OliviaRespiró hondo y asiento con la cabeza a cada cosa que dice.
— Si, mamá. Lo sé, lo sé, estuvo mal.
— Malísimo estuvo! Cómo puedes faltarle es respeto a una profesora y peor aún cuando le entregas un examen, te puede perjudicar.
— Que se atreva, habrá que pintarle el auto y listo. — digo casual.
Ella abre la boca sorprendida por mi respuesta y niega con la cabeza.
— Eres un caso, Olivia.
— Y el mejor de todos, mamita querida.
Ella sonríe a medias y le doy un sonoro beso en la mejilla.
— El más complejo querrás decir.
Me envuelve en sus brazos cálidos. Cómo todo una mimada la recibo gustosa.
— También, pero así me amas.
— Por supuesto que sí.
Al llegar del instituto monte mi drama y le conté lo que pasó, por supuesto que me iba a regañar, pero no puedo evitar no decirle las cosas, siempre fuimos las dos y el lazo madre e hija es muy fuerte.
Mi papá está en la marina así que son contadas las veces que lo veo, hablamos por cartas o muy cortas llamadas, que se las dejó a mi mamá.
— Iré a lo de Sandra, es noche de bingo. — dice emocionada.
— No es muy de antes juntarse a jugar al bingo? Mamá, tienes cuarenta años como para que en tu alma habite una anciana de ochenta.
Ella me mira ofendida y con su bolso me pega en el trasero. Pego un saltito y sobó la zona.
— Oye!
— No digas la edad de tu madre, jovencita.
— Pero, si no hay nadie! Somos solo nosotras. — me defiendo confundida.
— Nunca sabes si alguien está escuchándonos.
Si eso fuera así, conocen los gemidos de los chicos del instituto medio pueblo.
— Tenemos que dejar de hacer viernes de películas.
— No, este viernes toca maratón de Spiderman. Y lo veremos. — me apunta con un dedo.
Levanto las manos en señal de paz y ella sonríe complacida.
— Anda, ve a tu juego de ancianas. — me burlo.
Cuando se acerca con su bolso preparado en mano, subo corriendo las escaleras hasta mi habitación.
— Olivia de la Rosa French!
— También, te quiero, mujer!
Escucho su risa, como sale de la casa y arranca su auto.
Me tiro en mi cama con los brazos abiertos, mi mano va a mi rostro y con un dudo lo paso por mi nariz, mejilla y labios.
Los momentos de acercamiento con Enzo me llegan a la mente.
Cómo se siente su mirada solamente en mí, su sonrisa divertido, nuestras narices rozándose, su mano en mi mejilla acariciando y su estúpido autocontrol conmigo.
Mi mano baja pasando por mi cuello, por la abertura de mis pechos hasta llegar al nudo de mi crop top, lo desató y mi mano sigue bajando hasta llegar a mi pantalón de algodón, lo bajo hasta debajo de mis rodillas.
Con dos dedos sobó por encima de mis bragas y malditamente imagino que es Enzo el que aparta la estorbosa tela, sus dedos suben de arriba a bajo, un dedo me penetra haciendo que arqueé la espalda y gima su nombre, entra y sale de mí sin pudor.
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Polos opuestos
Teen Fiction[ Romance ] +18 Los polos opuestos se atraen, sí, pero ¿Durarán lo suficiente para llegar a amarse? Es posible saciar tu curiosidad y listo? Para Olivia French solo aumentará. Enzo es un chico como cualquier otro que tiene a la chica más codiciada d...