T r e i n t a y t r e s

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T r e i n t a y t r e s : U n a Y O t r a.

Lo peor de llorar por tantos días en la casa de Charlie fue este momento en el que dejé de sentir, quiero decir, mi cerebro sabe que estoy triste, pero mi cuerpo se siente como un recipiente vacío. Estoy en un lapso en el que solo respiro por inercia, soy un organismo que solo funciona para crear dióxido de carbono y esa definitivamente es la peor parte, porque cuando vuelva en mis memorias es la sensación que permanecerá, soy consciente de ello.

Parece que el día de hoy debo aprender el significado de vacío en todas sus formas, en todas sus definiciones. La casa se siente vacía, las paredes solo me producen un eco desagradable que quiero borrar, la habitación de papá es lo más cálido que encuentro en estos momentos y aun así es la más vacía. Su pijama está ahí doblada haciéndome pensar que más tarde él vendrá a usarla, preparará la cena para ambos y antes de servir dirá "¿no esperamos a Charlie hoy?"

Aprieto la mano que me sostiene. Lo único que me hace saber que esto es real y que me mantiene cuerda hasta el momento. Es Owen quien está acariciando mi mano desde la mañana y no puedo saber si está sudada o si está cansado de sostenerme, pero no se ha quejado en ningún momento, entre más lo aprieto él más me corresponde y me arropa con su calor.

Es Owen la única forma de saber que esta horrible realidad no será oscura por siempre y supongo que a esto se refería papá con lo de haber "encontrado un espejo en la pirámide."

Dios mío, ojalá todo esto fuera una mentira, despiértame ahora de esta maldita pesadilla.

Deseo tanto regresar el tiempo y no irme de su lado, haberlo llamado más. Deseo recuperar el tiempo que no volverá y lo que más deseo es hacer un último perfume con él.

Un vacío se acomoda en mi pecho cuando miro sus cosas en el buró a un lado de su cama, el libro de Crimen y Castigo está a medio terminar, hay varias frases marcadas y una hoja en donde solía hacer anotaciones, tiene cinco nichos llenos etiquetados como "Neftis" los destapo y de inmediato me llega el olor a piña, siempre prevaleció en el aroma que papá hizo para mí.

Nunca usé uno diferente y ahora que él ya no está solo me quedan esos frascos y la realidad es que a mí nunca me saldría como a él. Nunca nada será igual sin él.

De nuevo, el vacío.

En el fondo del buró detrás de la lámpara de noche me encuentro con un nicho más que dice "Charlie" y recuerdo la vez que hicimos ese para mi mejor amigo. Fue el último que hicimos juntos y no puedo creer que guardara un poco, supongo que siempre quiso al chico como su hijo.

Owen que está callado solo observa mis movimientos y las cosas que le muestro. Me siento en el borde de la cama intentando asimilar todo y hago repaso mental de lo que ha sucedió hasta el momento. Intento escuchar la voz de papá, pero no puedo y no sé si es porque lo he olvidado tan rápido o porque mis pensamientos no se callan.

Me tiro en la cama y me arrincono en la cabecera tratando de encontrar confort en la almohada que por mucho tiempo fue su compañera de sueños. De hecho, aún huele a él y no sé por cuánto tiempo dure, pero me quiero aferrar a eso.

Todo parece tan callado, tan lejano, es como si otra yo estuviera viviendo esto, es como una pesadilla de la que no puedo despertar, rebusco la mano del rubio una vez más.

—Por favor, no te vayas. —Mi voz es pastosa, reseca y no recuerdo hablar hablado así nunca. —Quédate aquí, recuéstate conmigo y no me sueltes hasta que todo termine.

—Jamás me iría de tu lado Neftis. —Owen se toma el tiempo de quitarme mis tenis. Se quita los suyos y se acomoda contra la cabecera esperando que yo me acomode ahí.

El perfume de tu piel (Owen Joyner) (FINALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora