Capítulo 32 [ Algo es algo ]

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Enzo

Las personas creen que es exagerado que el amor es el sentimiento más fuerte, yo fui una de esas personas, pero luego ví cuanta razón había.

Definiría al amor como un huracán; llega arrasando con todo, asustandote y dándote curiosidad para luego, irse dejándote sin nada pero con calma. A lo que llegué a la conclusión de que el amor es un sentimiento poderoso donde uno da todo para el otro, esa persona lo toma y tú te quedaste sin nada.

No digo que hay que tenerle miedo al amar, sino que esa persona puede tomar todo de tí y destruirte o devolvertelo multiplicado por cien.

Está en manos del azar.

Olivia está ganando ese poder en mí y a pesar de nuestras peleas, mis inseguridades y que aún faltan barreras por las que pasar entre nosotros; no me arrepentiré de darle ese poder.

Porque eso entendí cuando le dije que estaba enamorado de ella, que al amar hay que darlo todo, ni poco y menos a medias, todo. Sino lo saben valorar, te sacudes y sigues tu camino, es difícil pero no imposible.

Todo muy filosófico, pero aún no le hablaste, Platón.

Bueno, quiero darle su espacio y aún sigo molesto por todo lo que pasó.

Después le reprochas y qué te dijo Oliv del espacio?

Si, recuerdo lo que dijo pero está vez es necesario. Ambos explotamos.

— Hey, Enzo, no? — pregunta una voz, me giro y miro a la chica, que sonríe tímida.

Sonrió de lado.

— Si, así me llamo. — respondo. Ella ríe.— Puedo ayudarte en algo?

Menea la cabeza.

— No sé si te acuerdas de mí, soy la capitana de hockey.

Frunzo levemente el entrecejo, y la miro e intento recordarla. Su voz nerviosa y tímida, su pelo castaño y me hace acordar a la chica que me habló en la reunión hace tiempo.

— Oh, si te recuerdo de la reunión, no?

Asiente con la cabeza.

— Sí, estabas al lado de Olivia. — suelta una risita.

Paso saliva ante ese recuerdo.

— Siento, si te incómodo como te hablo. Ella no es así... bueno sí, pero no es personal, solo odia a cualquier ser que respiré. — comento.

Ella le resta importancia, mientras ríe.

— No pasa nada, su cara me dice que es así. Me gusta su personalidad. — comenta. Asiento con la cabeza. A mí igual. — Bueno, a lo que venía. Quería pedirte ayuda, para ver si te gustaría hacer un partido benéfico en dos semanas y ya que eres el capitán. — sus mejillas se ponen rojas. Alzo una ceja divertido ante eso.— Es para ayudar a un centro de adictos, no solo están en proceso de recuperación sino que viven ahí y carecen de varias cosas. Qué dices?

Me mira con ilusión.

Me gusta ayudar, y más si es a personas que pasaron por lo mismo que yo y entiendo la necesidad de consumir, la soledad que se siente y como intentan mejorar para así salir de ese mundo.

— Es algo muy lindo de tu parte — comento. Ella se pone aún más roja.— , y con gusto acepto. Dime cuándo es, luego hablaré con los demás...

Me callo cuando chilla y se abalanza a mí, dándome un efusivo abrazo, algo desconcertado le devuelvo el gesto.

Polos opuestos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora