Extra IV

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Notita de autora: Holaa, tanto tiempo. Cómo están? Yo feliz porque ya es un año de este libro tan hermoso y especial para mí, además del gran recompensa que tiene, así que gracias por eso.
Y para festejar, era necesario un extra. 💗


Olivia French Smith


Cuando era adolescente el amor o ser amada, me parecía algo lejano, casi que imposible que me pase a mí. No por creerme inalcanzable, sino porque el concepto del amor que yo tenía era sobre que nadie es centro recuperatorio de traumas de la otra persona. Y yo era una chica con muchas cosas por las que resolver en ese momento.

Siempre preferí satisfacerme y satisfacer en el ámbito sexual, a la par que aclaraba que de follar no pasaba. No jugaba con los sentimientos de nadie, no creaba falsas expectativas, no usaba a nadie para llenar un vacío más que compartir unos orgasmos y listo.

Así era y me funcionaba bastante bien. Pero como desde chica digo; a la vida les gusta llevarnos la contraria. Y me lo hizo, pero de la forma más linda, pasional y buena posible, porque puso en mi camino a mi esposo, el hombre y hasta me atrevo a decir la persona que más amo en está tierra: Enzo Smith.

Años juntos, miles de recuerdos tanto buenos como malos, experiencias y sentimiento nuevos.

Jugando con mi anillo de casada se me escapa una sonrisa de estúpida enamorada.

— Qué te hace sonreír cómo tonta?

Levanto la mirada con mi rostro serio y me cruzo de brazos.

— La impuntualidad es tu único fuerte, Leo. — ignoro su comentario, él ríe y besa mi mejilla a pesar de que le hago mala cara. — Baboso que eres.

Se sienta frente a mí.

Estamos en una cafeteria, es una especie de reencuentro ya que ni bien terminamos el instituto él se fue del país y solo hablabamos porque me mandaba memes. Hasta que volvió y me pidió juntarnos.

— Sí, Olivia, estoy bien, mi vida genial y también te extrañé. — me dice irónico. Ruedo los ojos. — Veo que hay cosas que no cambian.

Está más maduro y musculoso. Se quitó el piercing del labio, se cortó el cabello y tiene barba. Viste como entrenador de voleybol, su trabajo desde años.

— Tu sigues igual, fiestero y soltero. — lo molesto.

Como la segunda rebanada de pastel de chocolate que me pedí, junto a un jugo de naranja y café con leche.

— No te creas. Soy un hombre serio ahora. — me guiña un ojo cuando lo miro con sospecha. — Y tú? Sigues con Enzo?

Arqueo una ceja.

— Sabes que sí. Eres el único que le da dislike a nuestras fotos.

Se encoge de hombros.

— Libertad de expresión.

Sonrió con maldad.

— Envidioso.

Él rueda los ojos.

— Por favor, ya te superé. — me roba un pedazo de mi pastel, y le pego en la mano quitándole mi comida, a cambio le doy lo que me sobra de café. 

Polos opuestos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora