Capítulo 49 [ Hablar con madurez ]

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Olivia

Siento que ni las lágrimas ni el golpear puede desahogarme, puede sacar esto que siento en mí y que no le encuentro nombre para describirlo. Vivo con un nudo en la garganta, los recuerdos me agobian y mis inseguridades son más letales. Es como que deje abrir una puerta que estaba cerrada con llave, candados y cadenas.

Aunque me molesta porque me siento así por toda la mierda que dijieron de mí a lo largo de mi vida y sé que no lo merezco, estoy conciente de eso.

Esto es una guerra contra mi misma todo el jodido tiempo.

Y lo único que quiero es no arrastrar a nadie conmigo, menos a Enzo, no porque quiera menos a mis amigos, sino que con él comparto una relación más íntima y confidente. Tengo miedo de agobiarlo y cansarlo, él dice que no pero ninguno sabe el futuro y toda persona tiene un límite.

Él siempre me sube el ánimo y me cuida, pero él no tiene porque ayudar a alguien que a penas sabe lo que le pasa.

— Cielo! No me estás escuchando. — la voz de Enzo me hace salir de mis pensamientos.— Como me veo?

Lo miro, está de brazos cruzados vestido formalmente, viste de camisa blanca, pantalones de color gris y un saco de color azul oscuro. Nos encontramos en una tienda de trajes u esmoquin, estamos comprando ropa elegante para la fiesta que harán luego de la entrega de diplomas. 

Sí, las clases terminaron y para nosotros incluído el instituto. Prácticamente estamos en la recta de comenzar la vida adulta.

Otro problema que me falta solucionar; a qué universidad iré.

Me acerco a Enzo y dejo un beso en su cuello, llevo mis labios a su oreja y sonrió al ver cómo contiene la respiración.

— Te ves jodidamente follable. — susurro en su oído.

Una de sus manos va a mi cuello y me hace verlo. Bajo mi vista a sus labios, acerco mi rostro al suyo y los uno en un beso largo e intenso. Al separarnos detallo su rostro, poco a poco van desapareciendo los moretones y se encuentra mejor.

— Me veo bien o me salió un grano que me ves tan fijamente? —cuestiona divertido. Sonrió, negando con la cabeza.

— Te vez bien, te queda el azul. — paso mis manos por su saco. — Pero en mi opinión, te queda mejor el pantalón negro. Qué dices?

Él baja su vista a su pantalón gris para volver a subirla a mí.

— Pensé lo mismo, no me gustan los pantalones grises. Solo lo usaba por el instituto. — deja un beso en mi frente. — Iré a cambiarme, me decido y nos vamos, si?

Nos alejamos y él entra al probador.

Él solo creé que sería así de rápido, a veces se le olvida lo indeciso que es. Luego de cambiarse unas diez veces para elegir un pantalón negro, camisa blanca y negra porqué no sabe cuál usará, y su saco azul oscuro, salimos de la tienda, casi media hora después.

Caminado por las pocas tiendas del pueblo, lo mira divertida y él me mira de reojo sabiendo que me quiero burlar.

— Sí, soy indeciso. Ríete si quieres.

— Enzo, el chico estaba que se estrangulaba con el cinturón de las vueltas que dabas. — me mofo y reímos.

— En mi defensa es su trabajo y tan mal no estaba porque se la pasaba mirándote. — comenta.

— Celoso, Smith? — alzo una ceja.

Ladea la cabeza, su mano se desliza por mi cintura y entramos al supermercado.

Polos opuestos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora