Capítulo 39 [ Dolor ]

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Olivia

La respuesta de las dos universidades a las que aplique, llegó y en ambas me aceptaron.

Al explicarles que repetí un año, me dieron tiempo hasta que termine de una vez el instituto, y me guardarán el lugar para no quitarme está oportunidad.

Realmente estoy emocionada, se los conté a los chicos y hace un momento a Enzo, me llamo por videollamada para que le explique algo sobre calculo y aproveché para darle la noticia.

Su rostro recién despierto, y una linda sonrisa tira de sus labios, mientras me mira.

Felicidades, cielo. Y sabes a cuál irás?

— No lo sé, ambos son las carreras que me gustan, pero creí que solo una me aceptaría.

Olivia, eres la persona más inteligente que conozco.

Le sonrió burlona.

— Te juntan con puras cabezas de nuez, entonces. — bromeó. Él se ríe. — Y tú, te decidiste sobre que estudiar?

Descarte enfermería, y me decidí por nutricionista, pero no quiero ser de esos nutricionistas que hieren emocionalmente a los pacientes o darles un dieta dónde se mueran de hambre. — comenta con una mueca.

— Tu les aconsejas para el bien de su salud, lo sentimental y eso, mientras yo reparto frituras a la salida de tu consultorio. La dupla perfecto, bebé. — agrego divertida.

Ambos reímos.

Serias capaz, así que no te diré donde estará mi consultorio.— niega sonriente.

Me estiro en mi lugar, y ladeó la cabeza cuando sus ojos me recorren de la cintura para arriba.

— Acuérdate que soy buena con la tecnología. Podría hackearte. — le guiño un ojo.

En qué no eres buena. — murmura con su vista fija en mis pechos.

Alzo un ceja, divertida.

— Quieres que nos toquemos por videollamada, Enzito? — pregunto en voz baja.

Él pasa saliva, y clava sus ojos en los míos.

Miro a mi derecha, y veo que tengo con seguro mi puerta, vuelvo a verlo con una sonrisa. Cómo no responde, sé que está dudando, entonces, paso lentamente mis manos por mi cuello, pechos y abdomen sin dejar de mirarlo fijamente.

>> — Este mismo recorrido hacia al masturbarme pensando en tí, imaginaba tus manos y tus besos sobre mi piel, tu voz rebosando de exitación. — murmuro.

Enzo se remueve sobre su lugar y veo como su mano derecha se mueve levemente sobre su entrepierna.

Ay Enzito, me haces ser un horno.

Bajo mis shorts bajo su atenta mirada, mis bragas quedan expuestas y él suspira profundamente, mis dedos suben y bajan tocandome sobre la tela. Él baja un poco sus pantalones y su pene erecto se hace presente frente a mis ojos.

— Joder, no llevas boxers. — aparto la tela y un dedo hace circulos en mi clítoris. Sus jadeos y su mano moviéndose, aumentan mi exitacion. — Enzo mío, acabas con mi cordura.  — mascullo entre dientes.

Él alza una ceja, y una sonrisa maliciosa se plasma en sus labios.

No soy tuyo, Oliv.— contradice.

Gruño, frunzo el entrecejo. Dejo de tocar mi clítoris, y dos de mis dedos pasan por mis pliegues.

— Ah, no? — replicó. Y él niega, aumentando la velocidad de su mano sobre su pene. —  Que lastima, tendré que cortar la llamada, no les doy tremendo espectáculo a cualquiera. — agrego con malicia.

Polos opuestos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora