39. No más mentiras

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Mia
                  
Ellos se dirigieron a la casa quemada de Derek, porque según el anciano, ahí había algo que les serviría. Yo, en cambio, me estaba dirigiendo hacia la comisaría, quería ayudar a buscar a Stiles. Más tarde me uniría a Scott otra vez. En cuanto averiguaran algo, me avisarían. Mientras, prefería enfocarme en Stiles.

El semáforo cambió a rojo y paré a Volbee. Me quedé sumergida en ese tono, siempre recordando ese maldito par de ojos.

Es como si ellos me dijeran algo.

Entonces, pasó, una visión.

En esta vi a Stiles, estaba en una especie de sótano y, no estaba solo. Gerard estaba ahí y le estaba golpeando salvajemente. No paró hasta que él quedó inconsciente. Traté de gritar su nombre, pero como siempre, esto solo era una visión, yo no formaba parte de esto.

Regresé a la realidad por el pitido de las bocinas de los demás carros. La luz había cambiado a verde. Cambié a primera y fui directo a casa de Stiles, mientras marcaba a su papá.

―Mia, Stiles apareció ―fue lo primero que dijo.

― ¿En serio? ―me sentía aliviada―. ¿Puedo ir?

―Sí, está en su cuarto, justo estaba por llamarte.

―Llego en unos minutos.

Creo que rebasé el límite de velocidad, pero no importaba. Necesitaba ver a Stiles. Tenía que abrazarlo, ver si Gerard le había hecho demasiado daño, es decir, vi un poco de sangre en su labio.

Maldita visión, en realidad fue un vistazo al pasado, ¿por qué no me lo mostró antes? Habría ido donde ese maldito anciano para matarlo.

A penas me estacioné fuera de la casa de Stiles, su papá abrió la puerta.

―Sigue en su cuarto, no quiere hablar conmigo, pero lo hará contigo ―di un paso hacia dentro de la casa y él cerró la puerta―. Sube.

Asentí y subí las escaleras. Toqué la puerta y esperé a que él respondiera.

―Papá, dije que estoy bien ―dijo la voz de Stiles.

Suspiré y volví a tocar la puerta.

Abre, por favor.

―Vamos, papá. ¿Cuántas veces...? ―dijo mientras abría la puerta, se detuvo cuando me vio ahí.

Lo primero que noté fue su mejilla izquierda, estaba herida. Una parte de su labio estaba partido. Yo vi cuando le hicieron eso, pero fue demasiado tarde.

―Hola ―dije nerviosa luego de unos segundos en que nadie dijo nada.

―Hola ―respondió él. Su mano estaba apoyada en su puerta, no se había movido y no me había invitado a pasar, probablemente no me quería aquí.

―Tu papá me dejó entrar ―dije.

― ¿Lo hizo? ―preguntó confundido, fruncí el ceño al escuchar eso. Él definitivamente no me quería acá―. Claro que lo hizo.

Tal vez debería irme y dejarlo, porque probablemente él preferiría que Lydia estuviera aquí parada y no yo, pero no podía. Primero, quería preguntarle si estaba bien, si Gerard le había hecho algo más. Pero tal vez no era lo más sensato mencionar que yo lo había visto.

― ¿Qué le sucedió a tu...? ―pregunté mientras miraba su mejilla.

¿Me dirá la verdad? Probablemente no.

―Oh, eso, eso no es nada.

Me balanceé sobre mis pies, no sabía que hacer ahora.

―No te preocupes, estoy bien ―dijo él.

Fuego Cruzado | EMPE #2 | Stiles StilinskiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora