C i n c o : L a C e r e z a D e l P a s t e l.Despierto con el dolor de cabeza más fuerte que ayer. Los últimos dos días he querido arrancarme la cabeza para evitar el dolor, resulta que cuando te falta el aire y tu cerebro no oxigena bien te puede suceder esto del dolor de cabeza. Mi problema es que siempre he sido sensible con estos temas y por lo tanto mi cabeza suele sentirse como martillada.
Desde el día en que sucedió el ataque Charlie no me ha dejado ir al departamento, me quedo aquí esperando a que termine de grabar y como todo queda un poco cerca a veces viene Owen o Charlie o Jer, cualquiera que esté disponible para sondearme y aunque yo creo que exageran, lo agradezco porque se siente bien que alguien se preocupe por ti. Aunque claro, eso nunca se los diría en voz alta.
Hoy me he despertado con un castaño vigilándome en el sofá, dando grandes cabeceos que me dicen que no durmió de nuevo por cuidarme. Así como hizo ayer; pasó la noche en vela porque no solo me duele la cabeza, también tengo horribles ataques de tos y tiendo a ahogarme con mi propia mucosidad, por supuesto todo es por efecto del asma, pero confío en que en unos días estaré como si nada.
Todo hasta ahora ha sido "normal", igual que cada vez que llega un ataque de estos, excepto por las pesadillas que he tenido últimamente. No sé a qué se deben, pero como siempre Charlie me acompaña para tranquilizarme. Supongo que no todos tenemos las mismas reacciones, nuestros cerebros son un mundo.
También veo a un rubio en la puerta con el desayuno listo y recién hecho. Como si no me sintiera ya bastante mal por quitarle sus horas de sueño a Charlie también le quito algunas a Owen que se levanta mucho antes de lo que hace normalmente solo para prepararnos el desayuno y aunque no voy a negar que es algo delicioso me hace sentir tremendamente avergonzada.
—Buenos días Mermelada. —Oh vaya, despertó creativo con los colores. Owen se acerca en silencio para que Charlie pueda dormir al menos cinco minutos. —¿Cómo te sientes?
Deja la bandeja en la cama y acomoda la cobija de Charlie, es el gesto más delicado que le he visto tener con él y solo me confirma el cariño que tiene por el chico, definitivamente amo su amistad y si yo no estuviera aquí con Charlie estaría tranquila sabiendo que tiene a este chico que lo quiere tanto.
Owen gira hacia mí cuando no escucha una respuesta de mi parte, pero es que me perdí tanto en sus gestos con mi amigo que olvidé que él había iniciado una conversación.
—¡Oh sí! ¡Genial! —Sacudo la cabeza con euforia haciendo que me palpite. Me siento tan avergonzada de que sigan cuidando de mí que diré lo que sea para que se queden más tranquilos. Intento disimular el dolor al seguir hablando. —¿Qué tal tu noche? ¿Descansaste?
—Dormí como un bebé. —Se sienta en la orilla de la cama. —¿Crees poder salir hoy?
Lo deseo más que nada en estos momentos así que sí. Muevo la cabeza en repetidas ocasiones.
—Por supuesto, hoy me iré a mi departamento Twinkie. Esa comida que compramos ya debe de tener moho.
—No, no, no. Yo quiero que te quedes y en cuanto a la comida no es así... Charlie puso todo lo que podía dañarse en el congelador. —Owen acomoda su cabello con las manos y de manera involuntaria mis manos quieren hacer lo mismo. —Me preguntaba si querrías ir hoy a comprar tu inhalador, tal vez ir por un helado.
—Woah, aire y helado, las dos cosas que necesito para vivir. —Lo señalo con mi índice y pulgar. —Cuenta conmigo chico dorado.
Los wafles de desayuno son una de mis cosas favoritas, el chocolate que Owen hizo no sé qué rayos tiene que sabe mil veces mejor que el que yo hago (claro, lo que sea que yo haga no tiene muy buen sabor y es algo que a veces mata mis ganas de comer en el departamento). Suspiro metiéndome el último trozo del wafle a la boca y esa es la señal del rubio para despertar a Charlie.
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El perfume de tu piel (Owen Joyner) (FINALIZADA)
FanficUna historia de Owen Joyner. Neftis no es la diosa de la oscuridad como dice su nombre, solo de las conversaciones imaginadas en su cabeza y la mejor amiga de Charlie . Ella iría hasta el fin del mundo con él. Convenientemente esta vez solo es hast...