Prólogo

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Mia

Scott se fue poco después de que los encontré a Stiles y a él dentro del cuarto de Lydia. Yo estaba leyendo un libro, esperando a que me dejaran ver a mi mejor amiga, pero estaba segura de que eso no sucedería pronto.

Me preocupaba que no despertara, quería hablar con ella y saber que estaba bien. Tenía que oírlo de su boca. Lo que sea que dijera un doctor no me tranquilizaba mucho. Sé que eso suena extraño, pero es la verdad. Por ahora solo quería ver los lindos ojos verdes de mi amiga. Hasta que eso no sucediera, estaría intranquila.

― ¿Puedo sentarme aquí? ―preguntó una voz conocida. No tenía que alzar la vista para saber que era Stiles.

Desde que Scott se fue me preguntaba si él se acercaría a mí o solo me evitaría. Es decir, antes de que se fuera con Jackson (quien, por cierto, no ha regresado), él me dio dos besos en la frente, uno en la mejilla, nos tomamos de las manos y nos abrazamos. Y no he dejado de pensar en eso toda la noche.

―Sí ―respondí. Aún seguía con la vista en el libro, aunque no le prestaba mucha atención a lo que leía. Solo sabía que Thomas y los demás estaban corriendo por un desierto o algo así. Recién había comenzado la segunda parte de The Maze Runner. Pienso que no podré acabarla muy pronto, menos con Stiles aquí.

Él se sentó y soltó un gran suspiro.

― ¿Qué haces? ―me preguntó.

Yo lo miré con la ceja levantada y le mostré mi libro. ― ¿Qué crees?

Él asintió como si se diera cuenta de la estúpida pregunta que había hecho. Yo regresé a mi lectura, bueno, solo miraba las páginas, como dije antes, no podía concentrarme. ― ¿Te puedo hacer una pregunta?

Cerré mi libro y lo encaré. ― ¿Qué sucede Stiles? Pareces nervioso.

―No estoy nervioso. Solo quería saber... ¿cómo está la herida de tu cintura?

Esa era una pregunta extraña. ―Bien, curó por completo, ¿por?

―Solo... ¿estás segura?

―Sí, Stiles. Estoy segura.

― ¿Puedo ver? ―preguntó mientras alargaba la mano. Lo detuve, no podía dejar que se acercara mucho a mí, menos podía dejar que me tocara cuando quisiera.

―No.

―No quiero hacerte daño, solo quiero ver si quedó alguna marca o algo. ¿Por favor? ―Parecía realmente preocupado, pero me era extraño que recién ahora me pregunte sobre cómo quedó esa herida. Ha pasado mucho tiempo desde que me atacaron.

―No quedó ninguna marca. La herida curó rápido.

Él asintió, aunque no parecía convencido. ¿Por qué tenía tanto empeño por ver mi herida?

―Iré a comprar a las máquinas, ¿quieres algo?

―Sí, gracias ―dije mientras buscaba mi billetera en mi mochila. Sí, soy una chica de mochilas, no soy de usar carteras.

―No te preocupes ―dijo Stiles rechazando el dinero que le estaba ofreciendo―. Yo invito ―dicho eso desapareció al dar la vuelta por el pasillo. Él no me preguntó qué quería.

― ¿Hay alguien ahí? ―esa era Lydia.

Me levanté rápidamente y vi hacia la ventana. Ella estaba sentada sobre su cama viendo a su alrededor. ¿Dónde estaban los doctores y las enfermeras cuando los necesitabas? Tampoco veía a sus padres, ¿dónde está todo el mundo?

Entré a su habitación y lo primero que hice fue atraerla en un fuerte abrazo.

―No sabes cuán preocupada estaba ―le dije. Ella me devolvió el abrazo.

― ¿Qué pasó? ―me preguntó.

―Bueno, algo te atacó.. aún no sabemos qué ―ella pareció pensarlo, pero luego cerró los ojos y sacudió la cabeza. Lo que sea que estaba recordando, quería olvidarlo―. ¿Tú recuerdas qué pasó?

―No ―dijo inmediatamente y sin titubear. O sea, estaba mintiendo.

― ¿Cómo te sientes?

―Siento como si un camión me hubiera arrollado, ―se recostó en la cama.

―Escucha Lydia, sé que no quieres hablar sobre esto, pero algo te atacó anoche y nadie parece saber qué fue. Tú eres la única que puedes ayudarte. ¿Qué pasó ayer?

Lydia suspiró. ―No lo sé, Mia.

En ese momento apareció el doctor que estaba ocupándose de ella y me pidió que saliera. La mamá de Scott entró también. Los padres de Lydia aparecieron de la nada, aun me pregunto dónde se habían metido.

Stiles vino corriendo hacia mí, de hecho chocó conmigo y casi caímos al suelo. Pero el me sostuvo de la cintura. ―Lo siento, escuché que Lydia despertó y vine corriendo.

―Me di cuenta ―la mano de Stiles se sentía cálida en mi cintura―. Te demoraste mucho en las máquinas.

―Había cola para comprar ―respondió―. ¿Ella está bien?

Me soltó. ―Eso creo, pero tenemos que esperar a lo que diga el doctor.

―Lydia... ella te dijo ¿qué la atacó?

―No, me dijo que no vio nada, aunque creo que miente. ¿Por qué?

―Por nada.

Stiles miraba por la ventana, atento a cualquier cosa que Lydia hiciera. En ese momento me di cuenta que lo que sea que había pasado entre nosotros anoche, no tenía importancia. Él seguía enamorado de Lydia y no había nada y nadie que pudiera cambiar eso.

✎❣

Acabo de terminar el prólogo, iba a postear mañana, pero... ¿qué más da? Además, tengo clases mañana (sí tengo que ir a estudiar sábados, es trágico) y no creo que tenga tiempo de postear ;)

Este ha sido un prólogo pequeño, pero no se preocupen, los capítulos serán más largos que esto... esperemos :) Estoy emocionada por escribir este libro y tb por compartirlo con ustedes.

No se olviden de votar y comentar si les gustó el cap! Quiero saber lo que piensan de estas primeras páginas.

xoxo,

Rose

Fuego Cruzado | EMPE #2 | Stiles StilinskiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora