Capítulo 5 [ Oliv y Enzito ]

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Enzo

Mi cabeza dolía como si me hubieran clavado los clavos que me faltan, la garganta me raspa como si tendría gripe y el cuerpo, joder, cargue un caballo en mi espalda o qué?

Me muevo en mi cama, aparto la almohada de mi rostro y un olor a bebé se siente en mi habitación. Me siento en el borde de mi cama, froto mis ojos y frunzo levemente el ceño, estoy solamente en boxers y hay ropa esparcida por mi habitación.

Mi corazón da un vuelco al ver ropa que no es mía.

Escucho ruidos en la parte de abajo, agarro unos shorts y salgo de la habitación. Bajo cauteloso las escaleras, el ruido se escucha más fuerte y viene de la cocina, me encamino lentamente y me detengo en seco al ver a Olivia.

La miro de arriba a bajo aún pensando que estoy en un sueño o un mundo paralelo. Está usando una de mis camisas y su pelo en un moño desastroso.

Ella se gira y pega un brinco al verme.

— Enzo, joder! Mínimo respira, no? — suspira mirándome mal.

— Eres tú la que está en mi casa y mi cocina. — respondo con la voz un poco ronca, carrapeo.

Ella pone lo que me toca comer en la mesa, una pastilla y un agua.

— En tu cama, también. — me guiña un ojo. Casi me atraganto con mi propia saliva. — Toma eso, te aliviará la resaca.

Me quedo en mi lugar atónito, ella se sienta en unos de los taburetes, al notar que no me muevo, me mira confundida y luego, sus ojos me repasan de arriba a bajo.

Sonríe con picardía.

— A pesar de que me pone mucho verte así, tienes que comer y tomar la pastilla.

Reacciono sentandome y siento como me arde la cara ante su comentario, más en la situación que estamos.

Carraspeo nervioso. — Tu y yo lo hicimos? — pregunto en un susurro.

Ella me mira entrecerrando los ojos.

— No tendría relaciones sexuales contigo estando borracho, Enzo. — espeta. Me encojo en mi lugar.

Suspiró aliviado y asiento con la cabeza sin decir nada. Siento su mirada en mí, pero la evitó y me concentro en la comida.

— Enzo, nunca tuviste relaciones sexuales, no? — interroga cautelosa.

Dejo de comer para mirar un punto fijo, levanto lentamente la mirada hasta clavarla en sus ojos. Tragó en seco con las mejillas ardiendo.

— No, no tuve relaciones sexuales. — murmuro.

Un silencio se hace en la cocina que me pone más nervioso. Su mirada se vuelve intensa y se cruza de brazos.

— Okey. — es lo único que dice.

La miro confundido.

— No te burlaras?

Ella alza una ceja.

— No, Enzo, no lo haré. — responde seria.— No te sientas avergonzado o tímido es más común de lo que crees.

— Estuviste con varios así? — pregunto casual comiendo.

— No que sepa. Tal vez hayan sido torpes o acabaron rápido, pero nunca me dijeron que era su primera vez.

— Bien.

Es estúpido sentirme celoso, pero no puedo evitarlo.

Termino de comer, lo llevo para lavar y al hacerlo Olivia pega un salto en la mesada y se sienta balanceando sus pies. La miro de reojo y una sonrisa se plasma en mi rostro.

Polos opuestos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora