Capítulo 52 [ Universidad ]

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29 de Noviembre


Enzo

Escucho el repiqueteo de los zapatos de mamá a mí lado, mientras, ambos vemos la pantalla frente a nosotros. Estamos esperando que llegué la aceptación de la universidad para así poder estudiar nutrición. Me levanto de mi lugar y empiezo a caminar por mi habitación.

— Esto es una tortura. Cómo pueden tardan tanto? — me exasperó.

— No lo sé, estoy igual que tú. No ven que me está dando un paro? — habla mamá, también exasperada.

Nos quejamos a la vez que nos ponemos nerviosos. Si, ya se de quien saque mi lado dramático.

Ambos giramos la cabeza al escuchar unas risitas, Olivia y Josefina están en el umbral de la puerta viéndonos divertidas.

— Por qué parecen dos neandertales que no entienden de tecnología frente al computador? — cuestiona Olivia, ladea la cabeza.

Me cruzo de brazos.

— Porque está mierda tarda mucho. Quieres fijarte, hacker?  — mascullo.

Las cejas de las mujeres son alzadas ante mi tono, y de inmediato me arrepiento. Mi madre y Jose, se miran un momento, mientras, Olivia suspira.

— Chicos, están bien? — pregunta mamá, mirándonos.

Me callo y evito las miradas de las mujeres, más la de la pelinegra jodidamente hermosa de novia que tengo.

— Vale, los dejamos un momento a solas. — rompe el silencio, Jose. — Ven, cariño, dejemos que hablen.

— Pero, yo quiero saber. — refuta mamá.

— Cariño, vamos, necesitan hablar a solas. — recalca lo último.

Mamá bufa saliendo de la habitación con Jose detrás suyo y así nos quedamos solos. De igual forma, mi vista esta en otra parte que no sea en Olivia.

— Enzo, puedes mirarme al menos y no evitar mi mirada como un cobarde. — masculla. Frunzo el entrecejo y la miro.

Está cruzada de brazos, su mirada intensa acompañada de su rostro serio que tanto intimida.

— Por qué te enojas? Yo soy el enojado aquí, no tú.

Dirijo mis pasos hacia mi cama y me siento, me descruzo de brazos para pasar mis manos por las pequeñas arrugas de mi camiseta de tirantes gris.

— No, ahora la enojada aquí soy yo. — replica.

Ruedo los ojos.

— Genial, a mí me faltan el respeto y tú eres la enojada.

— Ya hablamos de esto, y el racional entre los dos eres tú, pero hace cuatro putos días que se te fue esa parte. — espeta.

Sí, tiene razón. Pero estoy molesto, indignado y celoso todo por la culpa del tonto de su jefe.

Hace unos días mi padre me regalo un auto, desde entonces la fui a buscar al gimnasio para que no venga sola, y las veces que fuí ese Pedro se acercaba demás a ella, me trataba tosco en las pocas veces que hablamos y puede que me causo inseguridad.

Por supuesto que hablamos de eso, pero la ocasión se repitió y así hasta llegar a esto, ambos enojados. Me siento mal porque confío en ella y extraño besarla, sentirla cerca, fueron los cuatro días más torturantes que viví, y eso que estar en rehabilitación no es muy lindo que digamos.

Me perdí en mis pensamientos que no me di cuenta en el momento que se acercó a mí, está enfrente de mí aún de brazos cruzados.

No tiene sentido esto, confío en ella y siempre me hace sentir seguro sobre lo que siente por mi. Por qué dudar? Por un bobo que es uno mas del montón que mira a Oliv? No lo vale, menos que por eso este distanciado de ella, que no tiene la culpa de nada. Ahora sí que me siento un idiota.

Polos opuestos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora