T r e c e

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T r e c e : L a H a b i t a c i ó n G i r a

Mi habitación luce mucho más grande de lo que es. Creo que es la primera vez desde que vivo sola que detallo el lugar: el techo tiene pequeñas manchas amarillas en el blanco, creo que son de lo vieja que es la pintura.

Mi tiempo a solas es muy preciado para mí y entre tanto ir y venir con Charlie no he tomado cinco minutos para que mi cerebro procese todo lo que he vivido. Resulta algo extraño como han cambiado las cosas, pero resulta más extraño como es que mis sentimientos han tomado posesión de mí y como algo que normalmente controlo esta vez no se mantiene al límite.

Sí, estoy hablando de Owen y el extraño momento que compartimos el otro día donde todo lo que quería hacer era besarlo. Pensé que la situación se calmaría después de unos días y no es así. Es horrible que cada vez que lo veo pienso en eso y en lo mucho que quiero concretar el beso. Y cuando no estoy con él no hago otra cosa más que imaginarlo abrazándome y ni siquiera me gustan los abrazos. A menos que sean de él.

Oh Dios, estoy perdida.

Creo que él también lo nota y la verdad siento que estoy dando más señales de las que recibo. Es probable que lo más listo de mi parte sería solo poner un límite entre lo que quiero y lo que debo hacer. En especial porque ya he estado en esta situación y he actuado mal las otras veces, así que no, esta vez si no tomo el camino correcto no iré a ningún lado.

Aunque nunca me ha gustado lo de ser la más lista y estaría bien saber si él está en la misma línea que yo o solo está jugando ¿es coquetear algo natural para él? ¿Debería tomármelo en serio o solo jugar? Todo este cuento de querer a alguien o no es más complicado de lo que pensé o tal vez no lo es y yo lo estoy haciendo complicado.

Veamos Neftis, solo responde con lo primero que se te ocurra.

¿Te gusta Owen? Sí.

¿Piensas que eres correspondida?  Tal vez, sí.

Entonces ¿Cuál es tu problema? ¿Qué es lo que te detiene? No sé, no tengo una sola respuesta.

Cuando cumplí dieciséis me dijeron por primera vez que debía ser más reservada con mis sentimientos, que debía dejar de sentir con tanta intensidad porque eso asustaba a la gente, porque eso hacía que se quisieran alejar. Esa fue mi mamá, fue lo último que me dijo antes de irse.

Mamá también dijo que se iba por eso, porque estaba viendo cómo me convertía en mi papá y ella no quería eso para mí. Ella se fue y yo tomé su consejo al pie de la letra, tal vez esperando que volviera o solo para que algún día cuando la viera de nuevo no me afectara en nada, dejé de expresar tanto cariño a los demás y así ellos no tendrían una forma de lastimarme al irse.

Papá es el único al que en ocasiones le dejaba ver esa parte de mí, la que quería y decía las cosas que sentía. Charlie conocía esa parte también y cuando desapareció él aun así se quedó y me aceptó de las maneras en las que me presenté ante él.

Sin embargo, el dejar que alguien más vea esa parte que siempre traté de ocultar me resulta difícil de imaginar y aún así aquí estoy pensando en dejar a Owen entrar.

Las luces de la calle se reflejan en el techo que llevo mirando varios minutos, tal vez han sido horas. Hay una sensación en mi pecho de tranquilidad, es ese tipo de sensación que tienes cuando aceptas algo en tu interior y que sabes que estas dispuesta a negar frente a los demás. Ese algo con lo que vas a vivir por un tiempo y que es tan personal que se siente como tu secreto mejor guardado.

Así se siente aceptar que me gusta Owen y que no saldrá de estas cuatro paredes.

Y como si supiera que pienso en él y que anhelo escuchar su voz mi teléfono suena recibiendo una llamada del rubio, contesto más rápido de lo que esperaría y suspiro cuando escucho mi nombre entre sus labios.

El perfume de tu piel (Owen Joyner) (FINALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora