Fuego Cruzado | EMPE #2 | Stiles Stilinski

18. Secuestrada por mis amigos

Stiles

Ambos cristales, los de Mia y Lydia, los dos tenían la sustancia paralizadora del Kanima. Y ninguna de las dos quedó paralizada. Cualquiera de las dos podía ser esa criatura... o inclusive ambas, podrían haber dos Kanimas.

¿Qué vamos a hacer?

Scott, Allison y yo nos reunimos en la oficina de Finstock para armar un plan.

―Derek está afuera esperando a Mia y a Lydia ―dijo Scott.

― ¿Esperando para matarlas? ―preguntó Allison.

No puedo pensar en Mia muerta, no puedo dejar que Derek la mate, las mate.

―Si cree que alguna de ellas es el Kanima... entonces sí ―respondió Scott―. Más después de lo que pasó en la piscina.

―Pero... ninguna de las dos fue afectada y no hay dos Kanimas ―dijo Allison.

―Lo sé, pero... Derek es capaz de cualquier cosa.

―Ninguna de las dos es el Kanima, en especial Mia. Créeme, esos ojos no son los de Mia ―dije, me sentía desesperado.

―Stiles, ella no pasó la prueba. Tampoco Lydia. No sucedió nada ―me dijo Scott.

―No, no puede ser ella ―dije.

―Y tampoco Lydia ―dijo Allison―. Pero eso no importa, porque Derek piensa que es una de ellas. Así que, o lo convencemos de que está equivocado... o buscamos la manera de protegerlas.

Estoy de acuerdo con lo de la protección. No dejaré que Derek le haga daño a Mia... tampoco a Lydia.

―No creo que Derek vaya a hacer algo aquí, no en la escuela ―dijo Scott.

― ¿Y después de clase? ―preguntó Allison.

Cada segundo que pasaba me desesperaba más.

― ¿Y si probamos que Derek está equivocado? ―sugirió ella.

― ¿Para las 3 de la tarde? ―pregunté... era imposible hacerlo para esa hora.

―Podría haber algo en el Bestiario ―dijo Allison.

― ¿Te refieres al viejo libro de 900 páginas en latín arcaico que ninguno de nosotros sabe leer? Buena suerte con eso. ―Odiaba ser tan pesimista. Pero no sabía qué más hacer... cuando no tengo ideas, rechazo las de los demás.

―Se supone que eres tú el que quiere protegerla más que nadie ―me dijo―. ¿Por qué tienes que ser tan pesimista?

―No... no lo sé... no lo sé.

Ella suspiró. ―Creo que conozco a alguien que puede traducir el Bestiario.

―Yo puedo hablar con Derek ―dijo Scott― y convencerlo de que nos dé una oportunidad de probar que ninguna de ellas es el Kanima ―nos miró a Allison y a mí―. Pero si sucede algo, me dejan manejarlo a mí, ¿sí?

― ¿Qué quieres decir? ―preguntó Allison.

―Que ustedes no pueden sanar como yo. No quiero que salgas lastimada.

Allison empezó a buscar algo en su mochila y sacó una ballesta. ―Puedo protegerme yo misma.

Bueno, en eso tiene razón. No puedo negarlo.

Scott empezó a ver a Allison con cara de cachorrito. ¡Diablos! Su momento romántico estaba por empezar. Odiaba estar en medio siempre que se ponían a hablar como un par de enamorados, solo me daban ganas de incrustarme algo en el pecho para ya no presenciar nada de eso.