Capítulo 27 [ Son novios? ]

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Enzo

Los entrenamientos son cada ve más duros, casi que dejamos el alma en la cancha o haciendo los circuitos del entrenador.

Miro de reojo a los chicos y están que mueren, menos mal que no estamos en verano porque eso sí será tortura.

— Descansen, cerdos sudorosos! — grita él entrenador, tan amable como siempre.

Todos nos detenemos, algunos se tiran al suelo cansados y otros se dirigen a las duchas.

Mientras intento calmar mi respiración veo como Oliv termina de correr, su pecho subiendo y bajando, gotas de sudor por su frente haciéndola brillante, su cara hace días está seria con ojeras.

Cuando veo que se aparta para sacarse el sudor con una toalla, me acerco a ella.

— Cómo puedes lucir tan bien estando toda sudada? — cuestiono a sus espaldas.

Ella se da la vuelta, y me da un intento de sonrisa. Frunzo el entrecejo al notar eso.

— Te interesa verme sudada pero haciendo otra actividad? —rebate con picardía.

Se acerca hasta sentir nuestros pechos tocarse. Bajo un momento la vista y la vuelvo a subir para verla a los ojos.

Me mantengo firme e intento no tocarla.

— Te gusta provocarme o solo vives caliente como un horno?

Ella ladea la cabeza y me mira con inocencia.

— Ambas, señorito Smith. — responde. Niego con una sonrisa.— Quieres bajarme la temperatura en las duchas?

Levanta la mano para deslizarla por mi brazo, mandando escalofríos a todo el cuerpo. Suspiros de placer y algo de nervios salen cuándo su mano se traslada a mi abdomen cubierto por la camiseta, hace leves circulos.

— Olivia, estamos en público. — mascullo.

Ella me mira fijamente, detiene sus caricias, se aparta dos pasos de mí y casi protesto.

— Cierto, no te gusta que te vean conmigo. — dice con una sonrisa. Iba a hablar pero me interrumpe. — Sabes, buscaré a alguien que sí le guste que nos demos como cajón que no cierra, sin importar los demás.

Dejándome descolocado, pasa por mi lado, me giro y la veo acercarse a los chicos que no dudan en sonreírles contentos. Salgo de mi trance cuando los escucho reír.

A la mierda.

Camino hasta Olivia, los chicos me ven sorprendidos pero no me inmutó. Me coloco enfrente de ella, que se ríe y la hago retroceder poniendo una mano en su cintura.

— Qué haces? Estoy organizando una orgía, interrumpes. — me dice y bufó.— Quedamos para el viernes, chicos? — les pregunta y alza la voz, ladea la cabeza para verlos.

Escucho sus risas.

— Ni orgía, ni nada. — mascullo. Ella vuelve a reír.

— Soy libre como un pajarito. — se mofa. Me acerco a su rostro.

— Y mis brazos ahora son tu jaula. — le respondo sobre sus labios.

Sus ojos marrones me miran juguetona y con algo que no sé descifrar.

— No era que no querías que te vean conmigo en público?  — replica sin dejar de verme a los ojos y yo no puedo apartar los míos de sus labios.

Siento como toda risa y barullo descendió.

— No dije eso, no me dejabas aclararlo. — explico.

Alza una ceja.

— Estás diciendo que no te dejo hablar?

Polos opuestos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora