el placer acumulándose dentro de ti, pidiendo alivio.
-Puedo sentirte apretada alrededor de mi polla ... Quieres correrte, ¿no?- su mano se deslizó por debajo de tus pantalones cortos, sus fríos dedos frotando tu clítoris, enviándote al límite. -Adelante…. ¡Oh, joder, ve y corre para mí…!, joder ... ¡Joder, joder, joder! -
Después de algunos empujones más duros y profundos, llegaste al clímax cuando él se corrió, el líquido de su semen goteando por tus muslos antes de que él se retirara. Ambos se quedaron allí por un momento mientras recuperaban el aliento, y el placer disminuyó más o menos.
Perezosamente se dio la vuelta y se apoyó contra la pared, con una amplia sonrisa en su rostro mientras separaba las piernas y lo convencía para que se acercara, a lo que él felizmente obedeció.
-No has terminado conmigo, ¿verdad?- Le preguntaste, presionando tus labios a los lados de su boca, tu voz llena de lujuria.
Te agarró por los hombros y te empujó contra la pared, con deseo en sus ojos. -Estás tan jodidamente caliente cuando te pones así.-
Empujó dentro de ti una vez más y envolviste tus piernas alrededor de sus caderas y tus brazos alrededor de sus hombros. Ya eras sensible al tacto y él lo sabía. Y lo aprovechó.
Presionó su pulgar contra tu clítoris y enterraste tu rostro en su chaqueta, gimiendo y jadeando mientras el placer sacudía tu cuerpo. Era casi insoportable, incluso doloroso, pero amabas cada segundo.
George te acercó más, asimilando cada momento en que te abrazó. -Te amo-, gimió sin aliento. -Te amo tanto, maldita sea-.
Agarraste su chaqueta con fuerza, tus orejas ardían de vergüenza mientras lo decía una y otra vez: te amo.
-Eres tan hermosa y maravillosa, y tan, tan increíble …- Apretó los dientes contra tu cuello, su aliento caliente en tu piel mientras hablaba. -Te amo ... no sé qué haría sin ti, te quiero mucho-
-Georgie…-Jadeaste, sintiéndote cerca de alcanzar otro orgasmo. -Yo ... yo también te amo …-
Eso es lo que pareció hacer por él. Sus embestidas se volvieron erráticas, ni siquiera pensó en reprimirte. Te permitiste gritar cuando te corriste, con los dedos de los pies doblados y la espalda arqueada mientras lo hacías. Después de unos momentos, George se estremeció contra ti, corriéndose dentro de ti por segunda vez.
Presionaste suavemente tu frente contra la de él, demasiado cansada para decir algo. Pero, de nuevo, no era necesario.
Te quedaste dormido incluso antes de que George te llevará a su habitación.
GRACIAS POR LEER Y RECUERDEN QUE LOS PEDIDOS ESTAN ABIERTOS