C u a t r o

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C u a t r o : L a  A s m á t i c a.

Bajo a toda velocidad las escaleras del edificio porque el elevador ha estado en mantenimiento. Siempre he pensado que bajar no es tan duro como subir, además creo que podría hacer esto diario para agregar algo de ejercicio a mi rutina.

Según Charlie estaría aquí afuera muy pronto, sino llega en cinco segundos lo tomaré como una señal de que debo cancelar eso de usar las escaleras o al menos eso de salir corriendo. Busco mi teléfono para presionar a mi amigo por su tardanza, la paciencia no es mi fuerte.

Estoy gruñendo porque el condenado muchacho no me responde, hace demasiado calor y ahora deseo cambiar mi pantalón por un short. Mi nivel de tolerancia está llegando al cero.

—Disculpe ¿es usted la diosa de la oscuridad? Me dijeron que necesita transporte.

Todo el mal humor que tenía ha sido atropellado por Owen y su encanto. Y también porque su llegada cancela mis cinco segundos de querer ser fitness y salir corriendo a cambiar mi ropa.

—Así es mi pobre mortal, ¿es este su carruaje? —Owen se ríe rompiendo su personaje. —Oh que decepción, pensé que trataba con un actor de primera calidad.

—Es mi día libre sienna, hoy solo soy un chico dispuesto a llevarte a hacer tus compras.

¿Sienna? ¿Eso no es un automóvil? O una actriz... Alto. No te distraigas Neftis, lo investigarás más tarde.

—Pensé que vendría Charlie. —Le digo extraño.

—Oh sí, sobre eso. —Hace una mueca que me da ganas de apretar sus mejillas. —Me dijo que te dijera que tiene que ensayar un baile que hará con Madi para la serie...

—No digas más, entiendo que requiera horas extras de ensayo, pero tomaré esta oferta que me haces.

—Entonces ¿qué esperas? Sube ya.

Más tarda el chico en decirme que hacer que yo en ejecutarlo y en cuestión de minutos Owen y yo estamos atravesado las puertas del supermercado para hacer mis primeras compras de comida.

—Así que ¿qué rayos es sienna? —Si ese es mi mejor método de investigación tal vez debería regresar a la universidad.

—Oh ya sabes, sienna como el color. —Mis cejas se juntan y mis labios se estiran porque no me quedó nada claro. —El color castaño-rojizo de tu cabello.

—Oooh, eso tiene mucho sentido. Ojalá supiera más de colores para nombrar tu tono de rubio pero puedo llamarte Twinkie ¿no es súper cool?

—Suena a que quieres comerme. —Owen levanta las cejas sugestivamente. —No me opondría en todo caso.

Oh Dios ¿no podías enviarme uno que no alterara mis hormonas? ¿Qué te costaba?  ¿estaría mal decir que sí quiero?

—Mantengamos el "Owen" por el momento, pero no descartemos la idea, los Twinkies son mi postre favorito. —Lo señalo con un dedo y cierro mi ojo derecho al mismo tiempo que muerdo mi labio.

Okey hagamos un trato, te pago si evitas que cometa algún error con Tweety Pie. ¿De acuerdo?

Yo sabía que ir de compras para hacer la despensa era cool. De hecho, en casa siempre iba sola porque me gustaba mi tiempo conmigo y también porque la hermana de Charlie que era la que disfrutaba eso tanto como yo se había ido a Michigan. Sin embargo, esta vez con Owen a un lado parecía que estaba en una fiesta.

Me estaba divirtiendo muchísimo, aventábamos al carrito cosas básicas que cualquiera usa y también especias que yo no sabía ni pronunciar. Como ya he dicho no soy genio de la cocina y de hecho era mi mayor preocupación de vivir sola. Bueno resulta que hasta ahora no he muerto así que es un gane. Llevamos rompecabezas de 1000 piezas que dudo armar algún día, pastas como para un batallón y demasiadas cosas inútiles. La próxima vez debería evitar venir con este chico.

El perfume de tu piel (Owen Joyner) (FINALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora