2. No es una amistad

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Mia

Había renunciado a mi lectura por dormir, no podía mantener los ojos abiertos ni un segundo más. He estado en el hospital todo el fin de semana, solo he salido para darle de comer a Lobo y bañarme. Pero nada más. Prácticamente me he vuelto un huésped. Y no solo yo, también Stiles. Ahora mismo, él está completamente dormido a mi lado. Su cabeza está apoyada en mi hombro. Por suerte no está babeando, si lo hiciera, lo golpearía tan fuerte que no despertaría, pues le provocaría un desmayo todo el dolor.

Stiles tenía en su mano un globo de helio (que Lydia no había aceptado), que decía "Mejórate pronto". Él se movió en su asiento, aun dormido, no sé cómo puede estar cómodo en estas sillas. Son terribles. Voy a mandar una carta la junta directiva del hospital quejándome por ellas. En fin, como decía, Stiles se movió, se terminó echando horizontalmente en los asientos, aunque flotaba en algunos. Su cabeza reposaba sobre mi regazo.

No esperaba que se echara sobre mi regazo. ―Tan cómoda ―dijo entre sueños, mientras frotaba su mejilla sobre mi muslo.

Alcé la vista y la mamá de Scott nos estaba viendo. Ella trataba de oprimir una risa, mientras que yo tenía una cara de no poder creer lo que estaba pasando.

¿Qué diablos? ¡Este chico me quiere matar!

―Justo así. No, tú primero ―Stiles había estado hablando dormido, pero nunca algo así... no quiero pensar qué está soñando... ni con quién. La señora McCall volvió a verlo con una expresión de "no sé qué hacer con ese mocoso". Ella dejó una tabla con hojas en la abertura de la puerta de Lydia y luego se fue―. ¿Yo primero? ―Stiles rio y luego empezó a roncar.

Su estúpido globo con helio estaba justo al lado derecho de mi cara. Tenía muchas ganas de pincharlo con algo, pero no tenía con qué. Además, si me movía lo despertaría... y no quiero hacerlo.

Lo sé, soy patética.

Stiles se volvió a mover, esta vez quedando boca arriba. Él no dejaba de dar besos al aire. En estos momentos no sé si sentir vergüenza ajena o vergüenza conmigo misma, porque hasta ahora no sé porque me gusta este chico. Es decir, está loco... es tan extraño... y tonto... y lindo, tierno, adorable.... Me odio.

El papá de Lydia salió del cuarto de su hija y me saludó.

― ¿Han estado aquí toda la noche? ―me preguntó.

La señora McCall se acercó y respondió por mí. ―Los dos han estado aquí todo el fin de semana ―Stiles seguía dando besos al aire.

Trágame tierra.

―Eres sucia ―dijo, justo cuando una señora de limpieza estaba cambiando la bolsa de basura del tacho de al lado. Ella miró con una cara de sorpresa y un poco de asco a Stiles.

―Lo lamento ―le dije, justo cuando él reía y volvía a mandar un beso al aire.

Odio admitirlo, pero me gustaría que uno de esos besos fuera para mí.

La señora se fue haciendo un poco de ruido. Eso hizo que Stiles abriera los ojos de golpe. Su mirada se encontró con la mía.

―Hola, Mia ―dijo con voz ronca. Yo le sonreí en respuesta―. ¿Dormí sobre ti? ―preguntó, su cabeza aun reposaba en mi regazo.

―Sí, y también coqueteaste con medio hospital mientras dormías ―dije.

―No, creo que estaba coqueteando contigo ―dijo la mamá de Scott mientras guiñaba un ojo y se alejaba.

Fuego Cruzado | EMPE #2 | Stiles StilinskiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora