Es mi novia

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KEITH

—¿Qué le parece el nuevo proyecto, Sr. Morrison? Como sabrá darse cuenta, mi empresa se sigue expandiendo con el correr de los días. Necesito con suma urgencia aquella fabrica, y que mejor que de la mano de la mejor constructora.

Contemplé el plan de negocios una vez más, prestando mi entera atención a la mujer frente a mí. No lo voy a negar, es una mujer que ha progresado velozmente hasta posicionarse en la cima, por lo que trabajar con ella nos ha hecho ganar buena clientela. Un segundo proyecto sería desgastante, pero nos dejarían gran beneficio a la constructora.

—Es un proyecto sencillo, no lo voy a negar. Lo vamos a hablar en la reunión con los demás directivos.

—Piénselo muy bien, Sr. Morrison. Me encanta trabajar con ustedes — sonrió de oreja a oreja.

—Perfecto — extendí el brazo hacia ella y estrechamos las manos—. Estaré comunicándome una vez tenga una respuesta, Srta. Wilson.

Antes de que pudiera hablar, dos suaves toquecitos en la puerta me sacaron una sonrisa. Adoro cucando Melanie decide escapar en su hora libre de la universidad para almorzar conmigo.

—Adelante — ordené, soltando la mano de la mujer.

—Hoy comeremos en tu oficina... Oh, buenas tardes — dijo amablemente—. Espero no haber interrumpido nada importante.

—No te preocupes, linda. La reunión ya ha finalizado. Tiene una hija encantadora, Sr. Morrison.

—Ella no es mi hija, Srta. Wilson — llegué a Mel y rodeé su cintura con mi brazo—. Es mi novia.

La cara de la mujer fue un verdadero poema, mientras que mi bonita moría por estallar en risas.

—Pensé que lo era... una disculpa — sonrió forzado—. Estaré muy atenta de su llamada, Sr. Morrison. Les deseo buen provecho.

Una vez la mujer salió de la oficina fue inevitable no reír. Esa mujer es verdadero dolor de cabeza, incluso mi cordialidad ya se estaba impacientando con ella. Hay algo de ella que no me gusta, quizás porque sigue siendo la misma mujer insinuadora de aquella otra vez cuando nos encontrábamos en Toronto. Es una mujer bonita, ese hecho no se puede negar en lo absoluto, pero no me gusta ni en lo más mínimo.

—Acabas de romperle el corazón a una bella dama, Sr. Keith — tiró de mi corbata, uniendo nuestros labios de manera fugaz—. Pero eso de que soy tu hija sonó muy feo.

—No le prestes atención a esa mujer, ella solo es un trato del cual quiero deshacerme cuanto antes. No hablemos de cosas que no valen la pena, ¿sí? — me apoderé de sus labios, deleitándome en la dulce miel de ellos—. Han sido pocos los días que hemos podido estar juntos, no quiero que nada arruine estos escasos minutos para disfrutar de ti.

—Tienes razón — ahora fue ella quien con esa ternura y pasión volvió a besarme, robándome suspiros profundos—. Te extrañaba mucho, mi amor.

—Y yo a ti, bonita.

Almorzamos y conversamos sobre la feria que se llevará a cabo en el orfanato muy pronto. Aunque ella no pueda estar a mi lado como visitante, me conformo con verla de lejos mientras me dedico a contemplar su labor como la maestra de aquellos niños que tanto la adoran. ¿Y cómo no adorar a tan hermoso ángel? Cada día me sigo convenciendo de que ella fue la mejor apuesta que mi corazón solitario pudo haber elegido.

Lo único que no me hace completamente feliz es saber que mi hija no quiere hablar conmigo. Hace dos semanas que no sé nada de ella, y cada que intento comunicarme desvía las llamadas. La casa se siente fría y vacía sin su presencia y, aunque Melanie me acompaña algunas noches, no se siente lo mismo. No sé en qué momento la casa que compré con gran ilusión se convirtió en una verdadera agonía.

Sé que necesita tiempo a causa de mis errores, pero no puedo tener tranquilidad ni mucho menos paz al no saber nada de ella. Pueden pasar los años, y puede que ya sea una mujer adulta, independiente y libre de elegir con quien vivir, pero eso no le quita el hecho de que me preocupa mucho su bienestar. Además de que, saber que vive con ese muchacho no me agrada ni un poco.

Era domingo, el día de la feria en el orfanato y Melanie se encontraba muy emocionada desde que traspasó los enormes portones negros de la casa hogar. El orfanato queda relativamente cerca de la ciudad, por lo que fueron pocos minutos los tardamos en llegar.

Los pequeños, las monjas y muchas personas caminaban entre todas aquellas atracciones familiares que les realizan a los niños una vez por mes. Lo que más llamó mi atención, es el poder apadrinar a un pequeño y brindarle tanto cariño como manutención, asegurando sus estudios universitarios en el futuro por si no llegasen a encontrar un hogar digno y de calidad. Me quedé en la espera de ver a Melanie salir de la inmensa casa para mostrar su acto. Como la profesora de música, ha pasado un mes completo ensayando con los pequeños.

Tras verla salir al escenario en un vestido azul cielo, todo a mi alrededor se detuvo. Es una mujer muy bella con la naturalidad de su presencia. Es capaz de enloquecer al que sea con tan solo una tierna mirada de sus ojos y una tímida sonrisa de sus labios.

—Estás muy preciosa — susurré al viento, tal vez esperando que mis palabras llegaran a sus oídos. 

Pasión Secreta[En Físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora