Q u i n c e

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Q u i n c e : L a  V e r d a d.

Alguien toca a mi puerta con suaves, pero constantes golpes. Me niego a abrir porque me parece imposible que alguien que no sea Charlie o alguno de ellos sea quien viene a verme y la verdad no quiero hablar con nadie. Como ya deberían haberlo notado, puesto que no les he dirigido la palabra ni una vez.

He pasado los últimos tres días evitando las llamadas de Charlie, no he salido, no he abierto la puerta aun cuando Madi, Sav y Owen han estado aquí varias veces, el rubio más que nadie ha insistido, incluso Charlie vino, pero ninguno ha tenido éxito.

Yo tampoco lo he tenido; no he lavado mi cabello y creo que la última vez que me pasé un cepillo por la cabeza fue la mañana que precedió a la discusión con mi amigo. Y también con mucho pesar debo aceptar que Charlie tenía razón; tengo gripe.

No culpo a Charlie de esto, más bien le agradezco por decirme la verdad, aunque no haya sido de la manera más suave. Creo que no es sano para mí culparme tampoco. Lo mejor sería actuar para cambiar, aunque también está bien que me dé un respiro así que me acuesto en la cama para ordenar y encarpetar mis pensamientos.

Todos tenemos malos días ¿no?

Imagino que mi cerebro es como la perfumería, pero en lugar de laboratorio hay un jardín, en los frascos de perfume guardo mis recuerdos y en el jardín lleno de flores están los de Charlie. Supongo que están ahí porque son los más especiales y los que más abundan. Los últimos días casi siempre estoy en ese jardín de recuerdos.

También paso mucho tiempo pensando en Tweety Pie y como un abrazo suyo me reconfortaría mucho. No sé porque anhelo tanto sus brazos y cuando llego a esa conclusión me reprimo porque no sé cómo y cuando llegué al punto de extrañarlo y quererlo tanto en mi vida.

Imbécil él, pero sobre todo yo que no soy capaz de decir la verdad al mundo aun cuando todas las señales apuntan a lo mismo. Cuando es probable que todos lo vean y lo sepan. Tal vez necesito hablar con alguien y cambiar la canción que está sonando porque hace esta situación algo mucho más dramática.

¿Dios? Sé que recurro mucho a ti de una manera muy extraña porque ni siquiera creo en la biblia o esas cosas de la iglesia, eres más bien como un personaje imaginario que me escucha. Como mi amigo imaginario de la infancia; Otto, pero evolucionado. ¿Eso está mal? Bueno, lo resolveremos luego.

Como decía, creo que esta vez sí me he pasado con mis reacciones, así que porque no me hechas una mano y me ayudas a madurar y a entender lo que está mal ¿y quién demonios es tan persistente en la puerta? Ugh. Solo interrumpe mi monólogo privado.

—Vamos Neftis, sé que estás ahí. Puedo escuchar Everything Has Changed de Taylor Swift sonando por quinta ocasión seguida.

Oh demonios, demonios, demonios. Lo siento Dios, olvida que escuchaste eso. ¿No es un juego sucio enviar a Jeremy?

Y no es verdad lo de la canción, programé el reproductor para que se alterne con Wonderland así que eso me hace preguntar ¿Cuánto tiempo lleva Jer ahí afuera? y menos mal que no vino en la mañana que solo sonaba Gorgeous en un loop infinito que de nuevo me llevaba a Owen.

Maldita sea, otra vez me fui a mi rincón cerebral. Mi lóbulo frontal debe estar agotado.

—No me iré, aunque finjas que no estoy aquí, abre por favor, comienzo a sentir que hablo solo.

Me pongo enfrente de la puerta aún sin abrir.

—Es lo que estás haciendo, podría abrir, pero no quiero. —Jeremy suspira cansado. —Okeeey, primero dime ¿Ellos te enviaron? ¿De verdad te prestaste a esto Shada?

El perfume de tu piel (Owen Joyner) (FINALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora