Tensión

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MELANIE

Tan pronto llegué a mi casa, me adentré en la ducha y duré largos minutos debajo del agua. Nunca antes me había sentido tan mal en mi vida, no solo por la metida de pata que anoche cometí, sino por el hecho de que ese hombre tan pasional y misterioso sea el papá de mi mejor amiga. No debí ir a ese lugar sola, y menos ponerme a beber como lo hice.

En cierto modo necesitaba olvidar el dolor que Rubén; el hombre que amaba con todas las fuerzas de mi corazón, decidiera engañarme sin remordimiento alguno. Pero no había necesidad de involucrarme con otro hombre estando ebria, ¿o sí?

¿Cómo se supone que ahora vea la cara de mi única amiga sin sentir culpa? Es su padre, ella es mi mejor amiga. No quiero que nuestra amistad se vea afectada por algo que ocurrió de momento y sin esperarse.

Siempre ha sabido qué hacer, pero ahora mismo mi mente no se encuentra conectada con la razón. Lo que menos me esperaba era volver a verlo.

«Hablando se solucionan los problemas, nunca lo olvides, mi amor», el consejo de mi madre siempre lo he puesto en práctica desde que tengo uso de conciencia, pero ahora no sé si ir hablar con el Sr. Keith sea lo correcto de hacer. No obstante, lo mejor es arreglar ese asunto de raíz. Después de todo, él es un hombre maduro, el cual estará dispuesto a escucharme, o por lo menos eso espero.

Salí de la ducha y tomé mi teléfono que estaba a reventar de mensajes de Kat, pidiéndome explicaciones del porqué de mi actitud. Lo que me llevó a pensar que, ella es la primera que debe enterarse de lo que sucedió. Aunque me gane su odio, no soy capaz de guardar ese secreto para mí.

El lunes en la mañana, me arreglé lo más temprano que pude y fui directamente a solucionar el problema que tanto me había dado vueltas el fin de semana. No tuve paz, porque entre más explicaciones me pedía Katie, más culpa y arrepentimiento sentía.

En cuanto llegué a la empresa del Sr. Keith, una taquicardia muy extraña me invadió al ir caminando por el pasillo que me lleva a su oficina. Su secretaria me dejó seguir, por las mismas veces en las que me ha visto venir con Katie.

—Es una pequeña charla, Mel — me dije a mí misma, llevando una mano a mi pecho para tratar de calmar esa taquicardia que siento en el pecho—. Sigue siendo el mismo Sr. Keith de siempre...

Toqué su puerta, soltando el aire lentamente por la boca. Escondí las manos en los bolsillos de mi chaqueta porque no me dejaban de temblar. Tardó unos segundos en responder, pero al escuchar su profunda voz la piel se me puso de gallina. Un escalofrió me atravesó por completo, tras los recuerdos de la noche del viernes.

—Adelante — ordenó.

Abrí la puerta y di un paso al frente muy lentamente. Mis piernas parecían ser de gelatina, hasta creí que me caería en cualquier momento al suelo, pero su reacción al verme me congeló y me hizo sonreír internamente.

—Melanie — se levantó de golpe de su silla, tirando al suelo varios papeles que sostenía en sus manos—. ¿Qué haces aquí?

—Lamento no haber llamado antes de venir, Sr. Keith — desvié la mirada a la mujer que se encontraba frente a él—. Esperaré afuera, no sabía que estaba ocupado.

—En todo caso yo ya me iba — la mujer se puso en pie y estrechó la mano del Sr. Keith quien no dejaba de mirarme—. Estaremos en contacto muy pronto, Sr. Morrison.

El Sr. Keith solo asintió sin despegar sus ojos de los míos, antes que la mujer muy bien vestida y hermosa cruzara por mi lado en completo silencio. El estómago lo sentí chiquito una vez nos quedamos solos.

—Tu visita me toma por sorpresa. Por favor, toma asiento — pidió, hundiéndose en su silla y quitando los espejuelos de sus ojos—. ¿Qué te trae por aquí?

¿Está nervioso? O es que es solo mi impresión.

—Tenemos que hablar de lo que sucedió la otra noche — tomé asiento en la silla donde se encontraba la mujer hace un momento, y lo vi apretar los labios con fuerza—. ¿Tiene tiempo?

Se levantó de la silla y caminó hasta la puerta, la cual aseguró antes de volver a tomar asiento en su lugar. ¿Por qué echó seguro? ¿Por qué se siente un aura extraña al tenerlo frente a frente? ¿Por qué no puedo apartar la mirada de sus labios? ¿Por qué demonios estoy temblando con el recuerdo de la suavidad de ellos? ¿Por qué esto que siento no me deja soltar las palabras que tanto practiqué en casa? En primer lugar, ¿qué carajos estoy haciendo aquí? Por primera vez en mi vida, no sabía que decirle a una persona.

Él es un hombre demasiado atractivo, incluso con la barba mal cuidada que lleva desde hace un tiempo no se ve nada mal. Es alto, el traje lo hace ver muy elegante y guapo. Sus labios son delgados, pero muy suaves y cálidos. Sus manos son grandes, pero tan delicadas y fuertes. Su pecho es firme, lo recuerdo muy bien cuando lo sentí contra mi pequeño cuerpo. El olor de su perfume se quedó impregnado en mis fosas nasales. Su suave tacto, su voz, sus movimientos salvajes y tiernos. La forma voraz en la que me tomó esa noche...

Sacudí la cabeza violentamente ante la ola de pensamientos que invadieron mi mente. Se supone que debía olvidar lo que sucedió, no recordarlo a detalle cada segundo del día. No podía con la incomodad que sentía, pero no por la encrucijada en la que nos encontrábamos, sino por el hecho de haberme gustado el hombre libre y sin ningún tipo de prejuiciosos que vi esa noche, y que ahora luce temeroso. 

—Creo que fue una mala idea haber venido — me puse de pie más rápido que ligero, pero él fue más rápido y se puso en medio de la puerta—. Sí tenemos que hablar, pero ninguno de los dos está listo para hacerlo.

—En efecto; sin embargo, no podemos dejar pasar más tiempo, Mel... Melanie — dio un paso hacia mí, acelerando mi corazón y cortando mi respiración de tajo. 

Tiene los ojos miel más bonitos que haya visto, ¿luego no eran marrones como los de Katie? 

—¿Qué te parece si tomamos un café? Claro, si tienes tiempo de ir por uno —mordió brevemente su labio inferior al observar mis labios por escasos segundos—. Muy cerca hay una cafetería, podemos ir allí si gustas, por supuesto —carraspeó visiblemente tensionado y nervioso.  

Pasión Secreta[En Físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora